“Sabes tú, -amenazaba el Gran Inquisidor a Jesús- que pasarán los siglos y que la humanidad con su sabiduría y su ciencia, proclamará que el crimen no existe y que, por tanto, no existe tampoco el pecado, sino que existen sólo seres hambrientos.
‘¡Dales de comer y exígeles, entonces, virtud!’, eso es lo que escribirán en la bandera que elevarán contra ti y con la que destruirán tu templo”.
Es paradigmático este pasaje de la Leyenda de Dostoievski para entender el premeditado cambio de papeles que se nos ofrece de la parodia de la Última Cena de los JJOO de Paris 2024, el quid pro quo, que reclama con indignación, como si nada especial hubiese ocurrido, la activista y feminista francesa Barbara Butch, denunciando ante la Justicia de su país ser víctima del “odio abyecto”, del “ciberacoso y la difamación”, ante lo que sólo era “promover la fiesta para todos”.
Siendo siempre injustificadas las amenazas de “muerte, tortura y violación” que la artista recibe, reprobable cualquier tipo de acoso sobre quien es hija de padre francés de origen marroquí y de madre judía, no cabe una especie de polisentido en la parodia anticristiana, como si el crimen no existiese, como si la bandera alzada no fuese levantada contra el relato cristiano, o como si nunca el poder, aun siendo revestido por el ropaje de paradigmas culturales, pudiera ser reprendido, cuando
resulta patente la provocación hacia lo más sagrado del cristiano como es el don de la
Eucaristía.
La gran provocación
En realidad, más allá de este teatro de la gran provocación en que Francia se convierte, la parodia blasfema es quizá sólo un pretexto para algo más serio, para debatir sin ambages sobre la naturaleza del poder, sobre quién manda en el mundo y quién ostenta el verdadero poder, para decirnos la libertad sin límites de la que debemos disfrutar y las formas en las que deberemos expresar nuestra ideología ante los que discrepan abiertamente de ella desde su fe cristiana y católica.
El silencio del Papa ante esta persecución, no ya política sino abiertamente confesional (porque es una confesión la ofendida), resulta extraño al cristiano. No es posible desideologizar la parodia realizada en París contra los cristianos por la conveniencia cultural de despojar de religiosidad lo ocurrido, como si fuera una mera cuestión de gustos, un aditamento festivo como exigencia de la misma celebración.
No hablamos de ningún modus procesandi, no nos confundamos, sino tan sólo de
recordar la tarea de Pedro, para no parecer que los cristianos estuviéramos
huérfanos, aislados en el mismo propósito, en la misión de exhortar y guiar al pueblo
de Dios, de confirmar en la fe a sus hermanos.
No es posible desideologizar la parodia realizada en Paris contra los cristianos, por la conveniencia cultural de despojar de religiosidad lo ocurrido, como si fuera una mera cuestión de gustos
Claro que otros manifestarán que también resultó extraño el silencio de Jesús ante su proceso, dejando todo para la hora señalada, para el gran día del Juicio. “¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?”. Pero Jesús callaba, dice el pasaje evangélico. También para Dostoievski ninguno de los tribunales habría de ser legítimo salvo el del Juicio Final, haciendo siempre vigente el “no juzguéis y no seréis juzgados”. El único poder que puede enjuiciar cualquier tipo de transgresión es el del propio Dios; y cada uno de sus hijos ha de vivir de acuerdo con su ley, perseverando hasta el final. A mí, se me antoja que el poder de este mundo debe ser reprendido, se revista o no del ropaje de códigos ideológicos y culturales, cuando no se respeta la dignidad de aquellos que libremente quieren vivir conforme a su credo religioso, en consonancia con una libertad concedida y confiada por Dios al hombre.
La Leyenda del Gran Inquisidor constituye un debate permanente sobre la fe y la libertad del espíritu humano. Se refiere, por supuesto, a una diatriba sumamente contradictoria, siempre presente, según Dostoievski, en el corazón del hombre, donde el diablo lucha contra Dios. Sin embargo, el afán de libertad no es contrario, como se pretende desde el poder ideologizado, a la fidelidad a la tradición recibida.
Es lo que siempre ha buscado decirnos la Ilustración francesa con inmensa simplicidad bajo la batuta inspirada de Voltaire: “S’il n’existe pas Dieu il faudrait l’inventer”. Pero la humanidad entera ha descubierto a Dios a lo largo de su vida, ya no tiene que inventar ningún Dios ni buscar una libertad que ha recibido como un don, incluso cuando los poderes malignos nos digan lo contrario y pretendan que sus provocaciones son nuestras porque lo suyo sólo significa la más atronadora expresión de la encarnación del amor.
nataliany
Pudo decir lo msmo que de la iglesia : que está tomada por ma$ri co nes , en cuyo caso , las ma$ ri co nas de la prensa , no pararían de ladrarle.
Leo
Hablando de silencios papales ¿Algo que decir sobre Venezuela?
Susanam
Es el colmo. Los ofensores ofendidos
vallecas
Es muy respetable una manifestación artística y rompedora cuando tiene riesgo, incluso riesgo físico para el autor. Elegir una actriz negra para interpretar a la Reina de Inglaterra en 1960 hubiera estado bien, ahora es vulgar y cobarde. ¡¡Estás a salvo detrás del mundo woke ¡¡cobarde¡¡ Los de París igual, wokes, cobardes, LGTB+ y faltos de talento. El Papa Francisco no sabe de que habla, no tiene formación política, económica y social. El Papa Francisco es un iletrado comunista. El Papa Francisco debería arreglar su casa y explicar que es eso de que hay mucho "mari coneo" en el Semanario. Alguna vez me pregunto si el Papa Fra ncisco cree en Dios.
jgarejula2
La Historia de Francia, que no la de los franceses sino la de sus dirigentes, no deja lugar a la duda. La autoproclamada "hija predilecta de la Iglesia" (digo autoproclamada porque así la denominó un papa que estaba en manos de los franceses) salpica sus anales de traiciones a diestro y siniestro, religiones incluidas, en aras del interés personal de sus príncipes, sean éstos republicanos o monárquicos. Desde Lepanto, en donde fueron aliados de los turcos, pasando por sus flirteos con los protestantes, la masacre de San Bartolomé, antecesora del genocidio vandeano, y otras lindezas, y ahora este akelarre perpetrado en nombre del deporte. Francia en toda su grandeur.
Perhaps
Francisco es cada vez más woke y menos papa.
RafaR
Fue una provocación gratuita y chabacana. Muchos artistas, a lo largo de la historia, han deslizado críticas a la Iglesia (del momento) en sus obras. Obras que han permanecido en el tiempo y se han consagrado como parte del arte universal. Lo de este francés "caviar" (¡cómo no!) no pasa de ser una gracieta de abusón de patio de colegio que sólo le ríen los adeptos. Se han cubierto de gloria los franceses, cuyo país ha entrado inexorablemente en una espiral terriblemente decadente. En cuanto a lo del silencio del papa (a este tipo no le pongo mayúscula), nada que extrañe. ¡Qué esperar de un peronista!
Lareforma2024
Pues más parece, por las reacciones provocadas, al menos en medios como éste, que el espectáculo fue diseñado para provocar una catarsis contra lo que mostraba. Si se hubiera hecho así, el resultado es inmejorable. Pero las reacciones han ido más allá de estos medios, pues las declaraciones de Melenchon y de Erdogan, criticando la ceremonia, creo que van más en el sentido de temer que se escandalicen los tibios y les retiren su apoyo, aunque en el caso de Erdogan, sí presupongo sentimiento religioso. Saludos.
CAYMAN
Pablo VI ya dijo : " El humo de satanás ha entrado por las rendijas en el Vaticano". Parecía que tras el el paso de Juan Pablo II y del sabio Benedicto XVI, ese humo maléfico, se había aventado, pero resulta que no era cierto, los restos de ese barniz satánico y masónico, residuos del último Concilio, aún perviven en el Vaticano y este papa peronista, contribuye a sedimentarlo. Su silencio , con respecto a lo de París, asquerosa y repugnante escenificación del mal, no importa a su Santidad. Hay que rezar por el Papa, no queda otra.
Farragut
No fue solo un acto gratuito de pésimo gusto, irrespetuoso y fuera de lugar. Es evidente su perversa intencionalidad de ofender a los cristianos, más de dos mil millones de personas en el mundo, que creen en el mensaje de Jesucristo. El cristianismo ha sido, junto con la cultura griega y romana, la base sobre la que se asienta la cultura occidental y el respeto a la dignidad del ser humano. Al tiempo, ninguna otra religión ha sufrido y lo hace aún, una persecución semejante. Decenas de miles de cristianos han muerto por el mero hecho de serlo. Este papá peronista, desgraciadamente para los católicos, está a otra cosa distinta a la de pastor de almas y es preso de sus constantes contradicciones y tal vez de algo más.
Farragut
No fue solo un acto gratuito de pésimo gusto, irrespetuoso y fuera de lugar. Es evidente su intencionalidad de ofender a los cristianos, más de dos mil millones de personas en el mundo, que creen en el mensaje de Jesucristo. El cristianismo ha sido, junto con la cultura griega y romana, la base sobre la que se asienta la cultura occidental y el respeto a la dignidad del ser humano. Al tiempo, ninguna otra religión ha sufrido y lo hace aún. Comunismo y socialismo, nazismo, islam radical, decenas de miles de cristianos han muerto por el mero hecho de serlo.