Hay un rebrote. Desde hace ya casi una década: el policial, junto con la novela de suspenso, ha ganado una renovada importancia. Sin embargo, dentro de ese fenómeno, este es un género distinto. Tiene unas características muy específicas. Se trata del domestic noir. En él, todo ocurre en el ámbito doméstico. En sus páginas, las historias se cuecen en casa, cual honda y venenosa sopa. Madres que podrían ser las culpables, o no. Hombres cuyas esposas jamás sospecharían de su inocencia hasta que se dan de bruces con las evidencias. Historias donde el personaje femenino se hace central, fibroso. Libros donde las mujeres ya no son el cadáver abandonado en la escena del crimen.
Madres que podrían ser las culpables, o no. Hombres cuyas esposas jamás sospecharían de su inocencia. Eso es el domestic noir
El domestic noir pega fuerte en la apuesta editorial desde hace unos meses. Tan solo para este verano destacan dos desembarcos Fiona Barton, quien se ha servido de sus treinta años de experiencia como periodista de tribunales para escribir su primera novela, La viuda (Planeta), un thriller psicológico que aprovecha un crimen para hurgar en la herida de cuán poco conocemos a quienes nos rodean. En este caso, Barton cuenta la historia de Jean Taylor la "esposa perfecta" del principal acusado de la desaparición de una niña. La segunda apuesta la hace el sello Alianza con Encuéntrame, el debut literario con el que Gilly MacMillan se abrió paso en el mercado inglés en 2015 y que ahora llega a España en la Colección Alianza Negra. Esta novela traza un lado B de la ansiedad y la angustia y la resonancia que esta tiene en un mundo donde todos son jueces: en la prensa, en las redes sociales, en las páginas de Internet.
A ambas historias las unen algunos puntos en común: el suspenso, el crimen como motor de un retrato humano pero, sobre todo, el ámbito doméstico donde ese mal obra y desfigura a sus protagonistas. El universo individual enfrentado a una esfera pública en la que todos son sospechosos, una en la que las redes sociales trituran a aquel que será elegido como objeto del juicio. Ocurre con la novela de Barton, pero también con la de MacMillan. Con énfasis y estilos distintos, pero un mismo punto de partida. El domestic noir está presente en ambas y cobra forma de una manera específica. En ambas novelas, como dice la propia Barton en una entrevista con Vozpópuli, las mujeres "dejan de ser el cadáver en la cuneta”, son la voz y el registro más potente, algo no del todo común en los libros canónicos de suspenso. Lo común en todas estas ficciones, definitivamente amparadas bajo el género del domestic noir, es que lo peor está aquí, a nuestro lado. Por eso, a su manera, ambas pueden leerse como díptico.
Encuéntrame
Una tarde de domingo Ben Finch daba un paseo por el bosque con su madre, Rachel Jenner, cuando desapareció sin dejar rastro. Un descuido, una distracción de Rachel... y el chico, de pronto, ya no está. Desesperada por encontrar a su hijo, Rachel se vuelca en la búsqueda del pequeño, a la vez que debe sortear una avalancha de sospechas y acusaciones veladas vertidas en la prensa, las páginas web, blogs, tuits… Incluso su familia parece mirarla con recelo. El tiempo para encontrar a Ben con vida se agota y ella cae presa de una profunda ansiedad.
Rachel se vuelca en la búsqueda del pequeño, a la vez que debe sortear una avalancha de sospechas y acusaciones veladas
Ese es el punto de partida de la novela de suspense Encuéntrame, el debut literario con el que la británica Gilly MacMillan se abrió paso en el mercado inglés en 2015 y que ahora llega a España publicada por Alianza Editorial en su Colección Alianza Negra. El libro ha sido un auténtico bestseller. Formada en Historia del Arte, la autora inglesa llegó ya madura a la escritura. "Me encantan las artes visuales mucho, pero mi pasión siempre ha sido, la lectura. He leído todo tipo de género. Siempre quise escribir. Era una ambición secreta”, dice al otro lado del teléfono desde Nueva York. Sin duda, la demora, tomarse el tiempo para publicar, valió la pena, ya que MacMillan parece haber volcado las claves de buen lector atento y exigente.
"El mayor reto fue representar ambos lados de una misma situación en la que se encuentran los personajes", asegura . Para transmitir la angustia y la ansiedad de una mujer sobre la que pesa la sospecha, Macmillan usa la voz del policía Jim Clemo, el ingrediente clásico de quien recompone un hecho a partir del acto racional de investigarlo .
Sin embargo, una angustia más fuerte recorre el libro, escrito con una tensión deliberada. Para conseguirlo, MacMillan buscó los peores temores de una madre. “Cuando empecé el libro, yo era madre a tiempo completo, y me pregunté cuál sería mi peor pesadilla. Lo pensé al instante: perder a uno de mis hijos y no poder encontrarlo”. ¿Enloquece esta mujer? ¿Hasta dónde llega y de qué forma? Esa es la gasolina de este libro. Tras Encuéntrame, Macmillan escribió una segunda, The Perfect Girl, de la que la crítica asegura que supone su confirmación y consagración como escritora, que también publicará Alianza. Actualmente trabaja en su tercera novela.
La viuda
"La historia comenzó con Jean, ella es la voz que yo podía escuchar en mis cabeza y que guía La Viuda. Para mí, este libro es la historia de un matrimonio con secretos, es un libro cuánto podemos llegar a conocer a las personas”, explica Fiona Barton reportera de tribunales durante 30 años en el Daily Mail o el Daily Telegraph , quien, tras jubilarse decidió escribir su primera novela.
La muerte, cuatro años después, del marido ejemplar al que ella creyó inocente abrirá paso a la duda
En La viuda, decidió asumir la mirada de una mujer asustadiza, sometida a un hombre brillante y ambicioso involucrado en la desaparición de una niña. La muerte, cuatro años después, del marido ejemplar al que ella creyó inocente abrirá paso a la duda y la incertidumbre sobre quién es la persona con la que ha vivido todos estos años. Esa es la historia de la que parte Barton y que está narrada en varias voces. La de la periodista Kate Waters, la de Jean Taylor, la del inspector de policía Bob Sparkes y la de la madre de la niña desaparecida. Esas las cuatro voces que se intercalan en la novela, que cuenta además con constantes saltos temporales.
El texto, escrito en primera persona cuando habla Jean y en tercera cuando lo hace el resto, cuenta con una prosa directa en la que es perceptible en la que Barton se delata. Hay periodismo y vocación reporteril: "Es muy difícil desaprender lo que has puesto en práctica durante tres décadas, hay muchas técnicas periodísticas en el libro", reconoce. “Muchos periodistas hacemos domestic noir sin saberlo. No me senté a decir quiero hacer un thriller psicológico. Para mí es una historia sobre personas y eso es genial si para mí los personajes. Es una historia que podría ocurrirnos a todos, todos somos susceptibles del engaño”.