El Premio Nobel de Química 2020 reconoce merecidamente la creación de las herramientas CRISPR, pero deja fuera al investigador español Francis Mojica que descubrió este mecanismo en bacterias. El científico Lluis Montoliu explica por qué es una gran ocasión perdida.

Un equipo científico chino asegura haber creado los primeros bebés modificados genéticamente con la herramienta CRISPR. Los investigadores habrían utilizado esta técnica en dos gemelas para eliminar el gen CCR5 con el objetivo de que hacerlas resistentes al VIH, la viruela y el cólera. Los resultados no se han podido comprobar porque no han sido publicados en ninguna revista científica.

Los intentos de los autodenominados “biohackers” de alterar la información genética de sus células han hecho saltar las alarmas entre las autoridades sanitarias y los expertos en bioética. Estas prácticas abren el debate sobre si existe el derecho a modificar nuestro organismo a la carta y qué consecuencias tendría.

Científicos españoles utilizan las técnicas CRISPR de edición genética para crear “ratones avatar” con mutaciones idénticas a las de personas concretas. Esta técnica permite experimentar nuevas terapias y multiplica las posibilidades de comprender mejor decenas de enfermedades raras.

La técnica de corta-pega genético CRISPR-Cas9 está viendo limitadas sus aplicaciones terapéuticas por un problema de licencias y patentes, según denuncia un artículo en la revista Science. Al delegar sus creadores en pequeñas empresas privadas, se está formando un cuello de botella que limita el desarrollo de aplicaciones para enfermedades raras o con incidencia en países pobres.