Estaba en una de mis librerías predilectas. Y pensaba en comprarme Línea de fuego, la última novela de Arturo Pérez-Reverte. Dice el autor que con el libro pretende "dar voz a quienes, en ambos bandos y fusil en mano, pasaron hambre, frío y miedo, resultaron heridos o perdieron la vida, quemaron su juventud y luego fueron olvidados". Parece una pretensión demasiado elevada, pero solo leyendo puede saberse si lo ha logrado. Y de repente sonó el teléfono.
-Hola, querido, ¿te has enterado ya?
-Si me dices de qué me hablas, podré contestarte.
-De que cancelan La Pr1mera Pregunta, el programa de los sábados por la noche en Televisión Española.
-Sí, querida, sí.
-Pero si empezó hace poco, ¿no?
-Exactamente ha durado tres semanas. Con sólo tres emisiones se lo cargan. Muchos espectadores no habrán tenido ni tiempo de echarle un vistazo para ver si les gustaba. Pero ya sabes, aquí manda la audiencia. La cosa no ha funcionado, solo ha llegado al 5% de share. Ese dato es mortal hoy en día.
-Digo yo que una televisión pública no debería guiarse tanto por la audiencia, ¿no?
-Claro, tienes razón. Tendrían que tener más paciencia. Si apuestas por un programa nuevo, además por uno como este que pretendía incluir debates diferentes, entrevistas interesantes como la que hicieron el primer día a Plácido Domingo, temas sociales, etcétera, lo mínimo sería aguantar un poco más. No sé, lo promocionas con mayor fuerza, lo retocas, lo rehaces o haces lo que haga falta para intentar reflotarlo pero respetando la idea. Sin embargo, se lo han cargado.
-Hombre, el programa lo tenía complicado. Competía con el Deluxe, con la película de Antena 3 y con La Sexta Noche.
-Esa es la clave. La competencia de los sábados por la noche es muy dura. Resulta harto complicado lograr un formato que enganche y convenza a los espectadores, que ya andan cómodos con programas tan asentados. Precisamente por eso había que tener más paciencia. Quizás La Pr1mera Pregunta era una gran idea, pero no le han dado tiempo. Un desastre, vamos. O, mejor dicho, el desastre continuo en TVE.
Es mejor emitir películas regulares tres semanas seguidas que montar un programa, con todo lo que supone, para fulminarlo así, tan pronto
-Es una pena lo de este programa. Lo vi hace un par de semanas, sería el segundo día, si no calculo mal. El presentador, Lluis Guilera, que antes estaba en el Telediario, y la copresentadora, María Gómez, lo hacían muy bien. El tono del debate y los contertulios eran mejorables, pero bueno, visto lo que hay en otros canales, tampoco estaba mal. Salían varios humoristas encabezados por Carlos Latre, que me sigue pareciendo bueno. Pilar Eyre tenía una sección de temas rosas pero contada de forma diferente a lo habitual.
-Yo insisto en que no era mala idea, tal vez se ha ejecutado con errores, quizás ha faltado algo de talento al venderlo a la audiencia. Al menos era original y tenía cierto riesgo. Pero vamos, para este viaje, querida amiga, mejor hubiera sido ahorrarse las alforjas. O sea, es mejor emitir películas regulares tres semanas seguidas que montar un programa, con todo lo que supone, para fulminarlo así, tan pronto. No recuerdo una decisión tan precoz en TVE.
-Joder, la Mateo está batiendo récords.
Mateo es la "administradora única" que más tiempo ha estado en el cargo, entre otras cosas porque nunca en el pasado hubo un cargo semejante
-Sí, querida amiga, todos los récords negativos. De momento, es la "administradora única" que más tiempo ha estado en el cargo, entre otras cosas porque nunca en el pasado hubo un cargo semejante. Los telediarios, lejos de liderazgo. Las audiencias, en picado salvo por Masterchef y todos sus derivados. La programación, con constantes cambios que luego se revelan injustificables, como eso de cargarse Los Desayunos. La mareante politización de los nombramientos. Del negocio ni hablamos...
-Qué pena.
-Desde luego. Lo peor es que Televisión Española está perdiendo lo más importante, que en la televisión es la personalidad. Salvo por honrosas excepciones, que sobre todo se emiten en La 2, la cadena pública está empezando a ser irreconocible, sin señas de identidad, como si no tuviera alma. Y eso, a este paso, no tiene arreglo.
-Espero que te equivoques.
-Yo también. Y ahora te dejo, que voy a comprarme la novela de Reverte. Al menos me lo pasaré bien con cómo pondrá a caldo a los políticos.
-Adiós.