El secretario general del PSOE de Andalucía, Juan Espadas, ya ha comunicado a Pedro Sánchez su predisposición a renunciar al liderazgo de los socialistas andaluces tras el próximo congreso regional. Espadas, que fue una apuesta personal del propio Sánchez, ha ido perdiendo mucho apoyo en las últimas semanas. Uno de esos apoyos, crucial para tomar la decisión que ha tomado, es el del presidente del Gobierno.
Aunque durante la celebración del 41 Congreso Federal, celebrado a principios de diciembre en Sevilla, el exalcalde de la capital hispalense trasladaba su voluntad de presentarse de nuevo a la reelección, esta opción ha quedado descartada en los últimos días, según cuentan fuentes de su entorno a 'Vozpópuli'.
La noche del pasado jueves, cuando la vicepresidenta María Jesús Montero estuvo a punto de ser confirmada como precandidata, fue una fecha clave en este cambio de opinión. Precisamente, la candidatura de Montero, que no se ha acabado de confirmar aún hoy, por las reticencias de la ministra de Hacienda a perder el control orgánico del partido a nivel federal, es el motivo que ha llevado a Juan Espadas a dar un paso al lado.
El portavoz del PSOE en el Senado, que ha visto cómo prácticamente ha perdido todos los apoyos en su federación, no está dispuesto a asumir una derrota como la que le supondría enfrentarse a la número dos de Pedro Sánchez.
De momento, según explican distintas fuentes, tanto a nivel regional como federal, la oficialidad de la candidatura de María Jesús Montero tendrá que esperar a una nueva conversación con el jefe del Ejecutivo. Una charla en la que Sánchez intentará convencer a la ministra para que vuelva a su Andalucía natal para tratar de arrebatar la Junta de Andalucía, de la que ya fue consejera de Hacienda, al PP de Juanma Moreno Bonilla. Juanfran Serrano y Susana Díaz
En paralelo a la posible candidatura de María Jesús Montero, en las últimas semanas también ha habido movimientos en torno al secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán, y la expresidenta de la Junta, Susana Díaz. Cerdán ha promocionado a su mano derecha, al jiennense Juanfran Serrano, como candidato de consenso y oficialista.
Pero el movimiento de Sánchez con la ministra de Hacienda ha frustrado sus planes. En el entorno de Juan Espadas, desde el 41 Congreso Federal, también hablan del “temor” a “la tapada” de Susana Díaz. El equipo del todavía secretario general cree que su antecesora, que perdió ante él en las primarias en liderazgo del PSOE andaluz, está recabando apoyos para lanzar una candidatura controlada por ella y liderada por la diputada malagueña Beatriz Rubiño, que hace unos meses dimitió de la dirección de Espadas.
Otros nombres en la recámara
Aunque María Jesús Montero es la favorita de Sánchez para liderar el PSOE-A, entre otras cuestiones para desprenderse de ella, tras seis años siendo una de las colaboradoras más cercanas, el secretario general del PSOE está barajando otras opciones, ya que la de Serrano que impulsa Cerdán no le convence.
Si bien el secretario de organización adjunto socialista sí representaría la renovación que Ferraz está buscando para Andalucía, su perfil masculino es un obstáculo. También es un problema haber acompañado a su jefe a negociar con Carles Puigdemont en el extranjero.
En Sevilla y en Madrid coinciden en que deben apostar por una mujer para relevar a Juan Espadas. En este sentido emergen principalmente dos nombres: el de la eterna candidata, la eurodiputada Lina Gálvez, y el de la diputada en el Congreso y ex secretaria general de la UGT de Andalucía, Carmen Castilla.
La apuesta por una de ellas, sin embargo, entrañaría un problema para Sánchez. Pues Espadas solo cumplirá su promesa de renunciar a la reelección si su sucesora es Montero.
