Las vacaciones están para desconectar y hay hoteles que han sido concebidos y pensados para ello. Alojamientos en los que no es necesario salir al exterior para tenerlo todo y donde la máxima es dejarse mimar y cuidarse por dentro y por fuera. Estas son cuatro alternativas de hoteles con encanto a los que viajar y olvidarse de lo que pasa ahí fuera.
El Molino de Alcuneza
En la localidad de Alcuneza, en Sigüenza, la familia Moreno comenzó hace años a transformar un antiguo molino harinero de más de 500 años en un alojamiento boutique de lujo. Dicho y hecho. Su saber hacer, su cuidado, su mimo y su gastronomía —cuentan hoy con una Estrella Michelin y una Estrella Verde Michelin en su restaurante— dio lugar a un hotelito al que viajar para desconectar, relajarse, dejarse cuidar y comer bien: El Molino de Alcuneza, con sello Relais& Châteaux. Allí Blanca y Samuel cuidan a cliente como si fuera de casa y le hacen vivir una experiencia única que les anima a volver a repetir una y otra vez. Además, la distancia con Sigüenza es perfecta para acercarse a conocer una de las ciudades con encanto medieval más bellas de la zona.
El Faro de Cudillero
En uno de los pueblos más bonitos de Asturias, en Cudillero, se puede vivir una experiencia única: dormir en el interior de uno de los faros más antiguos de España. Con más de 165 años de antigüedad, el Faro de Cudillero se ha transformado de la mano de Rusticae en un precioso hotel de carácter cálido, minimalista y moderno que invita a disfrutar de un fin de semana de ensueño con el mar bajo tus pies. Localizado a 23 metros sobre el nivel del mar, su interior cuenta con dos suites con terraza con vistas al mar y al puerto, una bañera de hidromasaje, chimenea, cocina completamente equipada y una banda sonora que pone el mar de fondo. Además, cada mañana, el ama de llaves lleva a cada una de las suites todo lo necesario para disfrutar de un desayuno frente al mar.
Cap Rocat
Ubicado en una antigua fortaleza reconstruida del siglo XIX —concretamente una antigua base militar desmantelada—, conservando su arquitectura única y el entorno natural de Mallorca, aparece Cap Rocat, el que dicen que es el hotel más privado del Mediterráneo. El alojamiento, que se encuentra enclavado en una propiedad costera de 30 hectáreas con vistas a la bahía de Palma y 2 kilómetros de costa protegida, cuenta con lujosas suites en las que el descanso no es una opción. Por si fueran pocos los motivos para no necesitar salir de su interior, este hotel tiene un restaurante de cocina local elaborada con ingredientes de la zona donde descubrir a través del paladar las mejores recetas tradicionales mallorquinas.
El Huerto de Fray Luis de León
En Cabrerizos, Salamanca, se encuentra una casona del siglo XVI que tras cuyas paredes se encuentran muchas historias. Lo primero que llama la atención es que por las estancias de esta casa llamada El Huerto de Fray Luis de León con sello Rusticae han pasado diferentes personalidades como Miguel de Unamuno, Carmen Martín Gaite, Dulce María Loynaz y los premios Nobel Jacinto Benavente, Camilo José Cela o Severo Ochoa, incluso, el fraile Fray Luis de León, el personaje protagonista que le da nombre.
De alquiler completo, esta villa de 350 metros cuadrados, es un remanso de paz y tranquilidad —motivo por el cuál se acercaron hasta aquí todos estos personajes— con numerosos planes para hacer en sus alrededores como rutas de trekking o bicicleta, descenso en canoa y la obligada visita a la ciudad de Salamanca.