Ciencia

El tiburón que se comió a Piolín

Un equipo de investigadores descubre con sorpresa que gran parte de la dieta de los jóvenes tiburones tigre en el Golfo de México incluye pequeñas aves terrestres, algo que se desconocía hasta ahora.

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Los tiburones tigre  (Galeocerdo cuvier) son depredadores oportunistas que comen casi cualquier cosa, desde delfines a tortugas y ruedas de coche, lo que les ha valido la reputación de ‘basureros’ del mar. Pero lo que no sabíamos hasta ahora es que durante la etapa de juventud, antes de alcanzar los 4,5 metros de longitud, estos animales se alimentan en buena parte de aves. Pero no de aves marinas como gaviotas y pelícanos, sino de pequeñas aves terrestres que podemos encontrar en nuestro patio trasero, como gorriones, golondrinas y chochines.

Lo ha descubierto el equipo de Marcus Drymon a partir del análisis del contenido del estómago de 105 tiburones tigre en el Golfo de México, de los cuales 41 tenían restos de aves. En el año 2010, explica, capturaron uno de estos animales en la costa de Mississippi/Alabama que regurgitó plumas de pájaro antes de ser etiquetado y liberado. “Recogimos las plumas para una inspección posterior y la identificación visual y el análisis de ADN indicaron que pertenecían a un cuitlacoche rojizo (Toxostoma rufum)”. Posteriormente, entre 2010 y 2018, los científicos hicieron los muestreos mensuales en el Golfo de México cuyo resultado se revela este martes en la revista Ecology.

“Los tiburones tigre ven una presa fácil y se la tragan, pero me sorprendió descubrir que los tiburones estaban comiendo aves cantoras, porque asumí que comerían aves marinas”, asegura Kevin Feldheim, coautor del estudio e investigador del museo Field de Chicago. “Es uno de los proyectos más interesantes en los que he participado para descubrir una historia a partir del ADN”. Los autores tuvieron que recurrir al análisis genético porque los restos recogidos del estómago de los escualos estaban parcialmente digeridos. Al compararlos con las bases de datos disponibles, se llevaron la sorpresa. “Ninguno de ellos era de gaviotas, pelícanos, cormoranes o cualquier otro tipo de ave marina”, asegura Drymon. “Eran todas aves terrestres”.

Algunas de las plumas halladas en el estómago de los tiburones

En concreto, en los 41 casos de los 105 en los que se encontraron restos de aves, los investigadores identificaron 11 especies: ocho golondrinas comunes (Hirundo rustica), un pitirre americano (Tyrannus tyrannus), un chochín criollo (Troglodytes aedon), una mascarita común (Geothlypis trichas), un cucarachero pantanero (Cistothorus palustris), un turpial oriental (Strunella magna), un gorrión pantanero (Melospiza georgiana), una tórtola aliblanca (Zenaida asiatica), un chupasavia norteño (Sphyrapicus varius) y una única ave acuática, una focha americana (Fulica Americana). Por supuesto, no es la primera vez que se documenta que los tiburones tigre comen aves. “Hay un lugar en la costa de Hawái en la que las crías de albatros aprenden a volar y los tiburones tigre adultos los atrapan”, explica Feldheim. Pero es la primera vez en que se documenta que comen aves que viven principalmente tierra adentro. ¿Y cómo sucede esto? Principalmente porque las atrapan durante periodos de migración en las que los pájaros caen accidentalmente al agua.

Estas aves sobrevuelan el océano durante las migraciones, pero muchas se cansan y caen al mar durante las tormentas

“Los tiburones tigre recogen a las aves cantoras que tienen problemas sobrevolando el océano”, explica Feldheim. “Durante la migración, ya están agotadas y cuando se cansan caen al mar durante las tormentas. Además, son una presa mucho más fácil para los tiburones que las aves marinas, pues estas últimas se desenvuelven mucho mejor en el agua. Los autores creen que este trabajo puede ayudar a mejorar los programas de protección de los tiburones, que en general están amenazados en todo el planeta. Al mismo tiempo, es otro ejemplo de cómo la genética puede ofrecer datos que hasta ahora ni siquiera sospechábamos. “Nos demuestra todo lo que todavía podemos aprender de los tiburones en general y las cosas que el ADN nos puede decir que la observación no nos aporta”.

Referencia: Tiger sharks eat songbirds: scavenging a windfall of nutrients from the sky (Ecology)

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