A pesar de tener origen bíblico, el día de los Santos Inocentes se ha popularizado en España por ser la jornada del año en que es posible gastar todo tipo de bromas e inocentadas a familiares y amigos. Cada 28 de diciembre surge una nueva trastada o anécdota que contar, pero es cierto que algunas bromas no pasan nunca de moda y ya se han convertido en auténticos clásicos. Así, destacan cinco de ellas, la primera de lo más común y divertida: el cambio de azúcar por sal.
Para llevar a cabo esta inocentada no es necesario que uno mismo haga la preparación: basta con cambiar el contenido del tarro de azúcar por sal. Una recomendación es hacerlo por la mañana o la noche de antes, para que todo quede listo y la víctima de la broma no sospeche en ningún momento que ha ocurrido algo raro. Estar presente en el momento en que descubre el cambiazo es la mejor parte de todas, y lo mismo ocurre en la segunda de las bromas más populares en este 28 de diciembre: cambiar las horas del reloj.
Esta segunda inocentada puede provocar un verdadero problema, así que es necesario hacerla sabiendo que no hay compromisos importantes ni ningún destino al que llegar de manera puntual. Así, se trata de adelantar o atrasar el reloj -según convenga- para que el despertador suene antes o después de la hora prevista. Se trata de hacer bromas inocentes que no puedan crear un mal momento o situación incómoda en nadie. Finalmente, el objetivo es que todo el mundo se ría y pase un buen día.
El truco de la moneda
Otro de los clásicos, y que desde hace años llena plataformas como YouTube de numerosos vídeos, es el truco de la moneda. Se trata de pegar una moneda en el suelo y observar como alguien se agacha para cogerla, con su consiguiente frustración al ver que se encuentra pegada. Otra opción, aunque algo más difícil de ejecutar, es unir esta moneda -o billete- a un fino hilo. Cuando el inocente se agache a recogerlo es el momento de tirar del hilo y observar su reacción.
Dar un susto a la víctima es la cuarta inocentada que no puede faltar un 28 de diciembre, y es el momento de ser creativos. Esconderse detrás de un rincón o recoveco, o aguardar de forma paciente en una esquina es lo más clásico, pero no es posible cerrar este recopilatorio sin mencionar el auténtico icono y símbolo del día de los Santos Inocentes: el monigote blanco pegado a la espalda de la víctima.