El flamante ministro para la Transformación Digital y la Función Pública, Óscar López, nos aseguró el pasado martes, con esa solemnidad pueril a la que nos tienen acostumbrados algunos miembros del Gobierno, que dentro de un mes al Ente Público Radiotelevisión Española no lo va a reconocer ni la madre que lo parió. No lo dijo así, pero ese era el sentido. Dijo: “Les garantizo que el próximo Consejo de Administración de Radiotelevisión Española será el más plural de la historia. Se lo garantizo”. Después, se fue al palco del Bernabéu. Y se fumó un puro.
López pisa fuerte. Con su tocayo Puente descarrilado, Pilar Alegría a la luna de Valencia y Esther Peña cada día más enganchada al Revital, Pedro Sánchez necesitaba reforzar la portavocía. Y quién mejor para complacer los deseos del jefe supremo que aquel que en estos meses de turbación ha sido su principal consejero y paño de lágrimas; el que ha estado al lado del presidente en los momentos más duros, cuando más arreciaba la tormenta de bulos y el fango alcanzaba un nivel que amenazaba inundación.
En ‘Del 15M al procés’ (Deusto 2018), López ya nos avisó: “Desconocer el poder de los medios, y más concretamente de la televisión, es sencillamente una ingenuidad”
Óscar López tiene la oportunidad de aplicar en la práctica los sabios consejos que susurró al oído de su amado líder. Va a ser, junto al dottore Félix Bolaños, personaje clave en ese “plural” komitern que decidirá las medidas del plan para regenerar la democracia y salvar a los periodistas de ellos mismos. Pero como el tiempo apremia (y los juzgados), López se ha puesto de inmediato manos a la obra. A regenerarnos a todos por el artículo 33. O por decreto ley, que viene a ser lo mismo. Órdenes de arriba. Hay prisa. Primera parada regenerativa: RTVE, “la más plural de la historia”. Veamos cuál es el concepto que tiene López de la pluralidad.
Todo indica que de los 15 miembros que compondrán el nuevo consejo de administración del ente, 11 a elegir por el Congreso y 4 por el Senado, el Gobierno, en su infinita generosidad, podría ceder algunos asientos a sus socios minoritarios. No será exactamente así, pero imaginemos por un momento que PNV, Junts, ERC, Podemos, Sumar y Bildu, que entre todos suman un 18,3% del electorado, son invitados a proponer un candidato por formación política, hasta un total de seis. Seis de quince, un 40% de los asientos del consejo de administración para el 18% de la representación popular.
Estos porcentajes no son un mero ejercicio teórico. López hizo mucho hincapié en que el consejo de RTVE no es un nombramiento del Gobierno, sino del Parlamento. En efecto, es a la pluralidad del Parlamento, Congreso y Senado, a la que debería adaptarse la corporación. Pero la pluralidad sin proporcionalidad puede convertirse en fraude. El Partido Popular fue el más votado el 23 de julio de 2023. Su grupo parlamentario es el más numeroso de la Cámara Baja. Pero a pesar de obtener el respaldo del 33,06% de apoyo en las urnas, podría muy bien ocurrir que se quedara sin poder elegir a uno solo de los once consejeros que seleccionará el Congreso.
Confiscar los derechos del Senado
Al aumentar de 10 a 15 el número de “prestigiosos profesionales”, manteniendo inalterada la cuota del Senado, e incluyendo la opción de renovar en segunda vuelta y por simple mayoría absoluta el consejo de la radiotelevisión pública, el Gobierno convierte en papel mojado la exigencia de que aquel sea elegido con el respaldo de dos tercios del Congreso (ley 17/2006). Una maniobra doblemente antidemocrática al cargarse una ley, y su espíritu, por decreto, y cancelar el papel de la Cámara Alta en este proceso. El decreto convierte a los cuatro puestos que corresponde nombrar a los senadores en meros figurantes frente a la abrumadora mayoría de la izquierda y los nacionalistas.
Probablemente, y en ausencia de consenso entre los dos grandes partidos, el PP acabará aplicando el rodillo de su mayoría absoluta en el Senado para elegir a estos cuatro consejeros. No le servirá de nada, salvo para patalear. Una raya en el agua. Por el contrario, el PSOE, con toda seguridad, estará sobrerrepresentado, lo que le permitirá elegir a un presidente de la corporación de máxima lealtad. Con más poder y para seis años.
López ha pasado de la teoría a la práctica, pervirtiendo el concepto de pluralidad mediante un proyecto de decreto que reafirma el control ideológico de RTVE
Óscar López no es un portavoz más. Es el hombre elegido por Sánchez para someter a los medios. Para eso lo ha nombrado ministro. Para controlar los medios públicos y, en la medida de lo posible, poner de su lado o al menos neutralizar a los privados mediante ayudas y subvenciones (a la “digitalización”). López lo tiene claro. Desde siempre.
En Del 15M al procés: la gran transformación de la política española (Deusto, 2018), el entonces senador ya nos advertía de sus intenciones: “Desconocer el poder de los medios, y más concretamente de la televisión, es sencillamente una ingenuidad. Es tan sencillo de entender como que en democracia son los estados de opinión de la mayoría los que deciden dentro del marco legal, y los medios de comunicación de masas son los mayores creadores de opinión en la sociedad actual” (página 91).
López ha pasado de la teoría a la práctica, de cuestionar en un libro el papel de los medios como contrapoder a pervertir el concepto de pluralidad mediante un proyecto de decreto que lo que hace es reafirmar el control ideológico de la televisión y la radio públicas, en atención a las necesidades inmediatas y futuras de su partido y, especialmente, las de un presidente del Gobierno en serios apuros.
Óscar López es un chico listo. En tiempo récord ha sacado adelante una negociación para desbloquear RTVE. ¿Cómo? Cediendo poltronas bien remuneradas en un consejo que acabará siendo un gallinero inservible y confiscando, no en la teoría pero sí en la práctica, los derechos que en este trámite corresponden al Senado. ¿Cómo era aquello? Ah, sí, la televisión más plural de la historia. Ya te vale, López.