"Ningún otro primate comparte alimentos de la manera en que lo hacemos los humanos". Con estas palabras describe la investigadora Andrea Migliano una de las principales características del comportamiento grupal de los humanos, que nos hace diferentes de otras especies. Ella y su equipo han estudiado durante meses la estructura social de dos grupos de cazadores recolectores, los Agta de las islas Filipinas y los Mbendjele de la Repúplica del Congo.
Una imagen de los niños Agata, en Filipinas (Imagen: Rodolph Schlaepfer)
El resultado se publica esta semana en la revista Current Biology y muestra que ambas sociedades se organizan de manera similar a la hora de establecer vínculos entre los individuos gracias a una forma en que comparten alimentos. En opinión de los autores, esto demuestra "cómo esta peculiar estructura social puede haber beneficiado a los humanos en nuestro pasado como cazadores recolectores".
"Ningún otro primate comparte alimentos de la manera en que lo hacemos los humanos"
Mucho antes de que existieran los medios de comunicación y las redes sociales, nuestros ancestros compartían un bien esencial para reforzar los lazos entre individuos y mejorar la supervivencia del grupo: la comida. Los Agta, cuya principal fuente de proteínas es el pescado, y los Mbendjele, que cazan animales en los bosques, negocian e intercambian estos bienes a cambio de alimentos cultivados como arroz o mandioca. En las nueve aldeas que observaron durante meses la estructura de intercambio era similar, basada en tres niveles: el de núcleos familiares de cinco o seis individuos, el de tres o cuatro familias que compartían comida con frecuencia y el de la aldea global.
"A pesar de ser de continentes diferentes y de vivir en sistemas ecológicos muy diferentes, ambos grupos de cazadores recolectores tenían una organización social sorprendentemente similar", apunta Mark Dyble, coautor del estudio. Para Migliano, está claro que estas estructuras de cooperación multinivel "ayudan a regular estos sistemas cooperativos". "La cooperación y especialmente el hecho de compartir comida son esenciales para la supervivencia", añade Dyble. "El proverbio que dice que 'se necesita una aldea para criar un niño' es especialmente cierto entre los cazadores recolectores, quienes, sin compartir comida para mitigar la escasez del día a día, simplemente no sobrevivirían".
El proverbio que dice que 'se necesita una aldea para criar un niño' es especialmente cierto
Los autores se proponen ahora estudiar la estructura de otro tipo de redes sociales en las comunidades de cazadores recolectores, como la cooperación para cuidar de los niños y cómo se relaciona con las redes de compartir comida.
Referencia: Networks of Food Sharing Reveal the Functional Significance of Multilevel Sociality in Two Hunter-Gatherer Groups (Current Biology)