Hace mes y medio la situación en la frontera entre Bielorrusia con Polonia y Lituania era preocupante. Las autoridades bielorrusas estaban acarreando inmigrantes de Oriente Medio hasta la línea fronteriza.

Como soy un periodista valiente he decidido desplazarme hasta Lituania para enterarme de verdad como va eso de la Marca España. Acudo en Palanga, una ciudad balneario en el Báltico (una especie de Marbella para los jerarcas rusos) a la exposición Ricard Opisso y contemporáneos. Me cuentan que el arte catalán en particular y el español en general es la última moda entre los potentados de la antigua Unión Soviética, que son los únicos que consumen de todo y por su orden en la maltrecha Europa.