Solamente tres tenistas italianos han conquistado un Grand Slam a lo largo de la historia. Nicola Pietrangeli (Roland Garros, 1959 y 1960), Adriano Panatta (Roland Garros, 1976) y, ahora, Jannik Sinner (Open de Australia, 2024). La emergente joya del deporte, el número cuatro del mundo del tenis, ha entrado de forma explícita en los anales de la historia tras ganar el Abierto australiano durante el pasado fin de semana. Lo hizo, además, por todo lo alto: remontando al ruso Daniil Medvedev y siendo esta su primera final de un 'major'.
En total, 3 horas y 44 minutos (3-6; 3-6; 6-4; 6-4; 6-3) de juego que llegaron a desgastar al heterodoxo ex líder del ranking, quien sumó más de 24 horas de reloj en la cancha durante todo el torneo. Con dos sets a su favor, Medvedev empezó a sucumbir ante la incipiente estrategia del italiano: Sinner aguantó en pista todos los apretones iniciales del ruso y después, aprovechando como tal su cansancio acumulado, logró sentenciar el encuentro a su favor con firmeza.
Sin embargo, ver al italiano no es algo nuevo, ni mucho menos en materia tenística. En la última temporada, 2023, Sinner alcanzó las semifinales de Wimbledon, ganó el Masters 1.000 de Toronto, levantó otros tres títulos el circuito mundial, lideró a Italia rumbo al título en la Copa Davis y acabó como número cuatro del mundo.
La explosiva progresión de Jannik Sinner desde que se decantó por la raqueta
Hay que remontarse hasta 2018 para ver el debut del tenista italiano en los circuitos ITF y Challenger, dándose el año siguiente, 2019, su verdadera explosión. En aquel momento apenas llevaba cuatro años dedicado al deporte que hoy lo tiene convertido en estrella. A pesar de su limitado bagaje, Sinner levantó cinco títulos en sumando Challengers y Futures y el trofeo del Next Gen Finals de Milán (lo que se conoce como el Masters sub21), torneo en el que entró como invitado y del cual se marchó rompiendo la línea del Top100 y venciendo en la final al entonces Top20 australiano Alex de Miñaur.
En aquel momento, apenas llevaba cuatro años dedicado al deporte que hoy lo tiene convertido en estrella. A partir de ahí, el nuevo titán italiano no ha dejado de crecer y evolucionar de forma progresiva, haciéndose grande plantándole cara a los grandes. Cinco años en los que Sinner ha visto como sus vitrinas empiezan a vislumbrar un futuro con mucho palmarés: once títulos ATP (doce si se incluye la Copa Davis conseguida el año pasado por el equipo de Italia) ya reposan en los dominios del jugador de 22 años, además de un hueco consolidado entre los cinco mejores tenistas del planeta.
Una de las claves del protagonismo de Jannik Sinner durante estos años como profesional ha sido su éxito ante miembros del Top5. El italiano ha ganado diez de sus últimos once partidos ante jugadores que en ese momento se encontraban entre los cinco mejores del planeta. La primera victoria, curiosamente, cayó en la final del ATP 250 de Umag 2022 ante Carlos Alcaraz (que ocupaba el nº 5). Desde entonces se ha vuelto casi imparable en estas arduas situaciones.
Tanto que este año, apenas habiendo disputado únicamente el Abierto de Australia, Sinner ya ha conseguido tres victorias de renombre: Andrey Rublev (nº 5; cuartos de final), Daniil Medvedev (nº 3; final) y Novak Djokovic (nº 1; semifinales). Esta última conquista supuso además el fin de una era: el tenista serbio llevaba 6 años sin perder en el torneo presidido por la Rod Laver Arena.
Además, el año pasado terminó la temporada siendo el tenista con mayor eficiencia en el circuito internacional (68,8% de victorias: 10/14) ante miembros del Top5, que sumadas a las tres conseguidas en Australia esta semana pasada engloban un total de 13 partidos del estilo ganados en un año y un mes de juego. Su estado de gracia ante grandes nombres de su misma élite no tiene comparación con ningún otro: Novak Djokovic, segundo en la lista, solo ha vencido a un Top5 en ocho oportunidades en este tiempo.
Antes del tenis, Jannik Sinner ya hizo historia en el esquí alpino italiano
Sin embargo, la historia de este joven talento italiano se remonta mucho tiempo antes que sus primeras intervenciones en el mundo del tenis. Creció en el norte de Italia, cerca de la frontera con Austria y pasó mucho tiempo de su infancia siendo uno de los mejores esquiadores junior de su país. Desde muy pequeño se dispararon entonces las altas y potenciales cualidades atléticas de Sinner, quien tenía que dar largos paseos para poder visitar a sus padres.
Él era el cocinero de un restaurante ubicado en las montañas del noreste de Italia y ella ayudaba como camarera, además de limpiar y mantener los apartamentos donde vivían con sus abuelos. Eran dos obreros que plasmaron en su hijo la ética y la moral del trabajo diario que hoy demuestra en las pistas el propio Sinner.
Los primeros pasos del pequeño Jannik en el deporte fueron, con toda lógica, en el esquí, llegando a ser uno de los mejores italianos de su categoría y consiguiendo convertirse dos veces en campeón nacional junior. En simultáneo, Sinner se acercó al tenis por empuje de su padre: con sólo 13 años se mudó a Bordighera, en la Riviera italiana, para entrar en el Piatti Tennis Center, lugar donde entrenaba el prestigioso Ricardo Piatti, quien hizo explotar a Djokovic en su momento y quien puso enseguida la lupa bajo el joven italiano.
Cuando Sinner tuvo que elegir entre el esquí y el tenis se decantó finalmente por el segundo, a pesar del ético que obtuvo bajando montañas de nieve. El propio tenista lo ha afirmado en varias ocasiones: el esquí le generó un ambiente de alta presión marcada por mínimos errores que sólo se salvaban buscando la perfección; en el tenis, en cambio, esa presión nunca ha sido tan alta, dando la oportunidad de crecer y aprender mucho más al tenista italiano.
"Elegí el tenis porque me gusta jugar. Esquiar consiste en una bajada de un minuto y medio por una colina y si cometes un error en algún momento, todo se termina. En el tenis no sucede eso: todavía puedes cometer algunos errores y ganar y hay muchas más oportunidades para jugar. Disfruto más del tenis porque en lo físico creo que también es lo mejor para mí", ha comunicado Sinner.
Pero hay algo que no ha cambiado en absoluto en ese niño que bajaba a toda velocidad por las montañas del norte de Italia: su mentalidad. Sinner está preparado para seguir ganando y luchando.
Manteniendo la misma afirmación pasados los años, el talento diestro reconoce siempre en sus entrevistas que esa decisión fue muy importante, agradeciendo a sus padres el haber entendido y apoyado el futuro que él mismo eligió cuando era pequeño. Poco podía imaginar su familia que ese futuro tenista tendría, 15 años más tarde, millones de aficionados por todo el mundo disfrazados de zanahoria y animando a Sinner por todo el circuito mundial.
Un nuevo capítulo de la historia que abre el porvenir de una nueva generación
Pero según el rendimiento del italiano de 22 años en la última quincena en Melbourne Park, parece que estamos sólo ante el principio de una nueva era en el mundo del tenis. El debate sobre el relevo generacional se ha extendido durante muchos años, pero parece que ahora está más cerca y claro que nunca antes.
Jannik Sinner apunta a ser uno de los que competirán por el trono mundial durante los próximos años, pero no estará solo. "Creo que Carlos Alcaraz es muy parecido a Jannik, tanto en la forma de jugar, en el nivel de emoción, en la simpatía, etc.", aseguró Darren Cahill, uno de los entrenadores del italiano. "Los dos se llevan bien y tienen una rivalidad amistosa. Se llevan al límite cuando juegan entre ellos y eso es bueno para su crecimiento. Es muy importante que sigan jugando y sigan ganando", concluyó el australiano al respecto.
Alcaraz, de 20 años y con dos títulos de Grand Slam en su palmarés (US Open 2022 y Wimbledon 2023), y Sinner han respaldado con títulos de la máxima elegancia posible todas las expectativas depositadas sobre ellos. Lo han logrado, además, a una edad muy temprana, lo que apunta, por el momento, a un potencial futuro de dominio en el ATP Tour. "Cuando juego contra él siempre son grandes partidos", recordó Alcaraz durante las pasadas Nitto ATP Finals en Turín cuando le preguntaron por su vigente rivalidad.
Esa hegemonía se irá comprobando en los próximos años: o bien confirmándose el ascenso de los dos mejores tenistas jóvenes del momento o bien, por el contrario, dejando paso a otros nombres propios. Por el momento, Alcaraz y Sinner se centran en el presente: los dos tenistas de golpes arrasadores en los tiempos del tenis directo fortalecen sus cartas y ambos ya entran como principales apuestas para hacerse, entre otros muchos logros, con el oro en los próximos Juegos Olímpicos de París, cita marcada para este verano.