Cultura

Icíar Bollaín da voz a las víctimas: "La gente joven ya no sabe lo que es ETA y eso es peligroso"

El Festival de San Sebastián se prepara este sábado para acoger una película que probablemente se convertirá en un revulsivo necesario en el discurso sobre el terrorismo de ETA y

El Festival de San Sebastián se prepara este sábado para acoger una película que probablemente se convertirá en un revulsivo necesario en el discurso sobre el terrorismo de ETA y sus secuelas. La cineasta Icíar Bollaín se abre a dedicar un tiempo y un espacio que aún pocos han ofrecido a las víctimas de ETA en su película Maixabel, la historia real de la primera víctima que se atrevió a reunirse con los asesinos de su marido, el político socialista Juan María Jáuregi, y con la que la directora compite en la Sección Oficial del certamen.

Si bien la pasada edición del festival acogió la presentación de Patria, la serie de HBO que adaptó el fenómeno editorial de Fernando Aramburu, una visión ficticia basada en el dolor de las víctimas, este año es el turno de una cinta basada en una historia real pero más increíble que la exitosa serie, tanto que por momentos parece una ucronía. Y su presentación tendrá lugar el mismo día en el que estaba prevista la "marcha solidaria" por Henri Parot -autor de 39 asesinatos- y que finalmente ha sido desconvocada. Las víctimas, hoy sí, tienen la palabra.

Blanca Portillo y Luis Tosar son los protagonistas de esta película, que representa un alegato contra la violencia de ETA, tras su desaparición hace diez años, y que llega para restaurar heridas a través de la empatía con el dolor, tal y como ha señalado Icíar Bollaín en declaraciones a Vozpópuli, con motivo de la puesta de largo de su nueva película en el Zinemaldia. Por un lado, una víctima dispuesta a escuchar a los verdugos de su marido y, por otro, unos asesinos arrepentidos que buscan el perdón.

Pregunta: En Maixabel hay pasajes desconocidos y por momentos parece una ucronía.

Respuesta: Y hay una parte que se conocía poco, que es la disidencia dentro de ETA, lo que generó la vía Nanclares, para llevarles a una cárcel y crear una grieta en un colectivo que era muy cerrado y oír las voces de esa disidencia.

P: Estos disidentes eran traidores para ETA y asesinos para el resto, unos parias.

R: Lo dice uno de ellos en la película: "No nos quiere nadie". Para los suyos son unos traidores y para el resto de la sociedad siguen siendo unos asesinos. Eligen el camino de desmarcarse públicamente de la banda y luego hacer estos encuentros.

Jamás habría hecho este acercamiento a un etarra convencional de los que salen en los homenajes, no me interesan nada, no quiero saber nada de ellos, pero ver la cara humana de estas personas que han hecho esta autocrítica había que contarlo", afirma Bollaín

P: ¿Fue precisamente un riesgo el hecho de humanizar a quien más cuesta escuchar y entender, a quienes han hecho cosas tan terribles?

R: Hay mucho dolor, por supuesto, y hay una aproximación a todo lo que tiene que ver con ETA desde lo emotivo, y yo jamás habría hecho este acercamiento a un etarra convencional de los que salen en homenajes, no me interesa nada, no quiero saber nada de ellos, pero ver la cara humana de estas personas que han hecho esta autocrítica, que han hecho este homenaje y que, como dice Maixabel, ya no son los mismos que mataron a Juanmari en el año 2000, me parece que había que contarlo.

La película se centra en Maixabel, lleva su nombre, estamos con ella, los encuentros se hacen para reparar a las víctimas, y eso es lo que las víctimas comunicaron, que se sintieron mejor, pero sin la otra parte no hay diálogo, no hay conversación, así que había que acercarse a ellos. Es el espectador quien saca sus conclusiones.

P: ¿Estuvo Maixabel siempre abierta desde el principio a contar esta historia?

Ella es muy abierta, muy accesible y muy fácil. Es una mujer que lleva haciendo esto toda la vida: trabajar por la paz y por la convivencia, le parece que contar esta historia es positivo para la convivencia y sin recordar a las víctimas no hay reparación. Porque lo que dicen estos hombres es lo más deslegitimador de la violencia, son los que la han perpetrado y los que reniegan de ella. A Maixabel le parece bien divulgar esta historia, que fue algo muy positivo.

P: Estos encuentros que no gustaron a ETA quizás tampoco son suficientes para otros. ¿Pensaste en quiénes pueden sentirse incómodos con la película?

Para el entorno de ETA es muy incómodo, les dejan muy mal, se habla de lo mediocres que eran sus líderes. Entiendo que no les va a gustar y me parece muy bien. Supongo que hay gente que no crea tanto en el arrepentimiento. Yo creo que es posible. Es verdad que son muy pocos, que no es representativo. En la vía Nanclares -aquellas personas que se desmarcaron de la banda y que pidieron perdón- fueron apenas veintitantos de más de 800 presos, y hubo 11 encuentros. Pero como lo que allí sucedió fue muy potente, es muy insporador y valía la pena contarlo.

La película es un alegato contra la violencia con todas las letras. Cualquiera que tenga tentaciones de generar violencia o las haya tenido lo puede ver como una reflexión: la violencia es atroz, no aporta nada más que dolor", apunta la cineasta

P. Aunque el arte no necesita ser útil, ¿has pensado en las puertas que puede abrir esta película?

R: Va a abrir debates y a remover. Te coloca éticamente como espectador, y uno se pregunta si hablaría o si escucharía. Hay muchas preguntas y la película es un alegato contra la violencia con todas las letras. Cualquiera que tenga tentaciones de generar violencia o las haya tenido lo puede ver como una reflexión: la violencia es atroz, no aporta nada más que dolor. Y veo que la gente joven ya no sabe lo que es ETA, ni siquiera en el País Vasco, y eso es peligroso, porque puedes repetirlo.

P: Uno de los aspectos más valientes de la película es insistir en que no es válida la simetría, como también les insiste la mediadora a los etarras arrepentidos.

Es lo primero que tienen que dejar de hacer: justificarse. De hecho, a algunos de los presos que estaban en Nanclares no les consideraron aptos, tenían que asumir completamente la responsabilidad de lo ocurrido, sin dejar la más mínima grieta, porque eso suponía culpar a la víctima. No hay equivalencias, no hay beneficios penitenciarios, no hay ningún premio y es personal. No representan a nadie ni a ninguna ideología. Son dos personas frente a frente, una habiendo asumido su responsabilidad y otra dispuesta a preguntar y a escuchar.

Había un equipo de mediadores y una mujer que diseño estos encuentros, que se trabajaron durante meses, y los exmiembros de la banda pasaron por muchas entrevistas para que la mediadora estuviera segura de que estaban listos y de que no iban a perjudicar a las víctimas, de que iban a ser sinceros y que iban a decir cosas duras para ellos.

Se habla mucho de las víctimas pero no se las conoce, eso estaba aún pendiente. Así que no tengo dudas, las víctimas son las víctimas, y además son injustas. Son periodistas, concejales o guardias civiles que han tenido una muerte violenta", sostiene

P: Cuando se colocó el cartel de la serie Patria en la plaza de Callao (Madrid) parte de la población se indignó por la simetría que transmitía.

R: Para mí está muy claro quiénes son las víctimas, lo que pasa es que han sido cinco décadas de mucha violencia y también ha habido violencia de estado, violencia policial. Ahora, son distintas violencias y sobre todo es que todavía no se ha hablado lo suficiente de las víctimas de ETA. Aunque Patria ha abierto ese campo y ha puesto el foco, hasta entonces no se había hablado tanto. Se habla mucho de las víctimas pero no se las conoce, eso estaba aún pendiente. Así que no tengo dudas, las víctimas son las víctimas, y además son injustas. Son periodistas, concejales o guardias civiles que han tenido una muerte violenta. Pero creo que ese cartel lo hicieron para provocar, sobre todo cuando colocas las dos imágenes juntas.

P: ¿Habéis tenido contacto con Maixabel, Ibón Etxezarreta y Luis Carrasco?

R: Con Maixabel hablamos mucho, y con Ibón y Luis tuvimos una entrevista muy larga para establecer la historia, y después les hemos llamado para detalles.

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