Leighton, el mayor grupo constructor de Australia y filial de ACS, está casi de liquidación, dada la rapidez con la que está procediendo a la venta de activos para reducir su elevado endeudamiento. Tras colocar en los últimos días su unidad John Holland a un grupo chino por cerca de 800 millones, ahora está a punto de cerrar el traspaso de su filial de servicios al fondo oportunista Apollo. A los mandos de tan agresivo plan se encuentra Marcelino Fernández Verdes, llamado a ser el sucesor de Florentino Pérez en ACS y que cuenta con poderosos motivos para tener prisa. En juego está un bonus cercano a los 17 millones.
Las noticias en torno a Leighton vuelan en el país situado en los antípodas, cuyos círculos empresariales asisten atónitos al desmantelamiento de la otrora todopoderosa constructora. La semana pasada, la compañía culminó la venta de su histórica filial John Holland, germen del grupo, a la china CCCC. Tras fracasar en su intento de vendérsela a Ferrovial, a la que pedía en torno a los 1.000 millones, Leighton terminó por deshacerse de ella por algo más de 750 millones.
En las últimas horas, negociaba con el fondo buitre Apollo para que adquiriese un porcentaje de su filial de servicios, en una carrera a la desesperada por reducir deuda, en línea con la que ACS sigue para recortar el endeudamiento del grupo, en la que se incluyen los intentos por vender su negocio de renovables y la amortización anticipada de los bonos convertibles en acciones de Iberdrola, con negativos efectos para la caja de la compañía.
El artífice del endiablado ritmo del programa de ventas de Leighton es Fernández Verdes, sobre el que recae todo el poder de la compañía al ostentar los cargos de presidente y consejero delegado de la empresa. El ejecutivo, que compatibiliza estos cargos con el de primer ejecutivo de Hochtief, filial alemana de ACS, cuenta con un poderoso incentivo consistente en 1,2 millones de opciones sobre acciones de Leighton en función de su comportamiento en Bolsa.
Reacción bursátil
Cada opción le permite anotarse la diferencia entre el precio que los títulos de la empresa oceánica marquen en marzo de 2016, cuando finaliza el plan y los 17,71 dólares que se establecieron como referencia, con un precio máximo de 32,29 dólares. De este modo, Fernández Verdes podrá embolsarse un máximo de 17 millones.
La reacción de los mercados no se ha hecho esperar cuando han empezado a desfilar las ventas. Desde mediados de octubre, cuando la operación de John Holland encaraba su recta final, los títulos de Leighton han subido un 15%. El mercado aguarda la respuesta de los inversores a la venta de la filial de servicios, toda vez que el regulador australiano suspendió la cotización de Leighton ante los insistentes rumores de la operación con Apollo, cuando el precio de la acción rozaba los 21 dólares.
La estrategia impuesta por ACS en Leighton y ejecutada por Fernández Verdes ha ocasionado un profundo malestar en Australia, donde se ha visto cómo una de sus empresas bandera se empequeñece a pasos agigantados. En este mismo año, ACS incrementó su participación en Leighton a través de Hochtief y Florentino Pérez situó en el consejo de la australiana a dos de sus hombres de máxima confianza: Pedro López Jiménez y José Luis del Valle, ambos consejeros de ACS y el segundo, además, sempiterno secretario del máximo órgano ejecutivo de la compañía.
En un intento por estrechar lazos con Australia, Pérez llevará el próximo verano al Real Madrid, que también preside, de gira por el país oceánico. Quizá para entonces estará más avanzado su relevo en ACS por Fernández Verdes, a quien el propio Florentino señaló como sucesor. O podría esperar hasta 2016 para que el ejecutivo asturiano pueda optar al jugoso bonus de Leighton.