Opinión

Las tres versiones del ‘plan Sánchez y su banda’: así se gestó el discurso más viral de Albert Rivera

El ‘plan Sánchez y su banda’ es el discurso de Albert Rivera que para un buen puñado de españoles retrat

El ‘plan Sánchez y su banda’ es el discurso de Albert Rivera que para un buen puñado de españoles retratará a Pedro Sánchez en la posteridad. Cuando el exlíder de Ciudadanos pronunció aquellas palabras el 22 de julio del 2019 en el Congreso de los Diputados no era consciente del eco que encontrarían años después.

El discurso, más que envejecer bien, ha rejuvenecido con cada pacto que firma el PSOE. Los dos minutos y medio de Rivera en la tribuna del Parlamento explicando el proyecto del presidente del Gobierno se han convertido en el mejor vaticinio político de los últimos tiempos. Y la prueba es cómo se viraliza en las redes e inunda los grupos de Whatsapp cada vez que Sánchez asesta otro golpe más a nuestra soberanía para seguir en La Moncloa.

Rivera llegó a tener tres versiones de aquel discurso encima de su mesa: una más blanda sin estas referencias, otra intermedia y la más dura. Eligió la más dura en la creencia de que Sánchez tenía el pacto hecho con Pablo Iglesias y que todas las discrepancias que se ventilaban en público eran puro teatro. El hecho de que la sesión de investidura descarrilase hizo que las palabras de Ciudadanos fueran muy criticadas entonces, también en los medios de centro derecha. Sánchez y Rivera sumaban la mayoría absoluta en aquel momento, pero ni uno ni otro quisieron ponerse de acuerdo. Esa posibilidad jamás existió.

"Banda" o "banda del doctor Sánchez"

El tiempo ha convertido al ‘plan Sánchez y su banda’ en una de las intervenciones más recordadas de Rivera. Todo empezó una semana antes del debate, cuando Rivera pidió a su equipo de confianza que armase un esqueleto del discurso. El entonces líder de Ciudadanos estaba ingresado en el hospital por una grave intoxicación alimentaria. Y cuando salió a la tribuna apenas se alimentaba de Aquarius y se encontraba en muy malas condiciones físicas.

David Martínez, uno de sus estrategas de confianza y que actualmente sigue vinculado a Ciudadanos, se encerró durante varios días en la sede del partido junto a dos asesores externos. Uno de ellos era Pablo Pombo. Los tres trabajaron bajo la coordinación del secretario de Comunicación, Fernando de Páramo

El equipo buscaba una alternativa al “sanchismo”, que era la coletilla de moda tras la moción de censura. Querían una nueva forma de retratar la alianza de Sánchez con Podemos y todas las formaciones nacionalistas y separatistas. El discurso se dividió en varias escenas para contar este “plan”. El primer borrador hablaba de los socios del PSOE como “la banda del doctor Sánchez”. A los fontaneros de Ciudadanos les parecía una apelación menos dura que “banda a secas”. Y la utilización de “doctor” evocaba la polémica sobre el presunto plagio de la tesis del presidente del Gobierno.

Cuando Rivera salió del hospital empezó a hacer correcciones. Incluyó referencias como la de la negociación de PSOE y Podemos en una habitación del pánico. Esta mención la repitió varias veces. Y decidió quedarse con “banda”. Nada de doctor. El escenario sobre el que trabajaba es que habría gobierno con Podemos. Esa lectura de la situación política le penalizaría muy gravemente en las urnas.

Rivera leyó mal el choque con Iglesias

Sin embargo, Rivera era consciente de que la investidura fallida era una posibilidad y se preparó una versión del discurso más conciliadora que borraba esas referencias. Cuando empezó el debate de investidura, Sánchez seguía sin tener los votos. Pero había negociaciones en curso. Iglesias había renunciado a la vicepresidencia, Zapatero mediaba entre el PSOE y Podemos, e incluso Izquierda Unida amenazaba con saltarse la disciplina de voto para facilitar un Gobierno socialista en solitario.

Pablo Echenique y Adriana Lastra habían avanzado en la cesión de varias carteras al partido morado. La versión oficial dice que la negativa del PSOE a entregar las políticas activas de empleo al partido morado tiró el acuerdo abajo. Parece casi un chiste por lo visto poco después.

Rivera intervenía tras el PP –Cs era la tercera fuerza parlamentaria- y tenía que tomar una decisión. Eligió el “plan y la banda”. Por dos razones. Una por el convencimiento de que ese era el verdadero proyecto de Sánchez a largo plazo. Otra porque estaba seguro de que al final habría investidura.

No la hubo. Y el discurso fue censurado por muchos como excesivo. Ciudadanos se hundió en la repetición electoral de noviembre del 2019 y no ha levantado cabeza desde entonces. Rivera dimitió al día siguiente de las elecciones. Sánchez sigue como presidente. Y aquellos que destrozaron el crédito de Rivera asegurando que el PSOE jamás permitiría aquello que Rivera dijo que Sánchez haría, se equivocaron. El tiempo ha dado la razón a Ciudadanos. El plan sigue. Y Puigdemont se ha unido a la banda.

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