La crisis sanitaria, económica y social provocada por la irrupción de la covid-19 y la falta de medidas de prevención políticas ha puesto patas arriba el sector sanitario y está atizando a las trabajadoras sociales.
En el caso de los profesionales sanitarios se han visto obligados a hacer frente a la enfermedad desprovistos de material de protección y de pruebas para detectar si los pacientes a los que atendían estaban contagiados.
Prueba de ello es que España se ha convertido en el país con mayor número de casos de infección en el sector. Más de 50.000 se han contagiado y ya han fallecido cerca de 50 médicos.
La mayoría de los casos positivos en coronavirus se han aislado en sus domicilios. Muchos de ellos han terminado contagiando a sus familias. Lo mismo ha ocurrido con quienes han presentado síntomas aunque no se les hayan hecho tests. Los asintomáticos sin acceso a pruebas han seguido trabajando en hospitales y centros convertidos en vectores de contagio.
En cuanto a las trabajadoras sociales, que desarrollan su actividad en los Servicios Sociales públicos, hospitales, residencias de mayores y proyectos de ONG, están viendo duplicado su trabajo y tampoco cuentan con suficientes recursos para hacer frente al volumen de demandas. Temen un colapso de los servicios de emergencia social peor que el de la crisis económica anterior y su área no estaba preparada para el teletrabajo.
El sector duplica su trabajo
Mercè Civit, miembro de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Trabajo Social de Cataluña, destaca el rol que están jugando las trabajadoras sociales sanitarias "acompañando a las familias" de las víctimas de la covid-19, "movilizando recursos" y "acompañando a enfermos en hospitales y residencias de ancianos".
"El trabajo de los Servicios Sociales territoriales en Cataluña se está viendo duplicado. El número de personas vulnerables ha aumentado a causa de la pandemia. Hay muchas personas que se han quedado sin trabajo y que no se han podido acoger a un ERTE", advierte.
Está demostrado, dice, que no salimos bien de la crisis de 2008. "Los servicios se colapsaron y va a volver a pasar lo mismo o peor: las 'UCIs sociales' van a colapsar", asegura. Según Civit, hay que tomar medidas para pasar del asistencialismo a la inserción laboral y a que las personas tengan autonomía y puedan trabajar. "De la UCI social hay que pasar a planta", apunta.
Además, Civit alerta sobre otras situaciones críticas con las que se están encontrando y que derivan del confinamiento. "La violencia y los malos tratos hacia las mujeres o hacia los ancianos y los abusos a menores no han desaparecido. Se están dando muchos casos y también otros de personas infectadas por coronavirus que están viviendo en muy malas condiciones", cuenta.
Civit insiste en la necesidad de reformar la cartera de Servicios Sociales en Cataluña porque "no se modifica desde hace 13 años". Por otro lado, opina, cada sistema ha de tener su función. "Muchos de los problemas que no acogen otros sistemas del Estado de Bienestar recaen en los Servicios Sociales cuando es un área que no cuenta con solidez ni recursos suficientes", sentencia.
Desempleo y problemas de convivencia
Mar Ureña, decana del Colegio Oficial Trabajo Social Madrid, coincide en que la pandemia ha supuesto un aumento de la carga de trabajo por el aumento de demanda y por buscar cómo afrontar las consecuencias sociales derivadas de la emergencia sanitaria.
Al igual que la Covid-19 supone más riesgo para personas con patologías previas o con más edad, dice Ureña, las consecuencias sociales del coronavirus son más graves para personas y familias con situaciones previas más difíciles e inestables "como madres solas con hijos, personas con empleos inestables o de baja cualificación que se han quedado parados, falta de apoyo familiar, situaciones de conflicto de convivencia que se ve acentuada por la situación no adecuada de la vivienda...".
Según Ureña, las personas están viviendo situaciones de necesidad con mucha incertidumbre. "Nuestra labor no es solo valorar la situación y dar a conocer o gestionar los recursos o programas adecuados, sino también escuchar, acompañar, contener y apoyar en gestionar las crisis", afirma.
Desde el Colegio Oficial Trabajo Social Madrid advierten sobre situaciones de personas mayores que se quedan solas porque enferma su pareja; las dificultades de convivencia en las familias en el confinamiento y situaciones de necesidad económica sobrevenida.
"Aunque se han tomado medidas para fortalecer el sector de los Servicios Sociales, hay que hacer un gran esfuerzo por parte de todas las administraciones porque ya veníamos de una situación de debilidad y fragmentación", advierte Ureña.
Personas mayores desatendidas
Emiliana Vicente, presidenta del Consejo General del Trabajo Social, considera que "si los Servicios Sociales son esenciales deben tener los recursos y medios para poderlos desarrollar". Además, asegura que cerca del 70% de la profesión entiende que su trabajo ha de hacerse de forma presencial.
"Se están produciendo crisis y verdaderos problemas de convivencia en torno a las mujeres, los discapacitados y los adictos. Si para el común de los mortales está siendo complicado, hay situaciones excepcionales que se han agravado", advierte.
Además, Vicente alerta sobre la situación de desatención a la que se han visto abocadas muchas personas mayores. "No es justo ni es constitucional que se preste o no atención sanitaria en función de la edad", zanja. Por otro lado, explica que las trabajadoras sociales se están encontrando con muchas personas que vivían de la economía sumergida y que no han cobrado ni, por supuesto, se han acogido a ERTE.
"Se nos ha acabado el tiempo. Hay que agilizar los procedimientos. Tenemos un reto como país. Es momento de encontrar alianzas y consenso para no dejar a la gente por el camino", señala. Las tres profesionales entrevistadas aplauden y agradecen el trabajo realizado por los profesionales sanitarios durante la emergencia sanitaria y piden "una mayor visibilidad" y "refuerzo" de su sector ante la crisis social económica que empieza a sacudir al país.