La crisis política en Francia empieza a arrastrar a los bancos del país. Francois Bayrou, líder del partido centrista MoDem, se ha convertido recientemente en el cuarto primer ministro del país en un año. Una situación insólita que ilustra el caso político y económico del país francés, en el foco de los inversores por el desfase de sus cuentas públicas. Y que ya está arrastrando al sector bancario ante su exposición a la deuda soberana.
Moody’s, una de las grandes agencias de calificación de riesgos, asestó el primer golpe. Primero aplicó una rebaja al rating soberano de Francia, que pasa de la categoría de Aa2 a la de Aa3, y se aleja tres escalones de la máxima calificación. Y casi acto seguido, hizo lo propio sobre el rating de BNP Paribas, Crédit Agricole y otros cinco bancos cooperativos del país.
Doce años después de los rescates de España, Portugal y Grecia, los inversores presionan a una de las principales locomotoras del euro: Francia. El país lleva sumido en un caos político desde hace meses y que culminó con la moción de censura al Gobierno de Michel Barnier, lo que ha disparado la prima de riesgo francesa. Llegó a superar la de Grecia, que estuvo a punto de ser expulsada del euro en 2012, aunque ahora se sitúa en los 81 puntos básicos (frente a los 86 puntos básicos del país heleno).
Eso sí, se aleja cada vez más del resto de PIGS (el acrónimo que usó la prensa inglesa para referirse a los países rescatados como Portugal, Irlanda o Italia, Grecia y España). El diferencial que paga el Tesoro español por endeudarse alcanza los 70 puntos básicos, mientras que el de Irlanda y Portugal están en un inalcanzable para Francia en estos momentos: en los 28 y 49 puntos básicos.
Para Moody’s, las finanzas públicas de Francia se debilitarán “sustancialmente” en los próximos años ante la fragmentación política y su bloqueo a impulsar ajustes fiscales para cuadrar las cuentas públicas complicarán más la situación. Francia cerró 2025 con un déficit público del 5,5% y se prevé que termine este año como la economía con el mayor desequilibrio presupuestario, sólo superado por Eslovaquia. Además, se erige como el país de la zona euro con el peor ratio déficit/deuda pública.
Avisos de Moody's
“Existe una creciente incertidumbre sobre la capacidad del próximo gobierno para reducir el déficit más allá del próximo año”, alerta Moody’s, que pese a los esfuerzos del nuevo Ejecutivo descarta casi por completo un paquete de medidas “significativas” para corregir el desfase entre los ingresos y gastos públicos.
El Santander y CaixaBank también poseen deuda pública de Francia, aunque apenas acumulan entre ambos unos 7.000 millones
Con este telón de fondo, las dudas sobre la economía se trasladan hacia la salud de los bancos por su exposición a la deuda soberana. El Grupo BPCE, el segundo más grande de país, es la entidad con más bonos franceses en su balance, con 182.597 millones de euros, según un informe reciente de la escuela de negocios IESEG, con datos a junio de este año.
Crédit Agricole y BNP Paribas se encuentran también en el top 5 con más deuda pública francesa. Cuentan en sus manos con 82.717 millones y 44.956 millones, respectivamente. Se trata de cantidades manejables pero que justifican el riesgo de rebajas de rating, que se pueden suceder entre otras agencias de calificación si la incertidumbre política hace más profunda la herida económica, como advierten desde el servicio de estudio del Santander.
También hay bancos internacionales con exposición a la deuda soberana de Francia, que hasta hace poco ofrecía rentabilidades superiores al 3%. Son los casos de Deutsche Bank, con 8.500 millones, ING (6.345 millones) y Morgan Stanley (6.052 millones).
Como grandes tenedores de deuda pública francesa aparecen algunas entidades españolas, como Santander y CaixaBank, aunque con exposiciones más bajas. Entre ambos, apenas acumulan unos 7.000 millones en bonos y obligaciones del Estado galo.
¿Habrá un plan agresivo de recortes?
Sin un plan agresivo de recortes, Francia puede desbocar la deuda pública por encima del 112% con el que se prevé que cierre este 2024. Bajo este escenario, la presión sobre la deuda pública francesa iría en aumento y se trasladaría a mayores costes para endeudarse. Incluso con la amenaza de que la prima de riesgo llegue a superar la cota psicológica de los 100 puntos básicos a inicios de 2025 si el caos político paraliza las reformas para relanzar la economía, como puso de manifiesto la gestora de Generali antes de la moción de censura.
A Francia sólo le quedaría la ayuda indirecta del Banco Central Europeo (BCE), que se debate por acelerar las rebajas de los tipos de interés, que han pasado del 4,5% de julio al 3% actual. En Fráncfort ya se detecta una recuperación económica “más lenta” de la zona euro y prepara el terreno a nuevos recortes ante la amenaza de recesión, que podrían dar oxígenos a los principales motores económicos de Europa.