Lo ecológico, en el mundo del automóvil, no está reñido con lo deportivo. El secreto, la microhibridación que las marcas han desarrollado para dotar a sus modelos de esa condición de turismos “verdes” tan de moda. Así, versiones de gasolina cierto carácter deportivo como el i30 N-Line de 160 CV o el León FR de potencia parecida logran combinar dos aspectos hasta no hace mucho opuestos, convirtiéndose en versiones muy interesantes que roban protagonismo y ventas a los motores diésel que hasta no hace mucho dominaban las matriculaciones en este segmento compacto.
Por un lado, ofrecen la suavidad y refinamiento muy superiores a los diésel. Por otro, y gracias a los sistemas microhíbridos, permiten una parecida eficiencia en el día a día en ciudad disfrutando además de las ventajas de sus etiquetas ECO. Tanto i30 como León hacen gala de esta tecnología, con motores de muy similar concepción, cuatro cilindros de 1,5 litros asociados a pequeños motores eléctricos y gestionados por modernas cajas de cambio automáticas de tipo doble embrague y ambas con siete velocidades.
Pero a pesar de todas estas similitudes, luego a sus mandos logran ofrecer unas personalidades bien diferenciadas, marcadas ya en los diseños de estos acabados más deportivos. En el i30 N-Line, la parrilla frontal más amplia y un parachoques propio realzan la estética más deportiva junto a una zaga en la que destaca los amplios difusores y unas llantas de diseño específico y hasta 18 pulgadas. Por dentro, volante de cuero y asientos de diseño más deportivo permiten disfrutar de un puesto de conducción en el que sientes un alto grado de deportividad.
También en el León FR, aunque quizás en menos medida, a pesar de sus estriberas en aluminio, los asientos más ergonómicos o el volante achatado en su parte inferior. Los dos ofrecen chasis con suspensiones más firmes, en la medida justa para aprovechar con eficacia sus potentes motores sin llegar a comprometer en exceso el confort de marcha.
Rinde algo más el del i30, 160 CV frente a los 150 CV del León, ambos como ya hemos dicho asociados a cambios automáticos de doble embrague, con un sonido algo más bronco en el i30 y una sensación en los primeros metros de mayor empuje fruto de una respuesta más instantánea del acelerador. Si buscas sensaciones algo más deportivas, las vas a encontrar en el i30 que gira además hasta regímenes más altos, unas sensaciones al volante que no suponen en la práctica una superior eficacia en conducción rápida.
Porque aunque algo más silencioso y refinado, el motor e-TSi del León empuja de una forma más progresiva que le lleva a mantener sin problemas el ritmo que marque el i30 N-Line de 160 CV sobre carreteras viradas. Se siente ligeramente más ágil de reacciones y algo más directo en la entrada en curva, mostrando como el León mucho aplomo en la trazada transmitiendo total confianza en fuertes apoyos sintiendo que se mantiene pegado al asfalto en todo momento.
El León FR aporta quizás una mayor facilidad a la hora de ir rápidos entre curvas, con reacciones más progresivas pero con una altísima eficacia en este terreno virado. Los apoyos se sienten algo más por un movimiento de carrocería ligeramente más acusado, pero que apenas incide a lo largo de la trazada. En recorridos muy virados y de un perfil de velocidad más lento con fuertes frenadas y rápidas aceleraciones el i30 N-Line se desenvuelve con algo de ventaja, mientras que el León FR lo hace en tramos algo más rápidos, de enlazar una curva con otra a ritmo más sostenido.
Un tacto deportivo sin radicalidad alguna que hace que tanto el i30 como el León puedan ofrecer una conducción muy agradable, tanto en el día a día como a la hora de viajar. Porque ambos cuentan con interiores amplios para acomodar a cuatro adultos, ninguno acepta de buen grado un quinto, y hacen gala de unos maleteros que rozan los 400 litros. Ligera ventaja en las plazas traseras por cotas longitudinales para el León y algo más de volumen de carga en el i30. Por ello, y por la capacidad de sus motores, los largos desplazamientos están a la orden del día en ambos.
Moverse a alto ritmo resulta muy sencillo, y mantener los 140 km/h requiere cierto esfuerzo para no sobrepasarlo y vernos en cifras de las que ya suponen pérdidas de puntos. Y es que si el i30 T-GDi supera los 210 km/h de velocidad máxima, el león e-TSi supera incluso los 220 km/h, prueba del potencial que pueden llegar a ofrecer. Y lo hacen además con unos consumos muy razonables a ritmo normal, y lógicamente elevados en una conducción muy deportiva. La media en más de 200 kilómetros realizados manteniendo los 130 km/h de marcador resulta ligeramente favorable al León 1.5 e-TSi, 6,6 l/100 km frente a los 6,9 l/100 km del i30 1.5 T-GDi.
Fichas técnicas:
VERSIÓN i30 1.5 T-GDi 48V 7-DCT N-Line; MOTOR Gasolina, 4 cilindros, turbo; CILINDRADA 1.482 cm3; POTENCIA MÁXIMA 160 CV a 5.500 rpm; PAR MÁXIMO 253 Nm a 1.500 rpm; VELOCIDAD MÁXIMA 210 km/h; ACELERACIÓN 0-100 KM/H 8,6 s; CONSUMO EN RECORRIDO PRUEBA 6,9 l/100 km; AUTONOMÍA 544 km; DIMENSIONES 4.340 / 1.795 / 1.455 mm; NEUMÁTICOS 225/45 R 17; PESO EN VACÍO 1.387 kg; MALETERO 395 l; PRECIO 27.470 €
VERSIÓN León 1.5 e-TSi DSG FR; MOTOR Gasolina, 4 cilindros, turbo; CILINDRADA 1.498 cm3; POTENCIA MÁXIMA 150 CV a 5.000 rpm; PAR MÁXIMO 250 Nm a 1.500 rpm; VELOCIDAD MÁXIMA 221 km/h; ACELERACIÓN 0-100 KM/H 8,4 s; CONSUMO EN RECORRIDO PRUEBA 6,6 l/100 km; AUTONOMÍA 567 km; DIMENSIONES 4.368 / 1.800 / 1.442 mm; NEUMÁTICOS 225/45 R 17; PESO EN VACÍO 1.361 kg; MALETERO 380 l; PRECIO 30.050 €