Imposible. Ha sido una de las palabras más repetidas entre los equipos de las constructoras FCC, Ferrovial, Acciona y San José que se han encargado de elaborar las ofertas para pujar por las obras de remodelación del estadio Santiago Bernabéu. Con el término se referían a la exigencia del cliente, el Real Madrid, de ajustar el precio final, que se hizo prácticamente obsesiva en las últimas semanas, durante las reuniones que mantenía con cada una de las empresas.
Desde el club que preside Florentino Pérez no dejaban de ver cifras que superaban los 500 millones de euros para convertir el templo madridista en el recinto deportivo más moderno y avanzado tecnológicamente de Europa. Cantidades muy alejadas de la referencia de 400 millones que desde el principio manejó el club para el proyecto. Y que ha resultado ser irreal.
El comunicado oficial del Real Madrid en el que se daba cuenta de la adjudicación de la obra a FCC apuntaba que la propuesta de la compañía participada mayoritariamente por el mexicano Carlos Slim se había impuesto por ser la más económica y la que contemplaba un menor tiempo de ejecución, concretamente 39 meses. El club no hizo público el precio, que ronda los 475 millones de euros. Una cota a la que ninguna de las otras tres se aproximó.
Y no resulta extraño si se tiene en cuenta que, desde el primer momento, el Real Madrid tuvo en su hoja de ruta una cifra en el entorno de los 400 millones. Ya la tenía incluso cuando el coste de la renovación del estadio iba a correr a cargo de IPIC, brazo inversor del emirato de Abu Dahbi, a cambio de rebautizar el estadio con un nombre comercial durante dos décadas.
Más aún cuando, después de tener que modificar el proyecto inicial por decisión de la Justicia, el club se vio obligado a buscar otras vías para pagar la remodelación porque los inversores de Oriente Medio rechazaron seguir en la aventura.
Complejidad técnica
Ninguno de los aspirantes a hacerse con un contrato que tiene mucho de emblemático pero algo menos de rentable imaginaba que un trabajo como éste tuviera tal complejidad técnica. Hasta el punto de que el Real Madrid tuvo que ampliar en un mes el plazo para la presentación de propuestas. Las exigencias del cliente incluían la obligación de que el estadio siguiera funcionando durante las obras como habitualmente.
No se puede cerrar temporalmente una grada cuando se dispute un partido (algunas semanas, se celebran hasta tres); ni interrumpir la actividad de los establecimientos de restauración situados en los bajos del recinto. Tampoco se puede paralizar ni restringir el llamado 'tour del Bernabéu' en el que los visitantes, que se cuentan por más de 3.000 cada día de media, recorren varias dependencias del estadio.
Las exigencias del cliente incluían la obligación de que el estadio siguiera funcionando durante las obras como habitualmente
Dificultades que obligan a extremar las medidas de seguridad y que encarecen cualquier proyecto. Y más, uno que no deja de ser una reforma (habitualmente más costoso que un trabajo que parte de cero), que incorpora los últimos avances y que incluye la instalación de una cubierta retráctil de dimensiones estratosféricas.
Muchas dudas
Entre algunas de las compañías participantes en el proceso se extiende la idea de que el proyecto de remodelación del Santiago Bernabéu no ha estado correctamente presupuestado, lo que ha añadido más dificultades aún a la hora de confeccionar las ofertas.
Al margen del criterio puramente económico, FCC hizo cumplir los pronósticos ya que partía como favorita para adjudicarse la obra. El resultado de uno de sus últimos trabajos, el estadio Wanda Metropolitano, encandiló a Florentino Pérez, hasta el punto de que incluso ha llegado a confesar en determinados círculos que sentía una sana envidia del vecino Atlético de Madrid por disponer de una obra como ésa.
La firma del grupo que preside Esther Alcocer Koplowitz también está en el Allianz Arena de Munich, que también ha visitado Pérez varias veces en los últimos años, con motivo de las eliminatorias de competición europea entre el Real Madrid y el Bayern.
No se quedaban atrás las credenciales del resto de candidatos. Ferrovial ya dejó su carta de presentación en el Real Madrid con la construcción de la nueva ciudad deportiva del club en Valdebebas, que incluye el estadio Alfredo di Stéfano. Mientras, Acciona puso su rúbrica en el nuevo San Mamés, en Bilbao.
FCC ha sido la que más ha ajustado el precio. Quedan algo más de tres años por delante para comprobar si realmente el desafío es posible sin perder dinero en el empeño.