Política

El plan B de Puigdemont: Una 'república' con presidentes de 'usar y tirar'

Puigdemont renunciará a la Generalitat pero pretende seguir en el poder. Quiere dirigir Cataluña desde Bruselas con presidentes a sus órdenes de 'quita y pon'

Carles Puigdemont se ha rendido a la evidencia. Anunciará en los próximos días su renuncia a ser investido 'president'. Era una obsesión imposible. El TC se mantiene en estado de alerta, listo para intervenir. El bloque independentista no quiere más presos. Ni más riesgos en el Supremo. 

El expresidente ha puesto en marcha desde Bruselas el 'plan B', siempre desmentido. En estas horas se negocia con enorme dureza. Puigdemont pretende mantener un estatus de presidente, más bien simbólico, y ser él quien designe al presidente legítimo. Es decir, la capacidad del 'dedazo' para teleridigir Cataluña desde Bélgica. 

Jordi Sánchez, se da por hecho, es el elegido. El ex líder de la ANC, está en prisión pero no inhabilitado. Podría personarse en el Hemiciclo para someterse a la sesión de investidura si el juez Llarena lo permite. Tras ser proclamado el presidente de la Generalitat número 131 (según las cuentas de la historiografía nacionalista), volvería a su celda en Soto del Real, junto al otro Jordi.

La mansión de Waterloo

De este modo, el atasco institucional y el 155 quedarían superados. El gobierno de la comunidad, sin embargo, no. La gestión del día a día recaería en el 'conseller en cap' o en el consejero de Presidencia. Cualquiera que sea la fórmula elegida, ese sillón será para Jordi Turull, hombre gris del aparato convergente que se convirtió en uno de los más leales a Puigdemont antes del 1-O. Sería un 'president' en la sombra y, al tiempo, una fórmula de repuesto. 

La presidencia de Sánchez podría durar tan sólo un par de meses. Justo en el momento en el que Llarena le procese formalmente y le inhabilite para ejercer cargo público. Entraría entonces en juego el sistema de relevos que ha ideado Puigdemont. Turull asumiría la presidencia vacante. Como también está imputado, podría ser igualmente inhabilitado en un futuro inmediato. Correría entonces el turno. Quizás Elsa Artadi, la musa del 'procés', que no tiene asuntos pendientes en los tribunales. "Una legislatura con presidentes de usar y tirar", dicen en ERC, donde no se comulga demasiado con esa estrategia. 

El nuevo vértice de la nueva era

Se sucederán, de este modo, los presidentes en el sillón de la Generalitat, al ritmo que marquen los jueces. En Bruselas, sin embargo, permanecerá Puigdemont inamovible. No se ha definido aún su estatus. Quizás 'president de la República Catalana'. Estará rodeado de una serie de asesores y consejeros en un 'Consejo de la República' y hasta su mansión de Waterloo se convertirá en la 'Casa de la República". Una Fundación creada ex profeso recogería los fondos para sustentar esa estructura.

Un acto solemne le consagrará en el cargo, en presencia quizás de la 'Asamblea de electos', grupo de diputados y alcaldes que asistiría a la capital belga para dar realce a la ceremonia. TV3 la transmitirá en directo. En el Parlamento de Cataluña, unos días después, se aprobará una propuesta de resolución para reconocer la legitimidad de Puigdemont como 'president'. Un texto ampuloso que incluirá también un rechazo y condena del artículo 155.

Una nueva era arrancará en Cataluña con Puigdemont en el vértice. Nombrando presidentes, convocando elecciones y dirigiendo el 'Govern'. Estos 'flecos', dicen en ERC, son los que ahora se debaten. Habrá solución antes del martes, añaden. Pero el prófugo de Flandes tendrá que ceder. Nada de 'presidente de la República'. 'Reina madre', y gracias, comentan estas fuentes. 

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