Uno de los momentos más apasionantes de la historia humana fue el cruce de civilizaciones favorecido por la expansión marítima europea. La entrada de Hernán Cortés a la Tenochtitlán de los aztecas o las penurias de Magallanes y Elcano para bordear América dejaron algunos de los relatos más impresionantes de la historia. Los primeros emisarios de Moctezuma que se acercaron al Caribe a recibir testimonio de aquellos pálidos barbudos llegados del oeste no terminaban de comprender que eran aquellas grandes torres que flotaban en mitad de las aguas, capaces de lanzar truenos. Los mastines, caballos, acero y el propio aspecto de los castellano terminará por espantar a la vez que fascinar a aquellos americanos. En el otro lado, el conquistador extremeño expresaba al emperador Carlos la magnificencia de la capital azteca: “Los que con nuestros propios ojos la vemos, no la podemos con el entendimiento comprender”. Una de las ciudades más grandes del mundo, surcada por canales y coronada con enormes templos maravillaba a los europeos.
El descubrimiento de América fue una grata sorpresa con la que se toparon los barcos castellanos que pretendían llegar a Asia, la tierra de las riquezas. El propio Colón creyó arribar a las costas de Japón cuando desembarcó en Dominicana. El objetivo era la especiería asiática por la que las cocinas europeas pagaban fortunas. Y a finales del siglo XVI, los europeos tenían puertos, factorías y ciudades a lo largo de las costas pacíficas, de India a Japón. Es en suelo nipón y en este contexto en el que está basada la serie Shogun, una adaptación de la novela homónima de James Clavell, publicada en 1975. Un marinero inglés encalla con su barco en playas de Japón y es capturado y separado de sus hombres. El inglés pasa a ser una pieza más en el puzle de la política nipona con varios clanes enfrentados en los albores de lo que será una cruenta guerra civil.
Las intrigas políticas entre estos señores feudales marcan una trama en la que se cuela la fascinación de los asiáticos por las armas europeas y la incomprensión de la “arrogancia europea” cuando la corte japonesa escucha que Castilla y Portugal se han repartido su tierra, y de paso todo el mundo en Tordesillas. Solo como apunte, en el momento exacto de la serie y hasta 1640, el reino de Portugal estaba también integrado en la Monarquía Hispánica de los Felipes (II, III y IV).
Tópicos indestructibles
Llegados al ecuador de la serie, sus puntos débiles son los del 99% de las representaciones históricas aunque más matizado que otras grotescas producciones. Tenemos a los religiosos europeos avariciosos, curiosamente siempre salen comiendo, en habitaciones oscuras repletas de velas a pesar de ser día, en un intento de representar la negrura medieval europea que parece obligada en cada serie. Dan igual las miles de partidas y documentos que detallan los kilos de jabón en los cargamentos navieros de la época, los europeos deben ser sucios y oler mal, de la misma forma que los japoneses son pulcros y ceremoniosos.
También se excede en la representación de la imagen del sapiente líder asiático, con la mirada clavada en el horizonte y que hasta para dar los buenos días parece crear un haiku que verse sobre el vuelo de un águila y los elementos de la naturaleza. Una imagen de sabio que está a punto de levitar y que como la del europeo sucio es casi imposible desterrar en cualquier producción. La temática recurrente en este tipo de ficciones también empapará al espectador con chorros de sangre en tajos perfectos de catanas, emboscadas nocturnas y peticiones de seppuku, el suicidio ritual japonés. Sorprende y se agradece la decidida apuesta por los diálogos en japonés, más de la mitad del metraje es en esta lengua, un recurso que puede espantar a muchos espectadores pero que es crucial en la propia trama y en el peso y papel de la protagonista que cumple funciones de intérprete.
'Juego de Tronos' o 'Succession'
El éxito e influencia de Juego de Tronos en los últimos años ha sido de tal envergadura que existe una tendencia a comparar a cualquier producción que huela a mundo medieval con la adaptación de los libros de George R.R.Martin.
Jonathan van Tulleken, director de los dos primeros capítulos de Shogun, quiso matizar esta comparación: "Es una pieza centrada en los personajes, y sobre todo en la intriga. Es un mundo peligroso donde la violencia puede venir de cualquier lado, pero el verdadero peligro son las maquinaciones. Una conversación puede ser más peligrosa que cualquier otra cosa. Una mejor comparación (que Juego de tronos) sería Succession o House of Cards", explicó el cineasta en la 'BBC'.
Sin_Perdon
¿Disney Channel?. Propaganda woke, no gracias.
E1958
Me parece una manipulación anglosajona de la historia para lavar la cara del repugnante uso geopolitico de la piratería.