Se llamaba Francis P. Buckley, un inventor de Connecticut que en 1956 patentó un sistema para que las puertas de las neveras se pudieran abrir desde dentro y evitar los accidentes infantiles. Hasta entonces unos 50 niños —solo en Estados Unidos— morían asfixiados cada año en frigoríficos abandonados. Es lo que los anglosajones llamaron 'Muerte por refrigerador'.