Los doctores nos infunden una mezcla de temor, respeto e incluso ira con sus batas blancas y sus estetoscopios colgados del cuello. Son los grandes protagonistas del hospital. Sus sabios consejos o sus miradas de crítica -deje usted de fumar, haga deporte, no tome grasas ni sal, amigo...- hacen que les cojamos cariño u odiemos siquiera pasar por su consulta. Lo mismo sucede en nuestros televisores, aunque en este caso solamente os presentaremos a los cinco peores de la pequeña pantalla.