Las lesiones en el gimnasio pueden aparecer en cualquier momento si no tenemos especial cautela a la hora de practicar ejercicio. Es fundamental saber hacer de manera correcta cada ejercicio y saber también usar las máquinas que pueda haber en un gimnasio para evitar golpes, roturas musculares o lesiones de cualquier tipo.
Hacer ejercicio se traduce en innumerables efectos beneficiosos para la salud y ayuda a prevenir patologías importantes como la obesidad, la diabetes, la hipertensión o las enfermedades cardiovasculares. Siempre debemos combinar el deporte o las rutinas de entrenamiento con una alimentación saludable y equilibrada que nos haga sentirnos mejor por dentro y por fuera.
Pero sucede que, en numerosas ocasiones, empezar a ir al gimnasio o retomar los entrenamientos tras mucho tiempo de inactividad, acarrea lesiones agudas, es decir, que se producen de forma repentina, o crónicas, como consecuencia de la actividad reiterativa de una parte lesionada a lo largo del tiempo.
Muchas de las lesiones que se producen al hacer ejercicio o en el entorno de un gimnasio pueden prevenirse mediante el calentamiento adecuado, el uso de técnicas correctas, la progresión gradual en la intensidad del ejercicio y la atención a las señales del cuerpo. Además, recibir orientación de profesionales del fitness, como entrenadores personales, puede ayudar a minimizar el riesgo.
Lesiones más frecuentes
El doctor Juan Ruiz Trillo, especialista en Medicina Deportiva de Clínica FEMM, señala que las lesiones deportivas más frecuentes de gimnasio son las del aparato locomotor musculoesquelético, es decir, lesiones musculares, articulares y óseas. “Así, encontramos habitualmente esguinces, tendinitis, lesiones musculares como desgarros o roturas fibrilares, o fracturas traumáticas o fracturas de estrés”, indica.
Las regiones anatómicas más frecuentemente lesionadas en el gimnasio son el hombro, la columna y la rodilla, especialmente entre las personas que practican crossfit. La lesión no siempre deriva de la práctica deportiva en sí. “Existen factores predisponentes, como el material deportivo (calzado o material deportivo inadecuado), la técnica (no utilizar técnicas correctas, sobre entrenamiento, correr sobre superficies duras…) o la toma de algunos medicamentos. También predispone haber tenido lesiones previas”, nos explica el especialista.
Las lesiones en un gimnasio pueden variar dependiendo del tipo de ejercicio, la técnica utilizada o el nivel de condición física de la persona, entre otros factores. Algunas de las más comunes que pueden ocurrir en un entorno de gimnasio incluyen:
- Desgarros musculares. Pueden ocurrir al realizar movimientos bruscos o al levantar pesas pesadas sin calentamiento adecuado.
- Tendinitis. Inflamación de los tendones, que puede ocurrir debido a un sobreuso de ciertos grupos musculares.
- Esguinces y distensiones musculares. Resultan comúnmente de levantar pesas de manera incorrecta, utilizar una técnica inadecuada o cargar demasiado peso.
- Lesión en la espalda. Pueden ocurrir debido a malas posturas, levantamiento de peso excesivo o realizar ejercicios de espalda baja de manera incorrecta.
- Lesión en las rodillas. Saltar, correr o realizar sentadillas incorrectas pueden aumentar el riesgo de lesiones en las rodillas, como la condromalacia rotuliana o lesiones del ligamento.
- Lesiones en los hombros. Elevaciones inadecuadas de pesas, malas técnicas de press de hombro u otros ejercicios pueden causar lesiones en esta articulación.
- Síndrome del túnel carpiano. Puede ocurrir en personas que realizan movimientos repetitivos con las manos, como levantar pesas o utilizar equipos de gimnasio.
- Lesión en los codos. Realizar ejercicios de forma incorrecta, especialmente aquellos que involucran movimientos de flexión y extensión del codo, puede causar lesiones en esta zona.
Qué hacer tras una lesión deportiva
En primer lugar, el doctor indica que es recomendable valorar la lesión por parte del médico o especialista para confirmar el diagnóstico y descartar si se requiere tratamiento de urgencia, como sucede en el caso de fracturas inadvertidas. "Cada vez son más frecuentes las consultas por lesiones que se han cronificado por un diagnóstico tardío, incorrecto o porque no se han tratado de forma adecuada, y acuden ya evolucionadas y a veces con peor pronóstico", afirma el doctor.
A veces se producen asociadas inadvertidas en el contexto de la lesión, que son más graves que la lesión inicial. Un ejemplo lo tenemos en las osteocondrales, que ocurren en el contexto de un esguince de tobillo y que, de no tratarse adecuadamente, pueden derivar en una artrosis importante de la articulación. Asimismo, las articulares, musculares y tendinosas, cuando recidivan o se cronifican son más complejas para tratar y necesitan tratamientos más individualizados. Por eso, es tan relevante el diagnóstico del profesional.
Una vez diagnosticada, es importante tratar la lesión de forma adecuada para evitar que se cronifique. “Esto significa consensuar con el paciente cuándo y cómo puede reincorporarse a la actividad física y de manera que se evitan las recidivas. Tanto en el tratamiento como en la reincorporación es muy importante que la persona deportista se apoye en un programa ajustado de rehabilitación”, nos dice el doctor Ruiz Trillo.
Cómo tratar las lesiones deportivas
El doctor aconseja, en primer lugar, “tener en cuenta los factores predisponentes que facilitan la aparición de lesiones, para poder prevenirlas y evitarlas. Y acompañar con un programa adecuado de rehabilitación tanto el tratamiento como la reincorporación a la actividad física. Aunque hay lesiones agudas que causan inicialmente impotencia funcional, como puede ser un esguince de tobillo o una fascitis plantar, tratadas de forma adecuada se resuelven completamente sin ningún tipo de limitación funcional”.
Y es que, habitualmente, la mayoría de las lesiones deportivas responden bien a los tratamientos conservadores y la persona se recupera totalmente. En caso de lesiones que no terminan de curarse, el doctor añade que “puede ser necesario el tratamiento de estas lesiones con terapias individualizadas, que van a depender no sólo del tipo de lesión sino también de estado tisular de la misma y tiempo de evolución”.
Algunos de estos son los tratamientos con viscosuplementación con ácido hialurónico, el lavado de calcificaciones tendinosas, la hidrodilatación en adherencias tendinosas o capsulitis, o las terapias biológicas con plasma rico en factores de crecimiento y suero autólogo rico en citoquinas. Como siempre, la recomendación es informarse respecto a la correcta realización de los ejercicios o recurrir a especialistas deportivos al comenzar a realizar ejercicio por primera vez o al incorporarse a nuevas actividades físicas.