Cultura

'El circo de los muchachos': la fascinante historia de la ciudad gobernada por niños

Amazon Prime estrena una miniserie documental de cinco capítulos sobre la aventura del padre Jesús Silva Méndez a las afueras de Orense

  • El circo de los muchachos -

"Los fuertes abajo, los débiles arriba y el niño en la cumbre". Este era el lema de la Ciudad de los Muchachos, un lugar situado a las afueras de Orense, en una finca llamada Benposta, como también se conoció a este lugar, que sirvió también de sede para el Circo de los Muchachos, una escuela fundada en 1963 por el sacerdote Jesús Silva Méndez que dio la vuelta al mundo. Lo que para algunos es un recuerdo lejano para otros es una historia de la que nunca han oído hablar. Sea como fuere, es fácil que nadie haya escuchado esta historia de la manera en la que la cuenta el documental que Amazon Prime acaba de estrenar, bajo la dirección del galardonado Elías León Siminiani.

El circo de los muchachos, título de esta miniserie documental de cinco capítulos, se suma a la fascinación que despiertan otras propuestas como Wild, wild country, la creación de una ciudad idílica a cargo del líder espiritual Osho, con una fórmula similar: una localidad creada en los años 50, en pleno franquismo, con una moneda y un pasaporte propios, y un programa educativo de atención tanto para los menores más desfavorecidos como para otros chicos. En esta utopía, una compañía circense que dio la vuelta al mundo, pasando por Asia, Europa y América.

El documental arranca con una presentación de Jesús Silva Méndez: un cura en vaqueros y chaqueta de cuero, cual estrella de rock muy lejos de la imagen más habitual del cura con sotana, que, tras quedar prendado de la película Forja de hombres (1938), dirigida por Norman Taurog y protagonizada por Spencer Tracy y Mickey Rooney, decide emular al protagonista, un sacerdote que pone en marcha una escuela para niños marginados y consigue convertirlo en un referente de esperanza. Esta iniciativa cristaliza en una escuela gratuita para que muchos niños sin recursos pudieran aprender un oficio.

Según el relato, todo empezó cuando el padre Jesús Silva paseaba en moto por Orense un día de 1956 y se topó con un grupo de 15 chicos, a quienes propuso formar esta micronación. Aunque había visitado un lugar similar en Estados Unidos, la Boys Town creada por el padre Edward Flanagan en Nebraska, su idea no era tanto crear un lugar solo para menores desamparados, sino un microcosmos en el que se concentraran personas procedentes de todos los lugares y condiciones sociales.

Oasis democrático

Lo más curioso de la Ciudad de los Muchachos era, precisamente, cómo logró convertirse en una especie de oasis democrático desde los años 50 en plena dictadura franquista, con un organigrama encabezado por un alcalde y varias delegaciones elegidas por sufragio universal, y un sistema económico y bancario con una moneda propia, que más tarde se llamó corona. En 1963 se trasladó de la casa familiar de este cura a una finca a las afueras de Orense y allí se estableció hasta 2003. 

Lo más llamativo, sin duda, fue la compañía circense, con un éxito global solo superada por la escuela de Moscú. Desde el Grand Palais de París al Madison Square Garden de Nueva York, los espectáculos de arlequines, que aparecían de forma repentina en escena en gran número, inundando todo el espacio, así como otras acrobacias imposibles captaron la atención del público, entre quienes se encontraron Alain Delon, Édith Piaf, Picasso o Dalí. 

El tono de esta serie documental es algo inocente y tiene algo de lúdico en una primera parte, pero la utopía pronto deja ver acusaciones de maltrato por parte de algunos niños y también algún caso de corrupción. Lo que en apariencia era un lugar idílico, pronto muestra sus zonas oscuras a partir de testimonios de quienes pasaron por allí, tanto profesores como alumnos y miembros del circo, que se suman a las imágenes de archivo, entrevistas y multitud de fotos y de ejemplos en la hemeroteca de la gran revolución que supuso este experimento tanto en España como en el extranjero. 

Aquella comunidad de "muchachos comprometidos con la transformación del mundo", en palabras del padre Silva, vio crecer a esos chicos que, con los años, exigieron un puesto no solo en las delegaciones, sino en la cúpula, entre quienes tomaban las decisiones. Es entonces cuando se produce la primera crisis que, sumada a otras desavenencias en el seno del circo, demostraron que la situación no era idílica en Benposta. Pocos años después, tras el cierre del circo que se instala en Madrid, con el beneplácito de Tierno Galván y luego con su rechazo, y tras la muerte de la madre del fundador, empieza una lenta decadencia de esta iniciativa.

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