El presidente del Teatro Real, Gregorio Marañón, ha reiterado que el coliseo madrileño cumplió el pasado domingo con las medidas de seguridad sanitarias en la función que se tuvo que suspender por quejas de parte del público, aunque tratará de ser "sensible" respecto a quienes tengan "sensaciones subjetivas" de inseguridad por la pandemia de coronavirus.
"Habrá que echarle imaginación y esfuerzo en próximas funciones, no solo para cumplir medidas sino para empatizar con los que sienten prevención por el virus. A ver si conseguimos infundirles tranquilidad", ha explicado en una rueda de prensa.
La próxima función de 'Un ballo in maschera' será el próximo miércoles 23 de septiembre y desde el Real se asegura que aún no se han tomado ninguna medida distinta, aunque se están estudiando. No obstante, han recordado que el aforo de la función suspendida --un 51%-- cumplía con las medidas, así como la distancia entre espectadores.
"No sé a qué normas se refieren"
Antes de esta función, ya se habían celebrado otras dos representaciones de 'Un ballo in maschera': una un preestreno para jóvenes con el* 61,2% de aforo --1.127 personas-- y otra la del pasado viernes, el estreno oficial, con un 63% de ocupación.
Desde el Real se recuerda que la normativa obliga a tener un aforo máximo del 75% --que el coliseo opta por reducir al 65% de motu proprio-- y que no establece separación obligatoria de asientos --a diferencia del pasado mes de julio con 'La traviata', cuando sí era obligatorio y las mascarillas no--.
"No sé a qué normas se refieren los que dicen que las hemos incumplido. Las normas de distancia para los teatros son las mismas que en aviones y trenes, no hay normas de separación. Y no es comprensible que un viajero pudiera pedir que le separen", ha afirmado.
En cualquier caso, Marañón ha defendido que no se trata de "una lucha de clases", en relación a que las quejas provengan de la zona de la parta alta del teatro, donde las entradas son más baratas. De hecho, el presidente del Real ha puesto como ejemplo la función del estreno, en donde el patio estuvo más lleno que la zona conocida como 'paraíso'.
"Vivimos de la venta al público y si se reservan más entradas en platea, pues en esa zona estará más gente. No es fácil, porque la venta es libre y no se puede dirigir, pero intentaremos llevar la sensación de 'confort' a la totalidad de los espectadores", ha apuntado. Por el momento, las próximas funciones se mantienen en su fecha y con las entradas vendidas en un aforo superior al 50% -- y con el mensaje de 'agotadas' en la web--.
Una 'mano negra'
Pese a que ha asegurado no comprender a los espectadores que no aceptaron la devolución del importe de la entrada o una reubicación, Marañón no ve una 'mano negra' en estas quejas que han llevado a una cancelación de una función por primera vez en muchos años --no se ha podido especificar si era la primera vez en su historia--.
"La condición humana es plural. Pero es evidente que el que haya personas que tengan una alternativa y sigan vociferando cuando el maestro levanta la batuta es porque están deseando que se suspenda la función", ha añadido.
Según ha aclarado, un total de 200 espectadores sí aceptó esa reubicación o devolución de las entradas. "Estamos haciendo un esfuerzo para entender a los que han protestado, porque cuanto más comprendamos, más acertaremos en las medidas", ha matizado sobre el resto de personas que no aceptaron ninguna opción.
"Momento terrible para la música"
Respecto a una posible reubicación en próximas funciones de los espectadores que no pudieron ver este domingo la obra, el director general del Teatro Real, Ignacio García-Belenguer, ha reconocido que será muy complicado.
"Hacer una función más es inviable y reubicarlos es difícil porque hay un compromiso de aforo. Lo sentimos por esos muchos abonados y se les devolverá el dinero", ha aseverado.
Mientras el director artístico del Real, Joan Matabosch, ha asegurado "no haber visto nunca nada parecido", el director musical de la obra, Nicola Luisetti, ha hablado de "la primera vez" que le ocurre. "El tenor me miraba para decirme 'para la función' y los cantantes lloraban. Fue un momento terrible para la música", ha concluido.