Las bandas latinas se instalaron en nuestro país a principios de los 2000. Un cuarto de siglo después, estas organizaciones criminales siguen combatiendo por el terrotorio y mantienen su estructura jerarquizada, aunque han transitado en otros muchos aspectos. Las bandas de hoy han dado un salto cualitativo a su violencia, captan a miembros cada vez más jóvenes y hacen de viviendas okupadas sus pisos francos, según destacan las fuentes consultadas por Vozpópuli.
Poco queda de la rivalidad entre Latin King y Ñetas que causó el terror a comienzos de siglo. Ahora, Dominican Don't Play y (DDP) y Trinitarios, dos organizaciones de raíces dominicanas, copan el protagonismo tras regar de sangre las calles de Madrid, su principal feudo, en los últimos años. Según datos de la Delegación del Gobierno en Madrid, hay unos 800 pandilleros activos en la región y el 40% son menores. La mayoría tienen la nacionalidad española, aunque muchos son de origen sudamericano y existen miembros de otros países.
Preadolescentes de 12 y 13 años son captados en los institutos para que los cabecillas les encarguen las comisión de robos y otros delitos dado que se encuentra en edad inimputable, explican las fuentes policiales. Estos chicos de corta edad también han protagonizado ataques con armas blancas. Fue a comienzos de 2022 cuando las fuerzas de seguridad detectaron un salto en el grado de violencia empleado por las bandas latinas. Ese año se contabilizaron seis crímenes que tenían la firma de los DDP y los Trinitarios. El último homicidio de bandas fue el de Alexito, asesinado en un enfrentamiento entre facciones de los Trinitarios en el barrio madrileño de Tetuán.
Aunque no ha habido que lamentar más víctimas mortales, las alarmas han saltado por el salto de las bandas de los machetes a las armas de fuego. El último ejemplo es el tiroteo en el que, hace apenas una semana, un pandillero de 18 años resultó gravemente herido en Carabanchel. En los últimos tiempos, las bandas han accedido al tráfico de armas de fuego gracias a su mayor capacidad económica, surgida a partir del tráfico de drogas y otros negocios ilegales como las estafas. No obstante, el instructor y experto en armamento ligero José Jiménez Planelles aclara que las principales armas que portan los pandilleros son "punzones, machetes, cuchillos, puñales,navajas mariposa, hachas, etc."
En esa pelea constante por el territorio, los coros organizan caídas, como denominan los pandilleros en su argot a los ataques planificados y sorpresivos contra miembros de otras bandas. En el escrito de acusación de la Fiscalía de Madrid por una de estas agresiones se hace una radiografía de las bandas latinas y, en concreto, de los Trinitarios. Se organizan "con una estructura piramidal y un sistema jerárquico estricto". En la cúspide se encuentra el Suprema, líder del grupo; le siguen el Disciplina, encargado de imponer castigos; el Tesorero, responsable de la gestión económica y la financiación de actividades ilícitas, y el Guerrero, quien organiza ataques y enfrentamientos. Por debajo están los Soldados, que ejecutan las órdenes, y los Probatorias, jóvenes que deben demostrar su valía antes de ser aceptados como miembros de pleno derecho.
Estética y simbología
Uno de los aspectos más llamativos en las bandas ha sido su estética y simbología. Por ejemplo, el escrito señala que la de los Trinitarios es de colores -el verde- y estilo "caribeño". Los DDP, en cambio, suelen lucir los colores de la bandera de República Dominicana (rojo, azul y blanco) y el negro. Sin embargo, las fuerzas de seguridad han detectado que desde que existe una mayor presión policial sobre las bandas, los pandilleros han optado por una estética más "discreta". Ya no se dejan ver con estos colores por las calles para evitar ser identificados por los agentes. Prefieren dejar su simbología para ocasiones especiales y reuniones privadas.
De forma contradictoria, los pandilleros sí se dejan ver en videoclips y vídeos publicados en redes sociales. Muchos coros han hecho de la música una fuente de ingresos y una forma de reivindicar también sus acciones violentas. De hecho, han llegado a escribir canciones con referencias a crímenes que han cometido, como ocurrió con Bárcena y otros miembros del coro de Embajadores de los DDP tras el asesinato del rapero Isaac López en el túnel de la calle Comercio.
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