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La ruta del flysch: los pueblos que no hay que perderse en el norte de España

Un recorrido por las paradas indispensables del Geoparque de la Costa Vasca

  • Zumaia © Unsplash

La ruta del flysch es el vivo ejemplo del paso del tiempo. Trece kilómetros que demuestran a través de formaciones geológicas los millones de años que esas rocas sedimentarias llevan allí, concretamente sesenta, y la evolución geológica de la Tierra. Deba, Mutriku y Zumaia son las villas protagonistas de este recorrido por el litoral vasco que acoge el Geoparque UNESCO de la Costa Vasca; una ruta a orillas del mar Cantábrico en donde disfrutar de las vistas, la naturaleza, la historia y la gastronomía de esta parte de la costa guipuzcoana.

La ruta del flysch

Flysch es la palabra —que deriva del alemán flissen, que significa fluir o deslizar y que en obra civil se utilizaba para designar las formaciones rocosas con fuerte pendiente de algunos valles suizos— con la que se conoce a este fenómeno geológico. Flysch es la palabra con la que se designa esta belleza natural que, con la baja mar, deja ver sus preciosos estratos rocosos verticales que salen desde el agua recordándonos la intensa actividad tectónica que ha dado forma a la Tierra a lo largo de millones de años. Una de las estampas más maravillosas de esta zona de la costa vasca.

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Zumaia

En la ruta del flysch, de Este a Oeste, Zumaia es la primera parada. Esta localidad, a orillas del mar y de la ría donde confluyen los ríos Urola y Narrondo, es un punto indispensable de este recorrido por la naturaleza de estas formaciones rocosas. Su casco histórico de trazado medieval es uno de los motivos por los que visitar la villa. Sus estrechas y empinadas callejuelas son capaces de trasladar a los visitantes años atrás, cuando frente a estos mares se cazaban ballenas.

En las afueras, sobre el acantilado formado por el flysch, se encuentra la ermita de San Telmo, patrón de los marineros. Les sonará por haber sido uno de los escenarios más populares de la película 'Ocho apellidos vascos'. La visita de este templo en este recorrido es prácticamente obligatoria si lo que se busca es obtener una vista panorámica de todo el flysch y de la envergadura que tiene sobre este paisaje.

La vista del flysch a pie de playa es Itzurun. Encajonada entre dos imponentes acantilados de piedra caliza, esta playa sorprende a los visitantes por la altura de sus paredes de más de 100 metros de altura. Además, esta playa es conocida porque aquí se grabó el desembarco de Jon Nieve en 'Juego de Tronos'.

Zumaia © Unsplash

Deba

La segunda localidad que forma parte del Geoparque de la Costa Vasca y de la ruta del flysch es Deba, una villa que, aunque durante el año cuenta con 5.000 habitantes, en verano triplica su población. Su casco histórico está plagado de palacios y monumentos como el Palacio Aguirre o Casa Valmar, uno de los mejores ejemplos de arquitectura civil de Guipúzcoa. La Iglesia de Santa María, aunque pase desapercibida, es considerada Monumento Nacional del Estado desde el año 1931, y el convento Hospital de Sasiola del siglo XVI forma parte del patrimonio cultural vasco.

Más allá del centro, su playa urbana es uno de sus grandes atractivos por dos motivos: el primero, por tener una longitud de 420 metros de largo; y, el segundo, porque entre su preciosa naturaleza se encuentra el flysch negro, un imponente acantilado de roca que se distingue del resto por su color oscuro compuesto de lutitas y margas de color casi negro. En esta misma playa, en el que fuera el antiguo casino del pueblo, se encuentra a día de hoy el restaurante Labaracantilado en su traducción al castellano—, una taberna que con su nombre hace un guiño a la ruta del flysch y con su producto y elaboraciones a la cocina de la tierra.

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Mutriku

La historia marinera de Mutriku ha marcado la esencia de esta villa a lo largo del tiempo. Su casco histórico, cuyo trazado sigue representado fielmente a día de hoy como lo era antaño, fue declarado Conjunto Monumental en 1995. Sus calles empedradas esconden numerosos tesoros en forma de palacios y casonas que destacan por sus balcones forjados y sus enormes escudos como el Palacio Arrietakua, construido en el siglo XVIII, Palacio Galdona (del siglo XVII), el Palacio Zabiel (del siglo XVI) o la Casa Palacio de Montalivet (del siglo XVIII), declarados todos Monumentos Históricos Artísticos. También merece la pena la visita a la Iglesia Nuestra Señora de la Asunción, declarada Monumento Nacional de Euskadi.

En este recorrido por el flysch y todo lo que aglutina en esta pequeña zona de la costa vasca, es necesaria una parada en el Museo Nautilus, el centro de interpretación geológica de Mutriku. Su interior alberga una bonita colección de piezas que se han encontrado a los largo y ancho del Flysch Negro de Mutriku, todo tipo de fósiles y formaciones rocosas que ayudan a entender el origen de las formaciones geológicas que se encuentran a lo largo de toda esta ruta del flysch.

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