La apuesta de la familia Del Pino por crear una gran red de tiendas y cafeterías en todo el mundo bajo la enseña de National Geographic se está saldando con un reguero de pérdidas millonarias. La sociedad que explota la franquicia, Worldwide Retail Store SL (WRS), acumula ya unos números rojos de cerca de 23 millones de euros desde 2008, cuando los principales accionistas de la constructora Ferrovial se incorporaron al proyecto junto con otros nombres de postín del negocio del ladrillo como Mario Losantos, expropietario de la inmobiliaria Riofisa.
En 2012, último ejercicio disponible, la sociedad, vinculada en sus inicios a otro empresario inmobiliario, José Ramón Carabante, se anotó unos números rojos récord de 8,2 millones, frente a los 2,8 millones que perdió el año anterior, y cerró el año con un fondo de maniobra negativo de 6,4 millones.
Las pérdidas de explotación alcanzaron los 4,69 millones, en línea con el ejercicio anterior, y la cifra de negocios se redujo del 55% tras poner en marcha “un redimensionamiento de la estructura de la compañía”, según explica WRS en las cuentas que ha depositado recientemente en el Registro Mercantil.
En las pérdidas de 2012 influyó significativamente el cierre de la tienda de la cadena en Singapur, la primera que puso en marcha, que obligó a dotar una provisión de 5,6 millones de euros por el deterioro de los créditos otorgados a su filial en ese país, WorldWide Retail Sotre Asia Pte Ltd.
WRS tomó la “decisión estratégica” de cerrar ese establecimiento, ubicado en un centro comercial y que por su “ubicación y enorme tamaño no entraba dentro de sus planes de negocio”, explica en sus cuentas. Esa operación, según WRS, no ha supuesto “ningún ajuste fiscal por depreciación de la participación en ninguno de los ejercicios en la medida en que Singapur hasta el ejercicio 2013 ha sido considerado como un país o territorio calificado como paraíso fiscal y la norma fiscal expresamente establece su no deducibilidad”.
En, 2012 los socios de la empresa tuvieron que aportar otros 3 millones de euros en una nueva ampliación de capital y Casa Grande de Cartagena, la sociedad de inversiones de los Del Pino, pasó a controlar el 30,38% del accionariado, consolidando su primacía en el capital, frente al 25,3% de un año antes, tras convertir en acciones un préstamo participativo. A esa operación le siguió otra nueva ampliación hace cerca de un año por la que los socios aportaron otros 2,8 millones.
National Geographic tenía una opción de compra sobre un 5% del capital que ha decidido no ejecutar
La empresa, que cuenta con un capital desembolsado de 37 millones de euros, se había marcado un ambicioso plan de expansión cuando se incorporaron a su capital los Del Pino, en 2008. Entonces, se hablaba de abrir entre 300 y 400 tiendas en todo el mundo (entre 25 y 30 en España) a través de franquicia e, incluso, de una salida a Bolsa en un plazo de entre tres o cuatro años que, huelga decirlo, no se ha materializado.
De acuerdo con su web (la empresa no ha querido hacer ningún comentario), la red comercial de WRS se limita actualmente a sus establecimientos flagship en Londres y Madrid (esta última, en plena Gran Vía) y a tiendas de menor tamaño en los aeropuertos de Panamá, Roma y Sydney.
El grupo, además, ha visto cómo la National Geographic Society, que da nombre a la cadena de tiendas, rechazaba involucrarse en mayor medida a un proyecto intrínsecamente unido a su marca, ya que la centenaria ONG estadounidense tenía una opción de compra por un 5% del capital que vencía en diciembre de 2012 y que decidió no ejecutar.
Además, WRS tenía una alianza con el grupo turístico Barceló para abrir ‘corners’ en las agencias de viajes de la empresa balear que se ha disuelto, tras la liquidación de la sociedad conjunta Barceló-WRS Spain, completada el año pasado.
Todo apunta a que el cambio del equipo directivo que culminó en 2012 con el nombramiento de una nueva consejera delegada, María Luisa Selfa, no ha dado los resultados esperados. El despido de la anterior cúpula se saldó, además, con demandas en los tribunales de justicia por parte de dos de los ejecutivos despedidos, que reclamaban una indemnización a la empresa.