El terremoto provocado por las dimisiones de Jaime Castellanos, Antón Serrats y Alberto Gallego de la cúpula de Willis Towers Watson tiene numerosas réplicas. A los procedimientos judiciales abiertos por la correduría y el posible impacto en su negocio se suma la ruptura del acuerdo que mantenía con Jhasa Brokers, otra correduría fundada por Juan Sánchez de Amoraga, yerno de Castellanos; y Juan Hurtado de Amézaga.
Según explican las fuentes consultadas por Vozpópuli, Jhasa comunicó a Willis, menos de un mes después de las dimisiones, que daba por concluido su contrato de colaboración en régimen de exclusividad firmado en 2019.
En un principio, la decisión de Jhasa no fue bien recibida por Willis, que no aceptó la resolución unilateral del contrato al entender que no concurría ninguna de las circunstancias previstas para la resolución anticipada. Además, la compañía sospechaba que esta decisión estaba vinculada a la salida de Castellanos y los otros dos directivos.
Tras varios meses de negociaciones y cruces de comunicaciones con abogados de por medio (CMS Albiñana & Suárez de Lezo fue el asesor de Willis en primera instancia), ambas partes han llegado recientemente a un acuerdo para zanjar el asunto de forma pacífica.
Dos frentes judiciales
Desde Jhasa explican a este diario que su intención es mantenerse como una firma independiente sin estar vinculado a ninguna gran correduría, niegan cualquier vinculación profesional con los ejecutivos y recuerdan que la empresa fue fundada hace dos años, mucho antes de la salida de los directivos. Jhasa añade que no tiene firmado ningún acuerdo con Deasterra, la correduría de Castellanos, Serrats y Gallego, ni con ningún otro 'player' del sector y que su objetivo a largo plazo es seguir así. Willis ha declinado comentar esta información.
Y es que el origen del conflicto judicial de Willis con su antigua cúpula está en la puesta en marcha de Deasterra por parte de los tres ejecutivos tras dimitir en bloque el pasado octubre, momento en el que el gigante norteamericano inició acciones legales contra sus exdirectivos por un posible delito de competencia desleal.
El caso ya está en manos del Juzgado de lo Mercantil nº2 de Madrid encabezado por Andrés Sánchez Magro, que todavía tiene que decidir si decide adoptar o no las medidas cautelares solicitadas por Willis. La correduría, que también ha trasladado al juez la ruptura con Jhasa, teme que sus exdirectivos puedan captar clientes y beneficiar a su nueva sociedad usando información confidencial de Willis.
De forma paralela, Willis mantiene otro frente abierto en el Juzgado de lo Mercantil nº16 de Madrid con otra exdirectiva, Ana Matarranz, que estuvo a punto de sumarse a Deasterra pero finalmente fichó por Howden, otra importante compañía del sector asegurador. En este caso, tal y como adelantó este diario, los tribunales por ahora se han inclinado a favor de Matarranz tras rechazar las cautelares solicitadas por Willis.