El deterioro institucional emerge como una amenaza para la economía. Las previsiones de crecimiento en España para este año apuntan a una subida superior al 2,7%, pero el Banco de España advierte de que el deterioro de la calidad y la confianza de las instituciones públicas puede pasar factura a las perspectivas futuras de la actividad. Una pérdida de credibilidad que detecta que ha empeorado desde 2007, justo antes de la última crisis financiera mundial.
Junto a la inversión y la competitividad, la Dirección General de Economía del Banco de España identifica la calidad y confianza en las instituciones públicas como uno de los grandes riesgos para la economía española para los próximos años.
A partir de datos del Instituto sueco para la calidad del Gobierno (en inglés The Quality of Government Institute), utilizando tres variables diferentes, el Banco de España certifica que la calidad institucional en España ha caído desde los últimos 17 años. Se basa en la variable “Efectividad del Gobierno” apoyada en indicadores del Banco Mundial, el índice ‘Lasso’ (construido a partir de una regresión de PIB per cápita a precios constantes sobre un conjunto de 75 variables de calidad institucional) y el componente PCA, que analiza los componentes principales sobre más de un centenar de variables de calidad institucional.
La calidad de las instituciones y el grado de confianza que generan en los agentes económicos son un determinante fundamental del crecimiento a largo plazo”, advierte el director general de Economía del Banco de España.
Sólo en la variable del Banco Mundial se observó una mejora en la confianza institucional en España justo tras el rescate del sector bancario en 2012 por parte de la Unión Europea, que liberó una ayuda de más de 40.000 millones para sanear las antiguas cajas de ahorros. Pero desde 2015 volvió a caer a niveles no vistos en décadas.
“La calidad de las instituciones y el grado de confianza que generan en los agentes económicos son un determinante fundamental del crecimiento a largo plazo”, alertó en una reciente conferencia, Ángel Gavilán, director general de Economía del Banco de España, parafraseando a los recién premiados con el Nobel de Economía Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson.
Efectos de la corrupción
Los casos de corrupción, el uso de las instituciones de forma partidista y las dudas en la gestión de la crisis de la Dana están situando a los poderes públicos en medio de las críticas de los ciudadanos. Para el Banco de España, el deterioro institucional está estrechamente ligado a la inversión y la competitividad como posibles frenos de la actividad económica. En el primer caso, aboga por un aumento de la inversión privada, que en España ha caído más de un 6%.
En cuanto a la competitividad, detecta como amenaza los “obstáculos crecientes” al comercio internacional, sobre todo ante la previsible guerra comercial tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. De hecho, se estima que los aranceles a las importaciones europeas, que se podrían situar entre el 10% y el 20%, pueden costar al PIB europeo hasta 260.000 millones de euros, según un informe del banco holandés ABN Amro.
¿Habrá guerra comercial?
De hecho, este movimiento de la Administración Trump puede obligar al Banco Central Europeo (BCE) a apretar más fuerte el botón de las rebajas de los tipos de interés. Se suma a otros factores que presionan a Fráncfort, sobre todo por la amenaza de recesión en Alemania, la locomotora europea. Para el Banco de España, en España y a escala global previsiblemente continuará el proceso de “desinflación inmaculada” o de “aterrizaje suave” de la actividad económica que se ha venido observando en los últimos trimestres.
Ahora bien, en el área de Economía advierten de que este escenario favorable está “plagado” de riesgos a la baja, como la transición digital o las tensiones geopolíticas. En este último punto está poniendo el foco del BCE ante la amenaza de guerras globales, lo que obligará a los bancos españoles a dotar unos 500 millones para las cuentas de 2025, según fuentes financieras.
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