El género de terror divide a los espectadores, en líneas generales, en dos bandos: quienes lo disfrutan y quienes no quieren oír hablar de sustos, tensión, sangre o miedo psicológico. A los primeros es fácil convencerles para ir al cine casi con cualquier excusa, porque nunca dirán que no, incluso cuando hay riesgo de prolapso rectal, pero a los segundos nunca les parecerá una buena idea. Por ello, el cineasta Ti West llega este viernes a las salas dispuesto a asumir el reto con X, una de las mejores películas de miedo de este año. Es tan buena que incluso los más aprensivos amarán el género de terror.
La historia de esta película es sencilla y lo suficientemente previsible como para que uno se relaje en el asiento y el director haga de las suyas. En escena, una aspirante a actriz, decidida a comerse el mundo y convertirse en una gran estrella, abandona por unos días el club de striptease en el que trabaja para participar en una película porno que produce su novio. Junto a otros dos actores, el director y su ayudante y pareja, llega en furgoneta a una granja en algún lugar escondido del estado de Texas, propiedad de dos ancianos, en la que han alquilado una bucólica casita donde llevarán a cabo las escenas más calientes.
Tal y como se desvela al inicio del filme, en tan solo 24 horas, este paraje tan idílico se convertirá en el escenario del horror y la sangre. Sin embargo, esta no es una película más de asesinatos brutales a jóvenes promiscuos, sino que este subgénero del terror es solo el esquema de una historia contada con más belleza de la que se le presupone y mucho juego en el montaje, tanto que para esta redactora de Vozpópuli ahí está lo más fascinante de esta película.
El chasquido de dedos de Ti West, que golpean al ritmo perfecto de un metrónomo, hace magia de principio a fin en este homenaje a películas como La matanza de Texas y a todo un despertar de la industria más inocente del cine para adultos.
El director, de 41 años, es uno de los nombres más respetados del terror desde que en 2009 dirigió The house of the devil (La casa del diablo, en español), una de las películas de culto del género, aunque lo cierto es que desde entonces los títulos que ha dirigido no han dejado tanta huella. Hasta ahora, cuando consigue salir del circuito de terror en el que se mueve para llegar a una audiencia más amplia y más decidida a acudir a los cines para ver películas estremecedoras como esta, que cuenta además con una atractiva estética setentera, en recuerdo de las películas de explotación de la época.
El porno en los 70
La película se divide en dos partes: una primera hora divertida, que rezuma la inocencia y la ilusión de este grupo de debutantes del porno, entusiasmados por triunfar en una industria incipiente, a las puertas de los años dorados de los videoclubs, y movidos por la energía de una juventud que despierta la curiosidad, la lujuria y la envidia de los anfitriones.
La canción Landslide, de Fleetwood Mac, interpretada a la guitarra por uno de los actores de la película porno, da el paso con una letra que reflexiona sobre el paso del tiempo a una segunda parte en la que todo cambia de tono, y no solo se suceden los asesinatos (como todos pueden esperar, aquí no hay destripe posible) sino una reflexión nostálgica sobre lo inevitable: la vejez.
El terror está de moda. O quizás siempre lo ha estado, pero no siempre ha tenido tan buenas oportunidades como el estreno de X para ganar adeptos
La acción de la película pilota sobre la extraña relación de atracción y repulsión que se produce entre la actriz debutante (Maxine) y la anciana que vive en la granja (Pearl), una bailarina cuya prometedora carrera nunca llegó a despegar. Ambas, por cierto, interpretadas por Mia Goth, tan bien caracterizada en el papel de una octogenaria o nonagenaria. Aquí llega entonces la terrible y temible verdad que es el deseo de no envejecer jamás y el inevitable fin de la pasión y de la belleza.
Hay también en X otras muchas sorpresas, estéticamente tan bien contadas con pantallas divididas, escenas intermitentes y otros artefactos y juegos efectistas. Además, pesar de todo, esta historia terrorífica sobre un rodaje porno frustrado nunca pierde el tono de humor e incluso un poco desternillante en ocasiones, porque Ti West probablemente quiere mantener fresco al espectador ante lo que le espera. Al final, todo es pura diversión.
El estreno de X coincide en la cartelera con la nueva película de Álex de la Iglesia, Veneciafrenia -cinta que inaugura un nuevo sello de terror- y hace pocos meses Paco Plaza estrenó en los cines La abuela, película que también hablaba sobre la vejez y con la que compitió por la Concha de Oro en San Sebastián, un festival en el que el género fantástico es una excepción. El terror está de moda. O quizás siempre lo ha estado, pero no siempre ha tenido tan buenas oportunidades como el estreno de X para ganar adeptos.