Harvard ha explicado los motivos por los que se descansa mejor los días en los que llueve. Dormir es fundamental para poder afrontar el día con energía. Dar vueltas de una lado a otro en la cama, despertarse en varias ocasiones, esas terminas noches de insomnio... Son solo algunos de los problemas que se pueden tener a la hora de ir a descansar y que hacen que una persona se levante al día siguiente cansada.
Y es que dormir mal puede llegar a afectar a diferentes aspectos de la vida: a nivel personal, social y laboral. De hecho, muchos expertos señalan que existen rutinas para poder conciliar el sueño. Una de esas rutinas es tener una vida saludable. Otra de esas tantas es ir a la cama a la misma hora todos los días y una de las que más suele costar es evitar utilizar el móvil antes de ir a dormir. Eliminar el alcohol y el tabaco, hacer deporte, evitar cenas que sean muy copiosas o bebidas con mucho azúcar, son otros los aspectos a tener en cuenta.
Los estudios realizado explican que dormir bien es esencial para tener una salud buena, especialmente en épocas en las que se vuelve de vacaciones que siempre cuesta más retomar la vida cotidiana. Sin embargo, existen días en los que se descansa mucho mejor que otros. Harvard ha contado que los días de lluvia son en los que mejor se duerme.
Harvard explica el motivo
Un investigador de la Universidad de Harvard ha explicado que el motivo por el que escuchar el sonido de lluvia golpeando el techo o las ventanas ayuda a conciliar el sueño está relacionado con los antepasados y con la memoria cerebral. Y es que los expertos explican que existen tres cuestiones biológicas que ayudan a explicar el efecto casi calmante que tiene la lluvia.
El primero de ellos es el ozono. Y es que cuando se pronostica que va a haber tormentas con actividad eléctrica se libera gas ozono en las capas bajas. Este tiene un olor metálico que a algunas personas les recuerda a la limpieza y les da sensación de seguridad, según explica Harvard. De hecho, la palabra ozono viene del griego "ozein" que significa oler. Este tipo de gas protege a los humanos de la dañina radiación de UV, B y C del Sol. Además, está presente cerca de la superficie. Es aquí donde se puede respirar y llegar a sentir el aroma.
Otro de los motivos que destaca Harvard es la melatonina, conocida como la hormona del sueño. Según explican los expertos cuando hay sol, el organismo deja de producir esta famosa hormona debido a que sus cantidades varían dependiendo del ciclo diurno/nocturno. Hay que tener en cuenta que la luz del sol hace que la retina del ojo envíe diferentes impulsos a la glándula pineal que detiene la producción de la melatonina.
Conforme cae el sol o en los días nublados y de lluvia, la oscuridad es dominante y los impulsos de luz que se envían al cerebro disminuyen. Esto hace que la glándula pineal empiece a secretar la melatonina.
Y por último, Harvard señala el recuerdo del pasado. A pesar de que con los años se evoluciona, hay algunos aspectos que se heredan. Este factor tiene una relación con el descanso y la lluvia. Y es que los antropólogos han llegado a contar que "heredamos el gusto por el olor a tierra mojada" debido a que en la Prehistoria este olor era sinónimo de vida, supervivencia y bienestar que anunciaba el fin de una época de sequía.
Cuando se habla de ese olor a lluvia o a tierra mojada se hace de ese aroma que se genera en el momento que cae el agua en el suelo. Este olor puede llegar a viajar varias kilómetros y recibe el nombre de petricor. Ese aroma mezclado, por ejemplo, con el de los aceites de los árboles puede llegar a tener un efecto somnífero.