Conocer la evolución de los vientos oceánicos es crucial para saber cómo interaccionan el mar y la atmósfera y elaborar predicciones meteorológicas. De estos datos dependen cada día las rutas de miles de barcos de mercancías así como los modelos climatológicos a gran escala, pero las mediciones obtenidas a través de las boyas y desde los satélites carecen de resolución espacial temporal y espacial suficientes.
Buscando soluciones para este problema, el equipo de Yoshinari Yonehara decidió obtener datos del comportamiento de los vientos de manera indirecta: monitorizando mediante GPS las rutas migratorias de tres especies de aves y comparándolas con los modelos. En concreto, los investigadores siguieron los movimientos de varios especímenes de pardela canosa (Calonectris leucomelas), albatros de Laysan (Phoebastria immutabilis) y albatros viajero (Diomedea exulans), con medidas tomadas cada cinco kilómetros y cada cinco minutos.
Los resultados se publican esta semana en la revista PNAS y el trabajo confirma que los movimientos de estas aves fluctúan dependiendo de la velocidad y dirección de los vientos, y que los cambios en su ritmo de desplazamiento permiten obtener datos similares a los que se obtienen desde los satélites. Es más, los recorridos de larga distancia de estos pájaros permitieron a los autores obtener observaciones del viento de mayor resolución, especialmente en las zonas de costa.
Los autores sugieren que el seguimiento de las aves podría servir como complemento para medir el comportamiento de los vientos de manera más precisa y obtener mejores resultados. En cualquier caso, no es la primera vez que los científicos utilizan los animales como fuente de datos indirecta para fenómenos climatológicos. En 2013, por ejemplo, se propuso utilizar las quemaduras en la piel de las ballenas para conocer la incidencia de radiación ultravioleta en los océanos, mientras que en Europa se estudia el cambio de tonalidad de los insectos por regiones para medir el impacto del calentamiento global.
Referencia: Flight paths of seabirds soaring over the ocean surface enable measurement of fine-scale wind speed and direction (PNAS) | Imagen: Ed Dunens (Flickr, CC)