La versión más gamberra, picante y desmelenada de Isabel Coixet llega este viernes a los cines con el neo-noir 'Nieva en Benidorm', un film un tanto extravagante, que combina el sol cegador de la Costa Blanca con las noches alcohólicas, la invasión británica y la belleza de los rascacielos. Con esta visión pre-covid, un paraíso deseado en estos momentos incluso por los más elitistas y snobs, y que Coixet convierte en destino cool, la cineasta narra una historia de amor tan inesperada y azarosa como la vida misma.
La puesta en escena es la siguiente: Peter (Timothy Spall) un británico aburrido y sin carisma pierde su trabajo y decide viajar a Benidorm para visitar a su hermano. Allí no se encontrará con él, pero descubrirá que es propietario de un club de "burlesque" y conocerá a Alex (Sarita Choudhury), una de las bailarinas, por la que sentirá una fascinación imparable, contra todo pronóstico. Este encuentro amoroso tiene como decorado un ambiente de thriller que sostienen de manera brillante los españoles Carmen Machi, Pedro Casablanc y Ana Torrent.
'Nieva en Benidorm' sabe a suspense, a cine negro, a misterio, pero también es una película de contrastes entre el infierno y el paraíso, un viaje a lo desconocido, un reencuentro frustrado, un renacer en ese momento de la vida en el que uno cree que ya no hay nada que esperar, y una película simbólica que recuerda cómo la vida, por muy planificada que esté, incluso por el más maniático británico, consigue sorprender y cambiar el curso de lo que estaba previsto. En su cinta, Coixet demuestra que el amor es tan impredecible como un fenómeno meteorológico.
Nunca es demasiado tarde y nunca eres demasiado viejo. En esto creo y lo sé porque lo veo cada día y lo veo en mí. Muchas veces he pensado que no iba a volver a dirigir o que nunca iba a querer a nadie y, de repente, ocurre"
"Lo predecible es aburrido", sentencia la cineasta en una entrevista a Vozpópuli con motivo del estreno en los cines españoles de este film. Esa frase es también su máxima en esta película, con la que una vez más demuestra que cree en el amor, y que el amor "es una fuerza mayor" que, como se ha visto a lo largo de la historia, "está detrás de muchas decisiones". "En todas mis películas se acaba imponiendo", ha señalado la directora de películas como 'Mi vida sin mí' (2003) o 'La vida secreta de las palabras' (2005).
Uno de los mensajes principales de esta película es que "la vida puede empezar en cualquier momento". "Nunca es demasiado tarde y nunca eres demasiado viejo. En esto creo y lo sé porque lo veo cada día y lo veo en mí. Muchas veces he pensado que no iba a volver a dirigir o que nunca iba a querer a nadie y de repente ocurre", ha confesado la cineasta.
Sin tenerlo previsto, Coixet nada a contracorriente de la tiranía de los 20 y los 30, años en los que aparentemente uno tiene que tener más o menos claro su futuro profesional, una relación sentimental estable y un piso en el que vivir y empezar a invertir porque lo demás sería sinónimo de fracaso absoluto. "¿Por qué una mujer de 52 años no puede ser la más sexi del planeta?", se pregunta la directora en referencia al personaje que interpreta Sarita Choudhury. "Creo en el sentido lúdico de la vida, en el riesgo personal, que tiene que ver con la aventura y con probar cosas, coger caminos que no son a los que todo apunta. Esa es mi filosofía de vida", agrega.
En algún texto, Coixet se ha referido a la actriz Sarita Choudhury como un "fenómeno meteorológico". Para la intérprete, cuando alguien es joven suele dar vida a personajes "más sexis" y a medida que uno madura "empieza a ser la abogada". Sin embargo, en 'Nieva en Benidorm' estas dos dimensiones están "en el mismo vestido". "Si eres capaz de salir de tu casa y cerrar la puerta eres capaz de cualquier cosa", ha señalado la actriz acerca de las situaciones azarosas e imprevisibles que propone esta película.
Sylvia Plath en Benidorm
'Nieva en Benidorm' le sirve también a Coixet para preguntarse qué otro destino le habría esperado a la ciudad sin la especulación urbanística y, para ello, toma como símbolo la figura de Sylvia Plath, poeta y novelista estadounidense que paso dos meses y medio en Benidorm en 1957, tal y como Coixet descubrió en los "diarios no expurgados" que se publicaron hace pocos años. "Se entroncó en la película como la posibilidad de lo que hubiera podido ser. Siempre fantaseé con la idea de qué hubiera pasado si no se hubiera suicidado, si se hubiera quedado en Benidorm, y si Benidorm hubiese sido otra cosa. Las cosas se pueden hacer bien o mal y a veces casi por serendipia se hacen mal y es una pena", ha dicho.
'Nieva en Benidorm', más allá de su trama, lleva a reflexionar en lo que ha cambiado el mundo en los últimos diez meses y en lo imaginable que son las imágenes de Benidorm ahora, en plena segunda ola de la pandemia. Tal y como cuenta Coixet, dos semanas después del rodaje comenzó el confinamiento. "Supongo que ese turismo británico de despedidas de solteros desaparecerá y no me parece mal porque no es bueno para nadie", opina la directora, quien confiesa que aborrece "el mundo del teletrabajo" y de las "videoconferencias" que se ha impuesto con la covid.