La crisis golpea tan fuerte que está alumbrando todo tipo de negocios, incluso en zonas residenciales de clase media alta, como la localidad madrileña de Majadahonda, que han empezado también a conocer el látigo del paro. Las colas de los setenta en el Monte de Piedad han sido sustituidas por modelos de empeño todavía más indiscretos en su publicidad, aunque algo más anónimos: basta con llamar a un número de teléfono para acceder a un préstamo a cambio del depósito del coche, no a cambio de un anillo o de una pulsera, como antaño rezaba la tradición de los pobres.