El ayuno intermitente es una práctica que, con el paso de los años, no ha hecho más que extenderse. Nutricionistas y profesionales de la salud hablan sobre sus beneficios, aunque el hábito no está exento de polémica. Mientras unos apuntan que es capaz de reducir el estrés oxidativo e inflamación, ayuda a la pérdida de peso, previene las enfermedades neurológicas y aumenta la logevidad, otros hablan de desventajas.
Algunos especialistas aseguran que el ayuno intermitente conduce al desarrollo de efectos secundarios como los cambios de humor, fatiga e irritabilidad. Los problemas de concentración y la deshidratación son otras dos de las deventajas de las que algunos hablan, aunque un importante beneficio hace que muchos apuesten por este hábito, sobre todo entre las personas diabéticas: la mejora a la sensibilidad a la insulina.
Qué dicen los estudios
Varias investigaciones desarrolladas en animales resultan prometedoras. Como resultado de varios de estos estudios se encuentra la pérdida de peso, que puede ir desde un 2,5 a un 9,9%. Aún así, aún queda mucho camino por recorrer y no está demostrado que este tipo de dieta sea más efectiva que otras dietas convencionales basadas en el cambio de patrón de alimentación.
De igual manera, algo sí queda confirmado: la resistencia a la insulina mejora al reducir la ingesta de alimentos calóricos. Tras un periodo de ayuno, la sensibilidad aumenta y los niveles de insulina disminuyen, efecto de lo más beneficioso para aquellos que tienden a sufrir picos de glucosa. La revista científica Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism se ha pronunciado al respecto, y afirma que el ayuno intermitente no solo afecta positivamente a las personas diabéticas, sino que también podría ayudar a reducir la necesidad de medicación.
Otras investigaciones, como la realizada en la Universidad Agrícola Hunan, apuntan que realizar ayuno intermitente durante cinco días, seguido de una dieta alimentaria normal durante los próximos diez días tiene efectos de lo más positivos: los pacientes diabéticos que participaron en este estudio llegaron a perder hasta 12 kilos. A su vez, el 90% de ellos pudo reducir su medicación, algunos incluso llegando a abandonarla durante todo un año.
Aún queda mucho por investigar respecto a esta práctica. Por otra parte, los estudios deben continuar avanzando para determinar cuáles son los efectos exactos que tiene seguir este tipo de dieta sobre los pacientes diabéticos, aunque todo apunta que sí puede ayudar a regular los niveles de azúcar en sangre. De igual manera, es importante recalcar las recomendaciones de todo especialista: seguir una dieta equilibrada, hacer ejercicio a diario y mantener a raya los niveles de estrés y ansiedad es clave para todos aquellos que sufran picos de glucosa.