La celebración del primer título liguero del París Saint-Germain (PSG) en los últimos diecinueve años quedó empañada por los incidentes que provocaron algunos seguidores ultras durante la fiesta frente a la Torre Eiffel y en los alrededores que se saldó con 30 heridos y 21 detenidos.
Apenas cinco minutos duró la que debía ser una jornada festiva tras lograr el tercer título de la historia del club parisino, cuyos dueños cataríes aspiran a convertir en un grande de Europa. Fue el tiempo que pudieron estar los jugadores, con el capitán Thiago Silva a la cabeza, festejando el título con su hinchada antes de que las bengalas y el comportamiento violento de los hinchas más violentos aguara la fiesta.
El equipo llegó con una hora de retraso a la plaza de Trocadero, prominente vista sobre la Torre Eiffel donde Zlatan Ibrahimovic, Javier Pastore, David Beckham y compañía debían celebrar la obtención matemática del título, tras derrotar ayer en la 36ª jornada de liga al Lyon por 1-0. Para entonces, algunos ultras que habían llegado una hora antes se habían enfrentado a los antidisturbios, arrancado vallas y lanzado bengalas.
La celebración se complicaba cada vez más y algunos aficionados con el rostro tapado escalaron una torre de andamios cercana, hasta que se decidió finalizar rápidamente la aparición de los jugadores y a suspender el posterior crucero por el Sena del equipo por "motivos de seguridad". Algunas decenas de aficionados se enfrentaron entonces a las fuerzas de seguridad y arrasaron con todo lo que encontraron a su paso en la plaza, con un balance que la Delegación del Gobierno cifró en treinta personas heridas, tres de ellos agentes de las fuerzas del orden.
Tras la efímera fiesta, la violencia de algunos se extendió por las calles cercanas, donde se registraron incidentes en comercios, vehículos y mobiliario urbano. Algunos de los vándalos se desplazaron después a la avenida de los Campos Elíseos, donde continuaron su particular batalla e hicieron que algunos establecimientos, como el reputado restaurante Le Fouquet's o la tienda de Louis Vuitton tuvieron que echar el cierre, según informó la edición digital de "Le Parisien".
El alcalde de París, el socialista Bertrand Delanoë, lamentó que "un puñado de perturbadores" dejara sin celebración a los numerosos aficionados congregados para ver el trofeo que no les brindaban sus ídolos desde 1994. La policía antidisturbios había movilizado 490 agentes y siete unidades móviles más efectivos de la policía local para controlar la fiesta, a la que asistieron entre 10.000 y 15.000 aficionados, en los momentos de mayor afluencia. En total se emplearon 800 agentes en el dispositivo.
Los aficionados tendrán la oportunidad de celebrar el título con los jugadores el próximo sábado en el estadio del Parque de los Príncipes, donde el PSG se enfrentará al Brest, último en la clasificación. Entre tanto, cabe esperar que la polémica por la celebración tome amplitud, después de que uno de los sindicatos de policía, Alliance, haya declarado que las autoridades subestimaron la amplitud de la celebración, crítica a la que se ha sumado la oposición conservadora de la Unión por un Movimiento Popular (UMP).