El Comité Nacional de Árbitros de la Federación Española de Fútbol no sólo impide a los colegiados hacer manifestaciones ante los medios de comunicación, sino que rara vez informa de nada. Esta omertá les ha jugado ya malas pasadas, pero pocas tan nefastas como la relacionada con el Clásico que se juega este sábado.
Porque, de pronto, la lesión de un asistente se ha convertido en motivo de nueva sospecha, al parecer del todo infundada. Así Jorge Canelo Prieto, uno de los asistentes habituales de David Fernández Borbalán, árbitro designado para el Real Madrid-Barcelona, sufrió una rotura en el talón a principios de noviembre. Pero nadie dijo nada hasta este miércoles, y la obligada sustitución de dicho asistente ha provocado un enorme revuelo relacionado con lo sucedido 24 horas antes en el ámbito judicial.
Así, la Fiscalía Anticorrupción anunció este martes la apertura de diligencias para investigar las supuestas presiones arbitrales para perjudicar al FC Barcelona de cara al Clásico, según la denuncia precisamente de un juez de línea de Primera División que permanece en el anonimato.
Según han informado fuentes judiciales, la Fiscalía Anticorrupción ha acordado tramitar la denuncia, interpuesta por el asistente a través de un abogado que solicitó que el ministerio público encargara a la Guardia Civil que llevara a cabo las diligencias de investigación necesarias.
El linier presentó un escrito ante la Fiscalía en el que denunciaba que un vocal del Comité Técnico de Árbitros llamó a uno de los candidatos a pitar el partido entre el Real Madrid y el FC Barcelona que se disputará este sábado y le dijo que dirigiera el encuentro de una "manera determinada" para perjudicar al club azulgrana.
Según la denuncia, no se trata de la primera ocasión en la que un miembro del estamento arbitral recibe presiones de este tipo.
Como quiera que nadie había informado de la lesión de Canelo, no son pocos los que sospechan de tan "oportuno" percance de este asistente y muchos los que incluso piden un certificado médico para creerse dicha dolencia.
Ante el linchamiento público que sufre el estamento arbitral, el Comité y la Federación, por supuesto, callan.