Que el indulto es una medida cuya competencia corresponde al Consejo de Ministros es una realidad. Que constituye una medida inevitablemente excepcional pues supone dejar sin efecto una resolución judicial, también. Estas dos premisas han de considerarse a la hora de valorar la posible -parece que incluso probable- concesión del indulto a José Antonio Griñán.
Pero no son las únicas, porque en el caso reseñado deben tenerse en cuenta otras tres. Una, el signo político de quien ha de decidir el posible -probable- indulto. Se trata de un Gobierno integrado mayoritariamente por socialistas y presidido por el actual secretario general del PSOE, máximo líder del partido. Dos, el perfil -también político- del potencial indultado. Griñán ha sido dos veces ministro en los gobiernos presididos por los socialistas González y Zapatero, ha sido consejero de la Junta de Andalucía cuando la presidía el socialista Chaves, ha presidido la Junta con un Gobierno socialista y, en el plano de partido, ha sido presidente del PSOE. Es decir, de consumarse el indulto, supondría que unos socialistas, actualmente presentes en el Gobierno presidido por un socialista, utilizarían una potestad de la que disponen por los cargos que ocupan para favorecer excepcionalmente a otro socialista. Y tres, que el favor consistiría en evitar la entrada en prisión a alguien que ha sido condenado por la comisión de dos graves delitos vinculados con la corrupción política que han supuesto un cuantioso perjuicio económico al Estado y un enriquecimiento ilícito para varios socialistas.
Griñán mantuvo vigente el mecanismo -en realidad, truco- que permitió el ilegal y brutal vaciado de las arcas públicas pese a los numerosos informes contrarios del Interventor General
Convengamos que, por muy ajustada a la legalidad que pudiera resultar la concesión del indulto, en la perspectiva ética y moral no tiene un pase. Porque, además, por muchos esfuerzos que se realicen desde varios y señalados foros y a falta de conocer el texto de la sentencia, la culpabilidad de Griñán parece ser una cuestión de libro. Recordemos que la sentencia del Supremo por la que se ratifica su condena es la tercera resolución judicial dictada en el mismo sentido. Solo un dato: Griñán mantuvo vigente el mecanismo -en realidad, truco- que permitió el ilegal y brutal vaciado de las arcas públicas pese a disponer de numerosos informes del Interventor General de la Junta de Andalucía que reiteraban la absoluta ilegalidad del sistema aplicado. Es decir, conociendo que era contrario a la Ley, mantuvo un sistema de reparto de fondos públicos que, en vez de dirigirse a los que deberían haber sido sus destinatarios, acabó en los bolsillos de varios dirigentes del PSOE, de la UGT y de la Junta de Andalucía. Una corrupción como un castillo.
Con estas coordenadas, la posible -probable- concesión del indulto sería un auténtico escándalo. Qué digo, sería un verdadero ¡escandalazo! Sánchez y sus ministros -socialistas- utilizarían una medida excepcional para salvar a un condenado por corrupción -también socialista- cuyos delitos han permitido enriquecerse ilícitamente a otros condenados -socialistas también-. Me reitero: ¡Vaya escandalazo!
Para evitar, o al menos aminorar, el carácter escandaloso que he reseñado sólo cabría que la concesión del indulto fuera precedida de un amplio consenso político
Solo existe una posibilidad para evitar, o al menos aminorar, el carácter escandaloso que he reseñado y consiste en que la concesión del indulto fuera precedida de un amplio consenso político, consenso que debería incluir a una amplísima mayoría del arco parlamentario y, en especial y de modo imprescindible, al principal partido de la oposición. Solo de este modo, se rompería el esquema ya reseñado por el que mediante el indulto unos socialistas benefician a otros socialistas.
En función de las declaraciones y actitudes públicas -de antes y de ahora- que realiza y mantiene Núñez Feijóo, lograr el citado consenso aparece como algo posible. Lo que ocurre es que, con sus declaraciones y actitudes, la sanchezería parece empeñada en hacerlo imposible. Decíamos el pasado lunes que Sánchez, sus ministros y el resto de sus peones están instalados en la práctica del permanente insulto al líder del PP. Pero en esta última semana, los malditos de la sanchezería han arreciado en el cumplimiento de la orden de insultar a Feijóo. Como muestra, Adriana Lastra -para sus correligionarios, “Lastre”- le ha llamado “machista, retorcido y mala persona”, y la ínclita ministra de Hacienda lo ha calificado como “el señor Mopongo”. Sin duda, además de demostrar falta de cortesía y carencia de argumentos, los sanchistas están cercenando la posibilidad de lograr acuerdos con el PP, incluido que éste apoye la concesión del indulto a Griñán. Ellos sabrán por qué.
LEQR
No solo comentar y quejarse, a firmar en contra por favor: https://chng.it/RGLb59tsXc
Sor Intrepida
Parece ser que la sancheseria,podemía y socios lo de la ética y la moral no saben lo que es.Son fanáticos,una secta que al parecer confunden lo público con sus prebendas y privilegios.La lo dijo el profeta Iglesias:que se olvide la oposición de volver al poder.Puro stalinismo:la dictadura del proletariado.Lo que ocurre es que,afortunadamente,el proletariado no existe y lo sustituyen por ellos.Viven el el XIX con Yoyoli,la intelectual,prologando el "Manifiesto comunista",a estas horas.Eso si modelitos "fashion" a diario,la pelu y el falcon mediante.Y aún tienen su "fieles" que es lo mas preocupante,salvo que sea a cambio de su carguico,que es otra cosa,mas relacionada con su dios que es el vil metal."Los dineros públicos no son de nadie",profetizó otra de sus "iluminadas".
Mazarino
El verdadero problema se encuentra en LOS QUE VOTAN A ESTA MAFIA QUE FORMAN PARTE DE ELLA.
JohnGalt
Aunque figuradamente, al más puo estilo de "El padrino"
Apeiron
El PSOE lleva toda la legislatura rebasando todos los límites de la decencia y también de la legalidad y, a pesar de eso, aún hay millones de españoles que les votarían. Por eso le van a indultar, se van a reír de todos nosotros en nuestra jeta y no les pasará ninguna factura. La pregunta es como es posible que nuestra sociedad haya llegado a este nivel de hooliganismo político, que hace que tantos dejen a un lado su sentido común, su vergüenza y su honradez a la hora de valorar al partido de la que consideran su tribu.
Perhaps
La legalidad no está representada sólo por la letra sino también por la idea que llevó a los redactores a escribirla, lo que llaman el "espíritu de la ley". El indulto tiene validez justo por eso, la letra de la ley no siempre se ajusta a la justicia, el indulto es la figura que se crea para adaptar las sentencias legales a la justicia. En el caso de Griñán y adláteres no hay ni ilegalidad ni injusticia, el indulto no ha lugar, y, de llevarse a cabo, no sólo violaría el "espíritu de la ley" sino que nos declararía internacionalmente como una dictadura bananera.
NormaDin
Un trilero camastrón. Lo de irse al gallinero, es tongo y cuento chino.