Entre los verdes Valles Pasiegos aparece uno de los patrimonios arquitectónicos más ricos de la Península Ibérica, el de Cantabria. La arquitectura de palacios, casonas montañesas, casas señoriales y sus casas típicas campesinas llenas de tradición y recuperadas en buena parte, han convertido esta Comunidad Autónoma en un destino para disfrutar en todos sus rincones, desde las villas y aldeas más pequeñas hasta la montaña. Además de pasear y recorrer esta zona para disfrutar de estas edificaciones, una de las mejores formas de conocerlas desde dentro y disfrutarlas es alojarse en una de ellas.
De palacio a hotel
Con sello The Authentic Heritage Collection, de Preiper Luxe —un sello 100% español que identifica a hoteles de lujo—, sello Relais&Châteaux y Llave Michelin otorgada por Guía Michelin La Helguera Palacio Boutique & Antique se ha convertido en uno de esos palacios cántabros en los que vivir una estancia desde dentro.
Para llegar hasta allí hay que adentrarse en los bellos valles del Pas, recorriendo pueblitos, aldeas y caminos rurales que llevan entre los verdes campos hasta esta edificación cuya historia comienza a contarse en el siglo XVII. Su combinación única entre tradición y modernidad es obra de Malales Martínez Canut, interiorista y copropietaria de este hermoso alojamiento en el que todo lo que se ve se puede comprar. Y es que, aquí no solo se viene a desconectar y comer bien, sino a disfrutar de los tesoros y detalles que se encuentran en cada uno de los lugares de este anticuario vivo.
Muebles, cuadros, esculturas, vajillas, telas, aparadores, alacenas, vitrinas, y todo tipo de piezas traídas de diversas partes del mundo, desde Asia hasta Europa, han convertido este hotel en un museo de antigüedades en el que poder pasar la noche. Esa es la razón de que el nombre del hotel se apellide Boutique & Antique, puesto que además de piezas con mucha historia, el hotel únicamente cuenta con 11 habitaciones.
Un museo con mucha historia
Mandado construir por el Conde de Santa Ana de las Torres, Palacio Helguera ha logrado combinar los 400 años de historia del edificio con una decoración que fusiona la cultura y las tradiciones de diversos lugares del mundo. Cada una de sus habitaciones se encuentra bajo el nombre de personajes que pasaron por el palacio. El Duque de Wellington, la Virreina de España, el Regente Gabriel Ciscar, el Barón de Puerto Rico, el Conde de Gomera o el Conde de las Torres son algunos de los nombres que tuvieron relación con este palacio y a los que se les rinde homenaje en cada estancia donde cada una de ellas cuenta con una decoración única.
Con vistas a los valles
Una de las partes más especiales de Palacio Helguera son sus jardines y sus piscinas. Con vistas a las colinas y a la naturaleza cántabra, aparece una infinity pool climatizada —para poderla utilizar todo el año— que se asoma directamente a los Valles Pasiegos. Y en la parte interior un jacuzzi, sauna y hammam con un gimnasio, para poder seguir desconectando con vistas a la naturaleza. La calma, la paz y la desconexión son la seña de identidad de su espacio exterior, solo permitido a huéspedes.
Cocina cántabra
Su gastronomía es otro de los puntos fuertes. Al amanecer su terraza exterior se convierte un lugar tranquilo y apacible en el que disfrutar de un desayuno cántabro en toda su esencia. Su carta de elaboraciones calientes y frías se compone de platos con sello local: sobao pasiego, tostada con mantequilla pasiega y mermeladas caseras, yogur de leche cántabra con granola y fruta de temporada o huevos en sus diferentes versiones.
En las cenas en el restaurante Trastámara siguen la misma línea de producto local. Los quesos cántabros y las anchoas del Cantábrico son los dos entrantes insignia de su carta. En los principales destacan las recetas elaboradas con verduras y hortalizas de huertas cercanas, el cocido de Palacio, los pescados del mar Cantábrico —localizado a escasos kilómetros del palacio— con los que se elabora también la caldereta de pescados y las carnes cántabras. En cuanto al maridaje, cuentan con un vino exclusivo del Palacio y una selección de cócteles con los que acompañar la puesta de sol. De postre, no puede faltar la tarta de queso pasiego al horno y el tatín de manzana.