Los primeros frigoríficos de consumo eran máquinas muy pesadas que incluso necesitaban varias habitaciones para colocar el compresor mientras que la 'caja fría' quedaba expuesta en la cocina.
No fue hasta 1927 tras dejar atrás el Kelvinator de Frigidaire y el primer modelo de Electrolux cuando General Electric presento su exitoso: 'Monitor Top', un electrodoméstico mucho más pequeño que se popularizó por la facilidad de uso e instalación. Se vendieron más de un millón de unidades en los primeros meses.
El problema del 'Monitor Top' era que usaba como gas refrigerante el dióxido de azufre, un compuesto muy contaminante y que irritaba los ojos de los usuarios con facilidad.
La tecnología avanzaba más rápido que la comercialización de estos modelos antiguos y muy pronto aparecieron los primeros refrigeradores de gas Freón, mucho más efectivo y menos irritante. Tras la segunda Guerra Mundial se dispararon las ventas y empezaron a comercializarse decenas de modelos que mejoraban la eficiencia y el precio del anterior.
El problema de esta gran rotación de aparatos obsoletos fue el reciclaje. Millones de cajas y de frigoríficos viejos y muy poco eficientes fueron desechados por casi todas las familias durante más de 20 años de constante innovación. Cajas con una cerradura o pestillo absolutamente herméticas y sin ventilación que acababan en vertederos o descampados. En los años 60 no existía el reciclaje.
Nadie intuyó el problema hasta que aparecieron los primeros accidentes. Niños jugando en la calle al escondite se cerraban en estas cajas abandonadas sin poder salir por culpa del diseño de estas puertas. Lo que parece un mal cuento de miedo o una anécdota con poca estadística tiene su base y un estudio científico que confirmó aquella tendencia.
El estudio recoge —entre otras cosas— las muertes por asfixia en refrigeradores de menores de 14 años en el Estado de California desde 1960 hasta 1981. 84 niños murieron durante esos años de una población estimada por entonces en 15 millones de habitantes. Extrapolando a los 185 millones que tenían los Estados Unidos durante los 60 se estiman 1048 'Muertes por refrigerador', a casi 50 víctimas al año. Una barbaridad.
La extrapolación de cifras totales es estimativa, pero también están tomadas en el periodo de receso producido por a la innovación propuesta por D. Francis P. Buckley, nuestro protagonista. El 2 de agosto de 1956 el Gobierno de los Estados Unidos promulgaba la "Refrigerator Safety Act", una ley que pretendía terminar con los accidentes infantiles. El texto obligaba a los fabricantes a diseñar unos aparatos que se pudieran abrir siempre desde dentro sin mayor problema. Las penas por incumplimiento de normativa empezaron en 1000$ y llegaron hasta el medio millón en posteriores revisiones .
Lo que convirtió a Buckley en héroe circunstancia fue que la ley también incluía la referencia a las patentes de sistemas diseñados para evitar los accidentes. Las patentes de Silas A Morehouse o de la General Motors estaban basadas en el de Buckley, quién en 1955 —antes de que el gobierno tomase medidas— había sido el primero en anticipar tecnológicamente el problema de la asfixia infantil. No era un sistema con imanes sino capaz de desactivarse sin suministro de energía.
"Si bien se han propuesto algunas estructuras de cierre que pueden operarse desde dentro del gabinete, tales estructuras no proporcionan la solución completa, porque un niño afectado por el pánico puede ser incapaz de operar el pestillo para liberarse del confinamiento sofocante. El objeto principal de esta invención es [...] un sistema adaptado para volverse inoperable o incapaz de retener la puerta en posición cerrada cuando el refrigerador está desconectado de su fuente de energía o cuando falla la fuente de energía", dice la patente.
A raíz del invento de Buckley la curva de accidentes comenzó a descender. De 1.3 muertes por millón de niños en 1960 se pasó a 0,025 muertes por millón en 1980. A partir de entonces las noticias empezaron a ser anecdóticas y protagonizadas por electrodomésticos muy viejos o de arcones con cierres industriales.
La última 'Muerte por refrigerador' data del año 2013 cuando 3 niños de Atamelang, Sudáfrica, fueron encontrados por su abuelo asfixiados en un refrigerador abandonado. Tenían 3 y cuatro años.