Entrevista

Altavoz

Arantxa Echevarría dirige 'La infiltrada', la historia real de la policía que fue topo en ETA

Carolina Yuste, Luis Tosar, Diego Anido o Víctor Clavijo protagonizan un thriller sobre la joven policía de 20 años que hizo posible el fin del Comando Donosti

  • Rodaje de 'La infiltrada' -

Fue la única mujer policía que consiguió infiltrarse en ETA. Se convirtió en topo con apenas 20 años y estuvo ocho conviviendo con terroristas y afines a la banda, lo que facilitó el éxito de la primera gran operación contra el Comando Donosti y permitió la detención de dos importantes etarras: Sergio Polo y Kepa Etxebarría. Elena Tejada se convirtió en Aranzazu Berrade para contribuir a la lucha contra el terrorismo, y sacrificó su juventud y su relación con familia y amigos, incluso a pesar de no tener garantizada ni la protección absoluta ni un futuro reconocimiento.Ahora, la historia de esta policía nacional, cuyo rostro apareció en una diana en todas las herriko tabernas y que continúa su actividad desde el anonimato, llega a los cines bajo el título de La infiltrada. Arantxa Echevarría (Carmen y LolaChinas) dirige esta película basada en aquellos hechos reales y Carolina Yuste es la encargada de meterse en la piel de la agente, mientras que Luis Tosar, Diego Anido o Víctor Clavijo, entre otros, se suman al reparto de esta historia trepidante que rememora, entre otros asuntos, el atentado contra Gregorio Ordóñez. La directora de este filme ha hablado con Vozpópuli sobre la importancia de esta película, su relación con el entorno de esta policía o su ausencia en el Festival de San Sebastián. 
Pregunta: ¿Por qué crees que es importante en 2024 contar la historia de esta mujer? ¿Qué simboliza?
Respuesta: Esta infiltración salió en la prensa en su día, porque un periodista describió todo el entramado y su cara estuvo en todas las herriko tabernas con una diana, buscada por todo el comando militar de ETA. Si hubiera sido un hombre, ya se habría rodado y lo habría hecho también un hombre. Cuando supimos de la existencia de esta historia, que no conocíamos casi nadie, que había pasado desapercibida, nos pareció necesario hablar de ello, porque es un ser humano que paró su vida durante ocho años, que fingió ser otra persona, que brindó por la muerte de compañeros, que puso en juego su vida, que cualquier desliz le habría llevado a recibir un tiro en la nuca y que no tuvo ningún reconocimiento de ningún tipo. Era un caramelo, también, como historia, y sirvió además para hacer memoria histórica de lo que ocurrió en el País Vasco, que no hace tanto, pero las nuevas generaciones no lo saben. No lo entienden, no lo han vivido ni lo han estudiado. Es interesante recordar para no olvidar.

"Millones de personas salieron a la calle con las manos en blanco y hay gente que no lo sabe. ¿Cómo puede ser?"

P. Con motivo del estreno de Maixabel hace tres años, Icíar Bollaín hizo referencia a esa ignorancia entre los jóvenes sobre la existencia de ETA. 
R. Antes de rodar la película hicimos una encuesta entre la gente de 18 años y era vergonzante ver que no tenían ni idea. No lo vivieron, a no ser que fueran del País Vasco, y su información era muy sesgada y muy pequeña. Me parece muy interesante que recordemos todo esto para provocar una curiosidad en el espectador y que investigue más si quiere acerca de lo que ocurrió durante tantos años con la socialización del dolor, que es una frase terrible, esto de matar a civiles y de hacer daño donde más duele, con atentados como el de Irene Villa, que a mí me marcaron muchísimo y que se te quedan en la retina para siempre, o lo de Miguel Ángel Blanco y cómo la gente salió a la calle. Millones de personas salieron a la calle con las manos en blanco y hay gente que no lo sabe. ¿Cómo puede ser?
P. La infiltrada respeta la identidad real de esta agente, pero está basada en lo que ocurrió. ¿Cuál era el pacto?
R. La película está basada en personajes reales. Fue una infiltrada, está en paradero desconocido y sigue siendo policía. Nos parecía una cuestión de respeto, aunque si uno busca en internet, su nombre aparece. Hablas de un ser humano que está vivo, que tiene familia y una vida, y ya la estamos poniendo en primera plana y estamos exponiendo su vida, así que nos parecía que así podíamos no trastocarle más su existencia.
P. ¿Has tenido contacto con ella en algún punto del proyecto?
R. Para poder hacer la película llegamos a hablar con los policías que estaban en el operativo, tanto en las escuchas -quienes están en la casa de al lado atentos de lo que ocurría en la casa de Arantxa mientras vivió con los dos etarras- y también con el propio comisario que decidió hacer la infiltración. Ellos tienen una relación de amistad. Primero intentamos conocerla, teníamos mucha necesidad de conocer sus motivaciones, pero ella siempre ha querido tener un perfil bajo, nunca ha querido saber nada, y en un momento dado decidimos seguir sin ella y contar su historia a través del relato de los policías que la conocieron y a través del operativo y de quienes estuvieron alrededor. Lo que sí hicimos cuando tuvimos una primera versión del guion fue hacérsela llegar. La leyó pero no dijo nada, ni bueno ni malo. Imagino que irá a verla pero tampoco sabré qué le parece.

 

P. ¿Has recurrido a la ficción o hay anécdotas reales?
R. Es una realidad ficcionada porque no pudimos hablar con ella, pero teníamos la información de quienes estaban escuchando las 24 horas lo que ocurría en el piso. Había grabaciones que se borraron porque era una situación alegal y no hay documentación física de la que tirar, sino solo el relato de los policías. Hay muchas partes ficcionadas, sobre todo desde el punto de vista emocional y personal, pero todo lo que se ve al final ocurrió de verdad. Era todo tan cinematográfico que la gente piensa que nos lo hemos inventado. 
P. En La infiltrada se reproduce el asesinato a Gregorio Ordóñez en el mismo lugar en el que se cometió, en un conocido restaurante de San Sebastián. ¿Cómo se tomó esta decisión?
R. Eso fue muy duro, porque además lo rodamos el día del cumpleaños de Txapote. Fue sin querer y casual. Alguien lo comentó en el rodaje y nos quedamos todos con mucha tensión. Lo que hicimos Amèlia Mora (coguionista) y yo fue tomar el atestado policial y ver paso por paso cómo fue. Él iba con un chubasquero rojo caminando por el casco viejo de Donosti y se metió en La Cepa a las tres de la tarde, cuando el restaurante estaba lleno. Rodamos en la misma mesa y él apartó a uno de los comensales para tener mejor tiro de Gregorio. Disparó, salió caminando y chocó con alguien que se le quedó mirando y siguió. Ficcionamos que quien choca con él es Arantxa, para situarla en una búsqueda de la identidad, que es de lo que habla la película. Para nosotros era una cuestión de pudor sacar un atentado, así que pedimos permiso a su hermana y a su viuda. Una vez rodado, como es muy explícito -se ve el disparo, es muy duro, y quería que fuera así porque no quería dulcificarlo- se lo mostramos y les prometimos que íbamos a quitar lo que nos pidieran. La vieron y nos dijeron que fue tal y como paso, que no hacía falta quitar nada.

Carolina Yuste, la infiltrada

P. ¿Por qué Carolina Yuste era la actriz más indicada para este papel?
R. Cuando me llamaron los productores solo me dieron el titular y yo lo acepté con Carolina, porque un policía encubierto es lo más alejado que puedo imaginar de mí misma, así que quería hacer este viaje con alguien en quien confiara, que me fuera a hacer reflexionar y a poner en duda todo. Empezamos juntas en Carmen y Lola, nuestra primera película, y desde ahí se creó un hermanamiento. Hay una comunicación ideológica y personal más allá del rodaje. El raccord emocional y físico era muy difícil, la vas viendo cómo se va deteriorando y ganando más capas de angustia, dolor y vulnerabilidad. Con otra actriz habría sido muy difícil. 
P. ¿Alguna víctima ha tenido la ocasión de ver esta película? ¿Has pensado en ellas durante el rodaje?
R. Es una historia real y era muy importante el respeto a las víctimas, el respeto a la policía y a los personajes que aparecen. Hemos hecho una proyección en una reunión de víctimas de terrorismo, en la que yo estaba muerta de miedo, porque en la película aparece un etarra que tiene sentimientos, que es un chaval que es un ideólogo, que entabla una relación con la propia policía. Sorprendentemente a todos les encantó la película. Una víctima de terrorismo yihadista me dijo que se había sentido identificada.

"Aún hay gente que tiene heridas abiertas, pero hay que pensar en el futuro, en cómo curarlas"

P. ¿Qué papel crees que ha tenido el cine a la hora de abordar el terrorismo?
R. No solo el cine, sino Vaya semanita, una serie con la que se trató de quitar hierro ante tanto dolor y sufrimiento. La sociedad ya está preparada para mirar hacia delante, hay otras herramientas, existe una democracia y un foro en el que podemos poner sobre la mesa nuestras ideas, aunque sean contrarias. Al menos la sociedad vasca ya está en ello. Vaya semanita lleva muchos años de emisión y se ha reído siempre de todos los conflictos porque la única manera de pasar página es minimizarlo. Por supuesto que aún hay gente que tiene heridas abiertas, pero hay que pensar en el futuro, en cómo curarlas. 
P. La infiltrada ha llegado a los cines en una semana en la que ETA ha vuelto al debate político con la reforma de la ley de antecedentes políticos. 
R. Con la promoción de esta película no me he enterado muy bien y me gustaría leerlo con calma porque hay que tener mucho respeto con estos temas. Una cosa que pasa es que siempre está la palabra ETA en la boca de los políticos. La sociedad ya ha pasado página y estamos mirando al futuro. Por una cuestión electoral siempre sale algo del pasado y me parece algo abusivo. La polarización es algo que el ciudadano no quiere y los políticos lo usan. La política está instrumentalizando algo que la sociedad ya ha superado. 
P. El escenario natural para presentar esta película parecía ser el Festival de San Sebastián, pero finalmente no fue así. ¿Qué explicación has encontrado a esto?
R. Me habría encantado ir al festival, es uno de los mejores del mundo, y esta es una película rodada en Donosti, pero aquí también hay unos criterios artísticos del comité de selección. Reciben muchas películas y quizás no cabía en la programación. No tengo ni idea de por qué y a veces tampoco sabes por qué sí. Cosas que pasan.

 

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