Muchos recuerdan con frecuencia el caso de Sócrates, aquel futbolista brasileño que deslumbraba con su juego y que compaginó deporte con su formación en Medicina. Hoy en día tenemos varios ejemplos de deportistas que han dado el salto también al sector sanitario. Es el caso de Susana Rodríguez, la atleta paralímpica que compagina el deporte profesional con su trabajo como MIR en el Hospital Clínico de Santiago de Compostela.
Más allá de nuestras fronteras, otro ejemplo de esta estirpe es Yoo Soo Young, profesor universitario de ingeniería del automóvil y expiloto de pruebas de KIA Motors y piloto de competición de Seúl. En 2014, decidió a actuar junto a su equipo de investigación para que nadie más sufriera las rinitis, cefaleas y dolores abdominales ocasionadas por los productos desinfectantes utilizados para eliminar los gérmenes y bacterias que se concentran en los volantes de los coches. Estos productos le habían hecho tener que retirarse de la competición.
En un volante se concentran hasta 17 veces más virus y bacterias que en el asiento de un inodoro, por lo que su desinfección es fundamental. El equipo del Dr. Yoo trabajó sobre la base de las propiedades biocidas y desinfectantes del dióxido de cloro. Buscaban un dispositivo capaz de liberar dicha sustancia de forma controlada y segura.
Para ello, desarrolló una tecnología basada en un gel de dispersión lenta y una estructura de nanofiltros que permite liberar en el aire una cantidad de dióxido de cloro suficiente como para garantizar su poder viricida, bactericida, fungicida y desodorizante pero muy por debajo del umbral máximo fijado para considerarlo dañino para el ser humano (entre 0,01 y 0,02 ppm frente al máximo recomendado de 0,3 ppm). Es capaz de eliminar el 99,9% de virus y bacterias en el ambiente.
Esta tecnología lleva años usándose en Asia, donde mucho antes de la pandemia de covid ya había una gran concienciación sobre la importancia de las medidas de prevención contra microorganismos. Dr. Sheeld, el producto ideado por este expiloto de carreras, está muy extendido en Japón, Corea del Sur, China y Malasia para la purificación del aire y superficies en espacios cerrados: desde hospitales, clínicas e instalaciones de producción de alimentos, hasta oficinas y locales comerciales, vehículos, hogares y frigoríficos, entre otros.
El producto se ha mostrado efectivo también en la eliminación del virus SARS-Cov-2, causante de la covid-19. La llegada de la pandemia ha llevado a la compañía a distribuir el producto por Francia, Alemania e Inglaterra y llega ahora a España, donde se comercializa a través de distribuidoras farmacéuticas y de productos sanitarios, empresas de seguridad y prevención para diferentes industrias y está disponible en grandes superficies, farmacias y parafarmacias.
Desde la Sociedad Española de Medicina Preventiva señalan que cuanto menos tóxico sean este tipo de productos, mejor. El dióxido de cloro cuenta con un amplio recorrido en desinfección de aguas y en la industria alimentaria, como apunta la guía de esta sociedad científica.