El descenso de espectadores en las salas de cine es la peor película de terror a la que se enfrenta el sector en los últimos tiempos. A la temida piratería, en la que España está entre los primeros puestos por número de descargas, se sumó en el 2012 el aumento del IVA, lo que castigó aún más el bolsillo, ya de por sí maltrecho, de muchos consumidores. Así que a la hora de ahorrar, la mayoría de españoles comienzan por hacerlo en entretenimiento, lo que se traduce, entre otros fenómenos, en salas de cine con un menor número de butacas ocupadas.
Para intentar frenar esta sangría de espectadores, un empresario catalán, Pere Sallent, que gestiona 39 salas en tres localidades decidió importar a su cine El Punt de Cerdanyola del Vallés una iniciativa que funciona con éxito en diversos países europeos: la tarifa plana de películas. Sallent explica que los espectadores pueden comprar una tarjeta mensual con la que por 22,5 euros pueden asistir a todas las sesiones que quieran. Para respaldar su iniciativa, Sallent argumenta que “en Francia este tipo de tarifa plana supone el 25% de las entradas vendidas”. Aunque dice que aún es pronto para hacer una valoración sobre la acogida de la idea, que se puso en marcha el pasado 1 de enero, Sallent apuesta porque “pronto irá calando en los espectadores”. Del mismo modo, asegura que varios cines se han puesto en contacto con él para interesarse por la tarifa plana, “aunque están esperando la reacción de las distribuidoras.
Distribuidoras
Y es que la idea de Sallent, que por ahora solo la ha implantado en uno de sus cines que utiliza a modo de “banco de pruebas”, se topa, según él, con ciertas reticencias de las empresas distribuidoras, algunas de las cuales se quedan con un porcentaje de las entradas vendidas, por lo que si el usuario de la tarjeta va al cine pero no compra la entrada, sus ingresos disminuyen. Sin embargo, Sallent, que asegura encontrarse en fase de negociación con las distribuidoras, cree que estas “no perderán dinero porque lo que se está fomentando es la asistencia al cine. Desde la Federación de Distribuidores Cinematográficos prefieren no hacer declaraciones sobre este tema al ser negociaciones privadas de cada empresa.
Tampoco se muestran partidarios de valorar la medida desde la Federación de Cines de España, porque no hacen “comentarios sobre políticas comerciales de cada sala”. Sobre lo que sí alerta un portavoz es sobre el impacto negativo de la subida el IVA que ha llevado aparejado un descenso de espectadores, que asegura no ha sido mayor gracias a cinco grandes estrenos en los últimos meses: Lo Imposible, Las aventuras de Tadeo Jones, Amanecer Parte II, El Hobbit y la última de la saga de James Bond. “Aunque aún no tenemos cifras oficiales sí que podemos afirmar que la subida del IVA ha coartado una posible recuperación”, añade el portavoz.
Reestrenos más baratos
Pero el IVA no ha sido el único elemento contra el que ha tenido que luchar el cine en 2012. Un verano con eventos deportivos como la Eurocopa y los Juegos Olímpicos hacían temer a los cines Renoir un descenso en el número de espectadores. Así que lanzaron una iniciativa de películas de reestreno por 4 euros en algunas de sus salas de Barcelona y Madrid para intentar contrarrestar los deportes en televisión. La idea funcionó tan bien en Madrid durante el verano, con salas llenas y espectadores que se quedaban sin entradas, que la empresa propietaria de los cines, Alta Films, decidió prolongarla durante el otoño, asegura Alicia Villanueva, encargada de la programación de las salas Renoir. Villanueva explica que tienen pensando volver a ponerla en marcha en primavera “cuando termine la temporada fuerte de estrenos” de las películas que compiten por los principales premios del sector que se otorgan en estos meses. La iniciativa, sin embargo, no tuvo la misma acogida en Barcelona, donde fue retirada a mediados de agosto.
En opinión de Villanueva las salas no tiene solo tienen que hacer frente al IVA y la piratería, sino que también tiene que batallar para no quedar relegadas en una época en la que “los españoles están cambiando su modo de ocio y se está perdiendo la costumbre de ir al cine”. “Hay que buscar fórmulas para que los espectadores acudan a las salas”, sentencia.