Bienestar

Cinco superalimentos que no sabías que lo eran y que debes incluir en tu alimentación

Aunque no son milagrosos, estas comidas pueden aportar beneficios saludables, vitaminas y prevenir algunas enfermedades para que nuestra salud esté como un roble 

  • Cinco superalimentos que no conoces y debes incluir en tu alimentación

¿Sabes qué son los superalimentos? Este término tan de moda se refiere a aquellas comidas cuyo potencial nutritivo o nutricional los hace muy interesantes desde el punto de vista de la salud por su alta concentración de antioxidantes, grasas saludables o vitaminas. Algunos son más conocidos, como el aceite de oliva virgen extra y las legumbres, imprescindibles de la dieta mediterránea, pero seguramente hay muchos que no tengas en mente y que son igual de imprescindibles.

Además de cuidar de nuestro sistema digestivo, aportar energía, actuar como antiinflamatorios e inundar nuestras células de importantes nutrientes que a menudo escasean en el organismo, algunos de estos alimentos de gama superior pueden ayudarte a cuidarte por dentro y por fuera acelerando la quema de lípidos.

Sin embargo, debes tener en cuenta algo muy importante: por sí solo ningún alimento, sea el que sea , puede ofrecer todos los nutrientes y la energía que necesita nuestro organismo, ni tampoco reducir el riesgo de enfermedades. Según siempre dicen los nutricionistas y endocrinos, la verdadera clave para mantener fuerte nuestro sistema inmune y disminuir posibles patologías es llevar una dieta saludable, hacer ejercicio físico (al menos 30 minutos al día) y dormir bien.

Quinoa

Superalimentos para tu salud

Bayas de goji o de açaí, semillas de chía, té de macha o kale son algunos alimentos de nombre extraño y procedencia casi siempre exótica que seguro que has escuchado que son muy buenos para tu salud y que tienen propiedades increíbles, pero según los expertos muchos son solamente productos del marketing y las redes sociales y no por la investigación. Ver atribuidas en internet a estos productos supuestos beneficios con efectos incluso milagrosos, pero la gran mayoría no cuentan con evidencias científicas. Además, no hace falta irse tan lejos para tener comida en tu nevera con verdaderas propiedades.

El bimi es una hortaliza a la que se le atribuyen los mismos beneficios de las coles, pero con más intensidad

Uno de los alimentos, que además está de moda, es la quinoa. Es un pseudoceral pero se parece a las legumbres, aporta proteínas de alto valor biológico y también es muy rica en fibra de fácil digestión. Esto repercute en una buena salud del tránsito intestinal previniendo enfermedades como el cáncer de colon. Son un aporte de hidratos de carbono complejos, que es nuestra fuente de energía diario. No tiene gluten y es muy rica en aminoácidos. Además, se prepara igual que un arroz hervido y se puede mezclar con verduras salteada o con ensalada.

Los alimentos fermentados, como los lácteos o el queso, son ideales para mantener nuestro intestino saludable, lo que se traduce en que nuestro organismo se quede solo con lo necesario y pueda eliminar las grasas malas que luchan por almacenarse en tu vientre y muslos. Ante la cada vez más común intolerancia a la lactosa, hace tiempo que los especialistas recomiendan el consumo de verduras y frutas que hayan pasado por un proceso de fermentación, ya que durante este se enriquecen sus nutrientes, sobre todo las vitaminas de los grupos B y C. Más allá del chucrut o el kimchi, Petrucci y Flynn recomiendan hacer este proceso nosotros mismos con otras hortalizas como remolacha o zanahoria.

Bayas de aronia

Seguro que no las conoces, pero las bayas de aronia, también llamadas bayas de manzana, son consideradas superalimentos y, aunque parecen arándanos, pertenecen a la familia de las frutas de pepita. Tiene una ventaja pragmática en contraste con otra y crecen también en nuestras latitudes. La aronia tiene un alto contenido en polifenoles, especialmente flavonoides, lo que hace que tengan un efecto antiinflamatorio y aporten al organismo multitud de antioxidantes que aseguran la renovación de las células cutáneas.

Y eso no es todo: para aquellos que sufran hipertensión, también deben optar por este fruto, porque reduce la presión arterial. Además, ayuda a prevenir las alergias, las molestias estomacales, las enfermedades de hígado, riñones y vesícula biliar y son ricas en minerales: contienen potasio, magnesio, calcio, hierro y zinc. ¿Quieres comprarlas? Se venden en mercados biológicos y en algunas farmacias y se pueden consumir en zumos, té, mermelada y, por supuesto, naturales.

Jengibre y bimi

El jengibre es un superalimento porque aporta vitaminas, minerales, fitonutrientes y fitoquímicos que previenen la aparición de enfermedades. Y es que esta planta ya se usaba tradicionalmente para tratar problemas digestivos la India, Japón y China, donde se cultiva. Disminuye los dolores reumáticos, musculares y menstruales gracias a sus propiedades analgésicas y antiinflamatorias. De hecho, en Asia se usa en forma de aceite para dar masajes al actuar como calmante del dolor articular.

jengibre

Gracias a sus excelentes cualidades estomacales, esta planta perteneciente a la familia de las zingiberáceas es un notable remedio que ayuda al sistema digestivo porque estimula el páncreas, lo que motiva el aumento de enzimas en las zonas intestinales a la digestión y evitan la sensación de barriga hinchada y la aparición de gases. Además, se recomienda para las dolencias gastrointestinales como las náuseas, las indigestiones, los cólicos y las diarreas.

Por sí solo ningún alimento, sea el que sea , puede ofrecer todos los nutrientes y la energía que necesita nuestro organismo

El bimi es una hortaliza a la que se le atribuyen los mismos beneficios de las coles, pero con más intensidad. Tiene un 60 % más de compuestos bioactivos que el brócoli y, además, nuestro organismo los absorbe mejor. Otra propiedad de este superalimento es su alto contenido en vitamina C (aunque inferior al de de la naranja), aunque es posible que sus cualidades puedan perderse según la forma en la se prepare. Es mejor consumirlo crudo o cocinarlo al vapor en vez de hervido.

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