El Banco Central Europeo (BCE) se pone serio por los riesgos geopolíticos. En Fráncfort se activaron hace tiempo las alarmas por las guerras de Ucrania y en Oriente Medio por el impacto en la economía global y sus repercusiones sobre el sector bancario. Pero en recientes encuentros bilaterales con los bancos españoles el supervisor único ya ha trasladado la necesidad de dotar provisiones en las cuentas de 2025 para afrontar estas amenazas, según distintas fuentes financieras consultadas por Vozpópuli.
En Fráncfort preocupa especialmente el deterioro del comercio internacional, por lo que ha pedido medir el impacto potencial en las carteras de crédito, sobre todo de pymes muy focalizadas en las exportaciones. Los más expuestos serían el Santander y BBVA por su fuerte presencia en mercados internacionales, pero también CaixaBank y el Sabadell, que financian a pymes que quieren expandir sus negocios fuera de España.
También se quiere cubrir el posible aumento de la morosidad si la escalada de guerras acaba dañando la economía mundial. Para 2025, se estima que los bancos españoles tendrán que hacer dotaciones anticrisis por los riesgos geopolíticos de unos 500 millones de euros, según extrapolaciones al sector de datos internos que manejan una de las principales entidades del país.
Se trataría de un aumento a través de la fórmula conocida en el sector como PMA (Ajustes Post Modelo, por sus siglas en inglés) y que permite anticipar pérdidas en carteras en las que aún no se considera que existe un deterioro real. Este modelo ya se utilizó para las provisiones por el Covid en 2020.
Dudas de los supervisores
“En un entorno de riesgos geopolíticos más altos, la probabilidad de que se materialicen eventos de cola ha aumentado”, advirtió el pasado lunes la jefa de supervisión del BCE, Claudia Buch, ante el Parlamento Europeo. En Fráncfort existe el temor de que los riesgos políticos son difíciles de predecir y cuantificar, con lo que los modelos tradicionales de las entidades pueden provocar un retraso para detectarlos a tiempo.
Esta preocupación es la que se han encargado de trasmitir los equipos de inspectores del BCE en recientes reuniones bilaterales con cada entidad, según las fuentes consultadas. Los conocidos como JST (equipos unidos de supervisión, por sus siglas en inglés) son los encargados de hacer un seguimiento estrecho de cada banco con un equipo 'in situ', la mayoría de ellos nacionales del país, pero que también cuenta con miembros del BCE.
Tenemos buenas noticias con respecto a la inflación, pero con respecto al crecimiento y a la actividad la situación es bastante frágil", Luis de Guindos, vicepresidente del BCE.
“Hay bastante preocupación por las escaladas de las guerras. Sobre todo, si finalmente se convierten en un conflicto más global”, expone un alto ejecutivo bancario de uno de los bancos del Ibex que pide el anonimato. Fuentes próximas a Fráncfort señalan que la jefa de supervisión del BCE quiere garantizarse que el sector bancario tendría suficiente músculo para afrontar una escalada de tensión en el mundo, por las amenazadas sobre el crecimiento y el impacto en los mercados.
Factura por el impuestazo
Las mayores dotaciones por la geopolítica se sumarán a la carga fiscal por el nuevo diseño del impuestazo en España. El Gobierno ha endurecido la tasa, al gravar los ingresos típicos y comisiones con hasta el 7%, lo que se traducirá en una factura fiscal de unos 1.000 millones superior a la del anterior modelo. Estas estimaciones se basan en la inercia de la cuenta de resultados para 2024, que previsiblemente todavía sean mayores a los de 2023 al no recoger aún plenamente las rebajas de tipos del BCE.
En el supervisor único se ha cambiado el foco. Ya no preocupa tanto la inflación, que considera que más o menos se ha controlado, y en Fráncfort ahora se centran más en las dudas sobre el crecimiento. Alemania amenaza con acabar este año en recesión, mientras que la guerra arancelaria tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca también pueden lastrar las perspectivas macroeconómicas. De hecho, el estancamiento se sitúa como el principal riesgo para la estabilidad financiera dentro de la zona euro.
"Tenemos buenas noticias con respecto a la inflación, pero con respecto al crecimiento y a la actividad la situación es bastante frágil", alertó recientemente Luis de Guindos, vicepresidente del BCE.