Sociedad

El pesimismo lleva al 41% de la clase media española a ahorrar más en 2012

La intención de ahorro en España aumenta un punto sobre 2011. Además, el 61% de los españoles confiesa haber reducido sus gastos en el último año. Los sectores más afectados son el textil, el de ocio y viajes y el de la alimentación.

  • Una hucha con decenas de monedas de euro a su alrededor.

El ahorro vuelve a estar de moda. El cénit de la crisis mundial parecía haberse superado el año pasado, sin embargo, las turbulencias financieras y los temores sobre las deudas soberanas en Europa han mermado la confianza de los consumidores europeos. La recuperación no deja de retrasarse. En este contexto, no es sorprendente que la intención de ahorro de los europeos se haya incrementado en dos puntos con respecto a 2011, pasando del 31% al 33% actual. Los más ahorradores este año 2012 son los rusos (57%), seguidos de los portugueses (55%) y de los españoles (41%), cuya intención de ahorro se incrementa un punto con respecto al año anterior.

Un estudio realizado por Cetelem en doce países europeos, analiza cómo las clases medias del continente se están resintiendo de los duros efectos de la situación financiera y cómo intentan adaptarse y revisar sus prioridades. El contexto económico incierto obliga a ser prudentes. Por ello, las clases medias europeas gestionan sus gastos, ahorran más e invierten en el futuro de sus hijos. Estas preocupaciones son perfectamente trasladables al caso español, donde la población está muy pendiente de la protección social, del futuro de las nuevas generaciones y de la crisis económica del país.

Sólo el 37% de los europeos que pertenece a la clase media considera que su situación financiera ha mejorado en los últimos 10 años, para un 17% de ellos se ha mantenido estable y para el 46% ha empeorado. En el caso concreto de España, la mitad de los españoles afirma que su situación personal ha empeorado. Y esto se certifica si analizamos el poder adquisitivo. En España, por ejemplo, después de aumentar entre 2003 y 2007, el poder adquisitivo de los hogares ha retrocedido a partir de 2008 y no ha dejado de hacerlo hasta ahora.

Son ya cuatro años de crisis económica. Por eso el estado de ánimo de los españoles está por los suelos y dan una nota de 3,1 sobre 10 a la situación general de su país. Los españoles somos los segundos ciudadanos europeos más pesimistas, por detrás de los portugueses, que conceden un 2,6 sobre 10 a la situación de su país, según datos de Cetelem. En España, los consumidores también notan una degradación de la situación económica con respecto al año anterior. La tasa de desempleo, que no ha dejado de crecer desde el comienzo de la crisis, tiene una clara relación con esta visión mucho más pesimista que la del año anterior.

El 46% de la clase media europea cree que su situación financiera ha empeorado en los últimos 10 años

Por otra parte, el 61% de los españoles ha reducido en general sus gastos durante 2011, frente al 52% de los europeos. Los sectores en el punto de mira son el textil, el del ocio, y los viajes así como los gastos en telefonía e Internet. El estudio revela un aumento de la astucia en el comportamiento de los europeos a la hora de apretarse el cinturón: ahorran en energía (64%), compran productos de gama inferior (61%), visitan tiendas de descuento (casi 6 personas de cada 10) e incluso optan por las compras de segunda mano o inteligentes. De esta forma los europeos demuestran su capacidad de adaptación. En el caso concreto de los españoles el análisis de Cetelem revela que el 68% compra marcas más baratas, un 49% ahorra en energía y el 48% se decanta por realizar compras en tiendas outlet o en webs de compra colectiva.

Sin embargo, y aunque la situación financiera sea extraordinariamente complicada, en el plano material la percepción de las clases medias europeas sigue siendo positiva. Sienten que han ascendido en el escalafón social y que ello ha permitido que sus hijos tuviesen acceso a condiciones de vida en general mejores que las de sus padres (en materia de vivienda, ocio, cultura, vacaciones...). No obstante, los actuales ciudadanos europeos no auguran mejores tiempos para sus hijos.

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