Seguro que has notado que desde marzo te encuentras peor: de mal humor, no te puedes concentrar, estás engordando y un largo etcétera de males del primer mundo que antes no te ocurrían.
La causa de todos estos problemas es evidente: la fatiga pandémica, contra la que no se puede hacer nada. No obstante, hay otro factor que puede estar relacionado con tu 'deterioro', y es el hecho de dormir mal.
El insomnio ya era trastorno del sueño más frecuente en España, con una incidencia de entre el 20 y el 30%, pero desde marzo se ha agravado considerablemente. El cambio brusco de rutinas, no movernos apenas, salir poco a la calle y las excesivas horas que nos pasamos mirando pantallas hacen que por la noche nos sea casi imposible conciliar el sueño.
Pero hemos de intentar dormir bien, ya que la mayoría de nuestros problemas vienen de ahí.
Las consecuencias reales de no dormir bien que nadie te ha contado
Sabemos que dormir es necesario, pero aún hoy no somos conscientes de la importancia que tiene el buen descanso, y sobre todo, de lo contrario: de lo que nos afecta no tener un sueño reparador de forma diaria y recurrente. Tu humor, tu sistema inmune o tu memoria son algunos de los terrenos afectados a corto plazo. La experta en descanso y bienestar, Jana Fernández, analiza estas consecuencias que nos afectan a todos los niveles.
1) No dormir y el humor
Blanky ha realizado recientemente una encuesta sobre hábitos de sueño y el 47% de los encuestados admite que cuando no ha dormido bien, se siente cansados y de mal humor como consecuencias inmediatas. Según Jana Fernández, esto es normal porque el sueño regula el humor.
“El sueño es un factor determinante en nuestra habilidad para gestionar estresores emocionales, y es la fase REM (Rapid Eye Movement) del sueño en concreto la que más influye en la regulación emocional manteniendo a la amígdala, el centro emocional del cerebro, bajo control. Por eso, después de una noche en que no hemos dormido bien, nos encontramos de peor humor, más irascibles e impulsivos”, asegura la experta.
2) No dormir y la concentración
Cuando llevas muchas horas despierto, tu cuerpo reacciona como si estuviera ebrio. “Se calcula que después de 17 horas despierto tu capacidad de concentración se sitúa a los mismos niveles que tendrías con una tasa de alcohol en sangre de 0,05, suficiente para dar positivo en un control de alcoholemia”, dice Jana.
3) No dormir y los recuerdos
Despertarse durante la noche es uno de los trastornos más comunes de sueño. Esto dificulta que puedas cumplir tu ciclo REM, y, entre otras cosas, dificultes que tu cerebro almacene nuevos recuerdos.
“Es precisamente en la fase de sueño REM cuando se produce gran parte de la consolidación de las experiencias vividas durante el día en nuestra memoria. Los recuerdos no se encuentran en un lugar específico del cerebro sino repartidos por toda la corteza cerebral, pero sí que existe un gran registro de recuerdos ‘archivado’ en el hipocampo, la zona del cerebro que primero ataca el Alzheimer”, afirma la experta.
4) No dormir y las calorías extra
Otro de los daños colaterales de no dormir bien: las calorías de más que ingerimos para “saciar” la ansiedad que esto nos causa.
En 2011, el American Journal of Clinical Nutrition puso una cifra al número medio de calorías que ingerimos de más cuando no dormimos bien: trescientas extra al día.
La privación de sueño parece aumentar la actividad de nuestra amígdala y disminuir la del corteza prefrontal, aumentando el número de decisiones que tomamos de forma impulsiva buscando una recompensa inmediata.
5) No dormir y el Alzheimer
Según estudios recientes, no dormir tiene relación con esta enfermedad. Jana Fernández lo explica: “El sistema glinfático es un mecanismo de autolimpieza del cerebro responsable de eliminar la basura molecular que se genera por la actividad natural del metabolismo del cerebro. Éste es mucho más activo durante la noche que durante el día. Es decir, que el sueño es la ‘ducha diaria’ que nuestro cerebro necesita para eliminar residuos como la proteína beta-amiloide, asociada con el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer”.
6) No dormir y los virus
El 85% de los encuestados admite que sus niveles de estrés están altos o muy altos desde que empezó la crisis de la covid-19, y como consecuencia derivada, el 75% expone que la calidad de su sueño desde entonces es mala. Es innegable que la llegada de esta crisis ha tenido un impacto emocional en la población y cómo esto acaba afectándonos a nuestro descanso, pero hay otro tema que tenemos que abordar para cerrar el círculo vicioso: dormir mal golpea a nuestro sistema inmune, lo que a su vez nos deja más vulnerables ante un virus.
Y esto es todo por hoy, lector. Intenta descansar bien y todo irá sobre ruedas.