Hay 1.500 kilómetros de Albacete a París y 2.400 hasta Berlín. Las tres ciudades, sin embargo, están interconectadas por su pertenencia a la Eurozona. Ese lazo implica que el caos político y económico que sufren Francia y Alemania tiene consecuencias para el bolsillo de un autónomo, una empresa o cualquier ciudadano residente en España. La tormenta que azota a las dos grandes locomotoras de la UE puede salpicar especialmente a nuestra economía. Estas son algunas de las razones.
Los mejores clientes de España
Francia y Alemania son los mejores clientes de las empresas españolas, los que más bienes y servicios demandan. Según la estadística oficial del ICEX, el valor de nuestras exportaciones a Francia rozó los 60.000 millones de euros en 2023. Suponen el 15,6% del total. No hay ningún otro país en el mundo que importe más de España. El segundo del ránking es Alemania, con 40.018 millones el pasado año, equivalentes al 10,4% de las exportaciones totales. Por detrás quedan Italia y Portugal.
Que los dos principales clientes de España vayan a pique es una mala noticia para nuestra economía. Sobre todo, por el momento en el que se produce. El Club de Exportadores e Importadores alertó recientemente sobre el "preocupante estancamiento de las exportaciones españolas". En los nueve primeros meses del año retrocedieron un 0,3%. Si el cálculo se efectúa entre octubre de 2023 y septiembre de 2024, la caída es superior (1,8%). Los problemas de Francia y Alemania puede contribuir a acentuar más aún el estancamiento de las exportaciones.
Golpe al motor del PIB
No hay otro sector con mayor peso en el PIB que los servicios. Y el gran motor de este sector es el turismo, que tira de actividades como el comercio y la hostelería. Según el último balance anual de Exceltur, en 2023 alcanzó el 12,8% del PIB, equivalentes a 180.000 millones de euros. Es el máximo de la serie histórica. La patronal asegura que el turismo fue responsable del 70,8% del crecimiento de la economía española el pasado año y generó 95.224 nuevos puestos de trabajo.
Francia y Alemania también son los principales exportadores de turistas a España, superados sólo por Reino Unido. En 2023, llegaron a nuestro país 11,8 millones de turistas franceses y 10,8 millones de alemanes. Que sus economías de origen tengan problemas es otra mala noticia para los miles de pymes y autónomos (también multinacionales) que viven del turismo. Una de las primeras partidas de gasto que los hogares recortan es el ocio. Es mas que comprensible que el sector turístico esté preocupado.
La factura de un euro débil
La debilidad de Francia y Alemania, las dos mayores economías de la Eurozona, tiene un impacto directo en la moneda única. Un día después de la caída del Gobierno francés, el euro se cotizaba ligeramente por encima del dólar (1,05). Acumula un descenso anual del 2,4% y del 6,25% desde el nivel máximo alcanzado en 2024 (el 23 de agosto se cotizaba a 1,12 dólares)
De nuevo, los problemas para el euro llegan en un mal momento. Cuando se instale en la Casa Blanca, Donald Trump impulsará políticas para fortalecer el dólar. Un euro débil resta competitividad a las economías de la Eurozona que importan productos pagados en dólares. El gran ejemplo es el petróleo, que se paga en 'billetes verdes' en los mercados internacionales.
La contención de los conflictos bélicos en Ucrania y Oriente Medio ha impedido que la cotización del barril se dispare, pero la amenaza está latente. El Brent, de referencia en Europa, se paga a 74 dólares. Sin embargo, se espera un incremento progresivo a medio plazo. El Gobierno español tiene presupuestado el barril a 85 dólares en 2025 y 2026 (cuatro más que este año). España importa en torno a 61 millones de toneladas en 2023. La factura del próximo año será superior, si se afinanza la debilidad del euro.
La amenaza de la prima de riesgo
Los españoles descubrieron qué era la prima de riesgo en la crisis financiera de 2008. A su pesar. El indicador mide la diferencia entre lo que debe pagar el Estado español por financiarse en comparación con Alemania (considerado el país más 'seguro' de Europa). Son variables 'macro' que tienen repercusión directa en los asuntos 'micro'. Recordemos que el Gobierno de Mariano Rajoy se vio obligado a meter un tijeretazo al gasto social, cuando se disparó el coste de la deuda hasta niveles insostenibles a partir de 2008.
La prima de riesgo está contenida gracias a la intervención en los mercados, durante años, del Banco Central Europeo (BCE). En España se mueve desde hace meses en torno a los 83 puntos. El problema es que la complicada situación de Francia puede acabar contaminando a los mercados de deuda. Por desgracia, y contra todo pronóstico, la economía gala puede coger el testigo de los denominados, despectivamente, 'PIGS' (Portugal, Italia, Grecia y España, por sus siglas en inglés).
La prima de riesgo francesa alcanzó este viernes los 83 puntos. La subida acumulada es drástica. En 2021, se movía en los 23 puntos y hace sólo nueve meses rondaba los 44. La escalada, por tanto, ronda el 100%, e infinidad de analistas alertan de que no ha tocado techo. Algunos pronostican que acabará superando los 100 puntos.
Ese nivel encendería las alarmas del Banco BCE, que ya está en guardia y volverá a bajar los tipos de interés para combatir el estancamiento económico. Lo peor que le puede pasar a la Eurozona, presionada por Estados Unidos y China, es una nueva crisis de deuda. Y si algo le sobra a España, precisamente, es deuda pública, que ha crecido 135.775 euros por minuto desde que Pedro Sánchez llegó al poder.
Sin locomotora, no tiran los vagones
Tradicionalmente, Alemania ha sido la gran locomotora de la economía europea y Francia ha competido por alcanzarla. Hoy día, ambas atraviesan un bache por distintos motivos, perfectamente identificados y de difícil solución. El agotamiento del modelo industrial alemán es uno de ellos. Y la insostenibilidad del Estado del bienestar francés, otro.
El panorama para las dos es más que incierto. Según las últimas previsiones de la Comisión Europea, realizadas antes del pinchazo de Michel Barnier, Francia crecerá este año un tímido 1,1%. El PIB seguirá desinflándose en 2025 y avanzará un 0,8%. El camino hacia la recesión es muy corto. Hay dos datos alarmantes más. El déficit acabará en 2024 en el 6,2%, más del doble del listón permitido en la Eurozona. Y la deuda no dejará de crecer hasta 2026 (desde el 112,7% actual al 117,1% en dos años).
La economía alemana está peor aún. Bruselas pronostica una caída del 0,1% este año y un raquítico avance del 0,7% el que viene. La previsión es cualquier cosa menos halagüeña para España, por las conexiones mencionadas. Además del turismo o los servicios, el pinchazo alemán tiene consecuencias directas en la industria española del motor, poblada de grandes -y también pequeñas- empresas que fabrican coches y componentes. Otro ejemplo de lo mucho que afecta en cualquier pueblo o ciudad española lo que se cuece a más de 1.000 kilómetros de distancia.